Catilla-La Mancha
“¡Page, salva a España!”
El presidente de Castilla-La Mancha refuerza con el apoyo popular de la calle su posición política dentro del partido contraria a la amnistía
Cuando los políticos se pierden en el laberinto, no hay como salir a la calle, pisarla y escucharla. Para eso hay que querer, claro, no tener miedo y sentir, afinar el oído. Es lo que ha pasado recientemente en la Feria de Albacete, probablemente uno de los eventos festivos más populares de España, donde Page se dio un baño de multitudes en el único día que pudo pisarla.
El exponente máximo fue en la plaza de toros, viendo la sexta de abono programada para aquel día. En mitad del silencio de la tarde, alguien divisó en el tendido al presidente de la Junta. Emiliano García-Page suele ir a los toros y colocarse en cuarta o quinta fila, entre el público.
Pues bien, en ese escenario pudo escucharse nítidamente el grito de “¡Page, salva a España!” y buena parte de la plaza de toros de Albacete se puso a aplaudir de manera espontánea. Es la anécdota evidente de un caldo de cultivo en el que no se compran en esta tierra declaraciones como las de la portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, con terminología guerracivilista. Y eso que ella es de aquí y conoce la sensibilidad del territorio.
Pero Page no pasa por ahí. De hecho, el mismo día que pisó la Feria de Albacete censuró ese lenguaje extremo, si bien es cierto que también reconvino al ex presidente del Gobierno, José María Aznar, al asegurar que “está en su salsa”.
Fuensalida ve con mucha preocupación esa escalada verbal y subraya aquellas cuestiones que considera elementales. “El PSOE no se presentó a las elecciones del mes de julio con un programa de amnistía… Yo no lo vi por ningún lado”, no se cansa de decir el presidente de la Junta.
Las palabras de Emiliano García-Page coinciden en este sentido con la de otros socialistas del ala moderada y que han tenido relevancia a lo largo de la historia del partido, como Felipe González, Alfonso Guerra, Juan Alberto Belloch, Juan José Laborda, Rosa Conde o el propio Nicolás Redondo Terreros, expulsado esta misma semana del PSOE.
Sucede, claro, que el único que está en activo y ejerciendo plenamente sus funciones es el presidente de la Junta. Curiosamente Page, no es cuestión menor recordarlo, fue también el único barón socialista capaz de revalidar su mandato con mayoría absoluta. Precisamente por eso. Por alejarse al máximo de los postulados de Pedro Sánchez sobre la cuestión catalana.
Indultos y malversación
Aunque el PP siempre ha reprochado a Page que no actúa en consecuencia, puesto que sus diputados en el Congreso votan lo mismo que Pedro Sánchez, lo cierto es que sus posiciones políticas distan considerablemente de las del presidente del Gobierno. En ocasiones, podría decirse que están en las antípodas.
Sobre la cuestión del grupo parlamentario en la Cámara Baja, Page ha explicado en más de una ocasión que “ante todo soy un demócrata y respeto la posición mayoritaria de mi grupo, aunque esté en contra”. De hecho, ha rehuido siempre cualquier amago de transfuguismo en sus filas y ha aceptado su posición minoritaria en la actual conformación de los cuadros de mando socialistas. Sin embargo, si uno sale a la calle, las posiciones cambian de rango.
Y es que Page fue probablemente el dirigente político más duro en España cuando el Gobierno de Sánchez concedió los indultos a los condenados por el "procés". Recién vacunado entonces de la covid, argumentó en un "speech" dentro del mismo hospital contra la decisión del Ejecutivo de una manera concluyente y determinante. Bromea después asegurando que tal intervención le produjo una fiebre muy alta, cuando en realidad no era más que un pequeño efecto secundario de la vacuna.
Pero, sin duda, lo que la mayoría de los ciudadanos guarda todavía en la memoria y tiene grabada en la retina es su intervención en Ocaña, el día que se aprobó la modificación de los delitos de sedición y malversación. “Esto sí que es pasar a la Historia”, concluyó en una intervención que a los diez minutos ya estaba en Tik Tok. “Curiosamente, el teléfono no me sonó después ni para bien ni para mal, estuvo callado”, reconoció luego en alguna entrevista.
Aunque su coincidencia en el planteamiento político con postulados del PP pudiera incomodarlo, Page no renuncia a seguir diciendo lo que piensa en este momento crucial de la vida española. Está preocupado y no lo disimula.
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