Gobierno
Moncloa presiona para una investidura «exprés»
Marca el camino de la agenda del Rey y la ronda de contactos y enmarca las declaraciones de ERC y Junts a la retórica secesionista
AMoncloa le quema el calendario. Necesita una sesión de investidura exprés de Pedro Sánchez para no dar tiempo a que se caliente más el malestar interno dentro del PSOE y también para acortar el purgatorio para el hoy presidente en funciones. Porque por más que en el entorno de Sánchez disimulen la incomodidad y el desgaste que acompaña a la negociación de la amnistía, son plenamente conscientes de que pisan fango y de que cuanto más corto sea el camino, mejor.
Por eso, mientras el líder socialista ha asistido mudo al intento de investidura de Alberto Núñez Feijóo, desde su equipo de confianza han aprovechado esta semana la plaza parlamentaria, y la concentración mediática, para difundir la idea de que el pacto está cocinado y de que la investidura de Sánchez será inmediata una vez que este viernes se confirme el fracaso, por cuatro escaños, del intento de Alberto Núñez Feijóo.
Indirectamente, las presiones se dirigen hacia Zarzuela, de donde esperan que ya mañana, cuando la presidenta del Congreso, Francina Armengol, traslade al Rey el resultado de la votación de la investidura de Feijóó, haya una reacción pronta. Y que Su Majestad se apresure a convocar una nueva ronda de consultas la próxima semana, sin dilaciones. Para conjurar el riesgo de que no sea así, ya están animando, sobre todo por la vía de sus canales oficiales, a que se instale el relato de que Felipe VI encargará a Sánchez la investidura en cuestión de días.
Despejado este obstáculo institucional, Moncloa anticipa que todo puede estar listo para una investidura en la semana después de la celebración del 12 de octubre, Día de la Hispanidad. De manera que, según su argumentación, el panorama político esté despejado, a favor del hoy presidente en funciones, para el próximo día 31, cuando jura la Constitución la Princesa Leonor en el Congreso de los Diputados.
En la «fontanería» de Moncloa tienen claro que el tiempo juega en su contra: concede más margen a la resistencia interna, y también a una movilización cívica que asumen que acompañará a la conformación del nuevo Gobierno cuando se confirme el pacto con Carles Puigdemont. En cuanto a los movimientos de presión del lado soberanista, con ERC tomando la delantera en la exigencia del referéndum de autodeterminación, dando por amortizada la amnistía, e incluso coqueteando con la desobediencia desde la Presidencia del Parlamento catalán, todo es, según su análisis, ruido, que califican de retórica obligada del independentismo de cara a la galería, y que no tiene más trascendencia que el juego político con el que cada uno tiene que contentar a su parroquia.
En este caso, aderezado, además, con el pulso político y electoral que mantienen Puigdemont y Oriol Junqueras. Tan es así, que en Madrid valoran como factor sensible a manejar en la negociación el hecho de que Puigdemont «se levanta cada mañana pensando solo en cómo matar a Junqueras, y esta división hay que gestionarla con inteligencia para que juegue a nuestro favor».
Desde la otra parte contratante, Junts y los otros socios implicados en la negociación, se introducen matices en esta versión oficial que sale del círculo de confianza de Sánchez. Aclaran que decir que el pacto está hecho es mucho, pero sí es verdad, puntualizan, que «están en ello». Si Sánchez ha rehuido el cuerpo a cuerpo con el candidato del PP es porque ha tenido en cuenta que todo lo que dijese en la sesión plenaria para dar réplica a Feijóo iba a poder ser utilizado en su contra. No podía desmentir las acusaciones del líder popular sobre la amnistía, y a la vez tenia a sus socios observando con lupa cada uno de sus movimientos.
Desde el núcleo negociador también precisan, ante la agenda que está aireando Moncloa, que Sánchez debe tener en cuenta que le puede salir la investidura, pero que tiene que seguir recabando apoyos, «porque esto va de investidura, pero de legislatura también, y con una sola cosa no te vale». Añaden que «ahora en lo que tienen que acertar es en la amnistía, en ver cómo la presentan, y esto va a ser duro para los socialistas».
El viernes, cuando se cierre con la segunda votación la investidura fallida de Feijóo, salvo sorpresa, la derecha también empezará una nueva etapa. Ya están trabajando en sumar a la agitación cívica y en tensar el debate político para que a Moncloa no le sea fácil edulcorar el pacto con el expresidente de la Generalitat, que sigue reclamando la Justicia española. Feijóo sale fortalecido de su debate, pese a no haber conseguido los cuatro escaños que le faltaban, pero en la dirección socialista creen que la espantada del presidente en funciones en el debate parlamentario, y la visualización de su desaire a Feijóo, también le ha reforzado entre la militancia. Que es donde someterán a referendo el pacto con el independentismo.
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