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La reforma constitucional puede esperar

Rajoy rechaza cambiarla para «hacerse el simpático con quienes no lo son» y que el verdadero cambio se produce en Europa

La reforma constitucional puede esperar larazon

Rajoy rechaza cambiarla para «hacerse el simpático con quienes no lo son» y que el verdadero cambio se produce en Europa.

Otro año más de celebración del Día de la constitución con la siempre pendiente reforma que ayer volvió a quedarse en el aire en el Salón de los Pasos Perdidos. En el 39 aniversario de la Carta Magna, la campaña de las elecciones catalanas del 21-D y el devenir de sus candidatos estuvo muy presente en los corrillos, también el artículo 155 como símbolo y garante contra quienes se saltan la ley, el artículo que ha permitido convocar dichas elecciones.

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, se mostró dispuesto a hablar sobre la reforma, pero sólo si hay un amplio consenso y cuando exista «una idea clara de lo que hay que hacer». Y es que hablar de reformar sin saber qué se quiere reformar para Rajoy es «surrealista». Porque la filosofía de reformar por reformar y adaptarla al gusto de los que quieren liquidar España equivale a «hacerse el simpático con los que no lo son». Dejó claro que aunque está abierto a hablar sobre este asunto no va a aceptar «de ninguna manera que se rompa la soberanía nacional».

Destacó que la aplicación del artículo 155, un precepto «plenamente constitucional y democrático», ha servido para «defenderse» de los «ataques» de los separatistas en Cataluña a las «normas que rigen la convivencia».

En los múltiples corrillos que mantuvo durante una hora y media en la celebración del aniversario de la Constitución, Rajoy insistió en que la verdadera reforma de la Carta Magna es Europa con su proyecto de unidad entre los Estados y en todo lo que afecta a la vida diaria de los ciudadanos. Como ejemplo, citó la creación de los bonos para sostén del sistema bancario o la política de Defensa común, además de la constante transposición de directivas obligatorias para todos los parlamentos nacionales. Asimismo recordó que ya se ha reformado en dos ocasiones en el pasado y que entonces «había una idea clara de lo que había que hacer». Además, advirtió de que es «muy importante» que cualquier reforma se haga con un consenso «muy generalizado» como el de 1978. «Una Constitución por mayoría no se puede reformar. Eso es un disparate, ni aquí ni en ningún otro lugar del mundo», por lo que es «muy importante» que los grupos expongan públicamente qué quieren modificar. «A partir de ahí, estoy plenamente dispuesto a hablar, como siempre lo he estado», dijo. Lo que no aventuró es si será el año que viene, cuando se cumplen los 40 años de la Carta Magna, el año de la reforma. «Es difícil saber».

Por su parte, el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez apostó por que 2018 sea cuando se empiece a trabajar en la actualización de la Carta Magna, de la que hizo una lectura «positiva, pero también autocrítica». Se mostró convencido de que después de las elecciones catalanas el conjunto de las fuerzas políticas dará su brazo a torcer y se sumará a la comisión de evaluación del Estado autonómico impulsada por el PSOE en el Congreso y que considera antesala de dicha reforma.

Quien no ve ni mayorías ni «números» para reformarla es Podemos, que renuncia a incorporarse a la comisión sobre el modelo territorial que se pondrá en marcha en enero en el Congreso. Sin embargo, Pablo Iglesias pidió abrir un «gran diálogo de país» centrado en lograr un nuevo acuerdo social, un pacto territorial y un acuerdo frente a la corrupción, tres ejes que cree que deben sustentar el debate constitucional. Iglesias indicó que este debate «incumbe a toda la sociedad» y no se puede resolver con comisiones parlamentarias.

El líder de Cs, Albert Rivera, miró a las elecciones del 21-D e indicó que la Constitución «ahora más que nunca» «hay que aplicarla», como se quedó demostrado con la entrada en vigor del artículo 155 para garantizar la ley y el Estado democrático. Y recordó que en Cs «queremos reformarla de manera seria y rigurosa y actualizarla, pero no romperla».