No habrá tregua con Argentina
Sánchez explotará la tensión con Milei hasta el 9-J
Moncloa lleva la crisis diplomática con Argentina al juego político de la campaña de las elecciones europeas. Ven en ella la oportunidad de oro para volver al plebiscito de "Sánchez o el fin de la democracia". Su intención es no rebajar el pulso hasta que pasen las urnas.
Los portavoces del Gobierno ya han empezado a dejar ver por dónde van los tiros de la crisis diplomática abierta con Argentina. Salir al ataque, convirtiendo las declaraciones del presidente Javier Milei en un "asunto de Estado", que afecta incluso a "la soberanía nacional española". Moncloa ha ya movilizado a su ejército de portavoces, con el ministro Albares, omnipresente, como capitán general, para que éste sea el gancho que dé credibilidad al eslogan de que una vez más en estas elecciones europeas, cuya campaña empieza el próximo viernes, hay que elegir entre "Sánchez o el fin de la democracia". ¿La razón? Que la alternativa es la extrema derecha, sin distinción entre PP y Vox. El anclaje que ya les funcionó en las elecciones generales es el que ahora quieren utilizar para volver a despertar al voto de la izquierda que puede estar más desmovilizado y ser más desafecto hacia la gestión socialista. Vox vuelve a ser el elemento más eficaz para reagrupar el voto de la izquierda y dar oxígeno a Pedro Sánchez.
Esto exige mantener "caliente" la crisis, y la orden es no moverse de la posición ni apagar los motores del enfrentamiento con el Gobierno argentino, lo que da pie a pensar que se supeditan los intereses de Estado a los intereses de partido. Estos intereses de Estado afectan a la numerosa comunidad de españoles que residen en Argentina y a las empresas españolas que facturan allí. Con estos mimbres se puede explicar el ruido con el que Albares está gestionando el choque: que Milei se haya saltado todas las reglas que rigen en los canales diplomáticos, incluso que haya incurrido en una falta de educación, no debería eximir al Gobierno de España de seguir actuando conforme a esos códigos diplomáticos, y, desde el malestar, cumplir con su obligación de no echar fuego a la crisis para mantenerla bien caliente mientras dure la campaña europea. En lo que dependa del Ejecutivo español, no se buscará salida a la crisis hasta después del 9-J.
En resumen, gasolina y nueva pinza entre el PSOE y Vox para colocar en una situación incómoda al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, cuando las encuestas anuncian que los populares podrían doblar sus resultados el 9-J y que hay un crecimiento del centro derecha, que viene principalmente de su parte más moderada, ya que Vox está estancado.
En esta sobreactuación Moncloa ve el camino para romper la agenda política y colocar en aprietos al PP, de nuevo a causa de Vox y del temor que en el voto más moderado y de izquierdas provoca que se agite el fantasma de la extrema derecha. La nueva coyuntura ha obligado a Génova a improvisar sobre la marcha un argumentario que se sostiene en la idea de que el rechazo a lo que ha dicho Milei, subrayando que ellos nunca han acusado directamente de corrupción a la esposa del presidente del Gobierno, no da derecho a Moncloa a plantear este debate como una elección entre Sánchez o el presidente argentino, "porque los dos son lo mismo y representan la misma crispación". En todo caso, en su debate interno el PP sabe que tiene que andarse con cuidado porque un error en estos días lo pueden pagar muy caro, y los "cerebros" de la estrategia de Sánchez ya han demostrado que saben jugar bien sus cartas cuando llega una campaña.
✕
Accede a tu cuenta para comentar