Moncloa y el PSOE encapsulan su derrota en las urnas gallegas. El serio varapalo recibido es enmarcado únicamente en el ámbito territorial, según deslizan portavoces y ministros, y no puede extrapolarse una lectura nacional a consecuencia del debate de la amnistía. La perdida de arraigo electoral en favor del BNG también es minimizada.

El Ejecutivo traslada que la lectura de los resultados "tienen que hacerse estrictamente en clave territorial" y niegan que se haya tratado "de una segunda vuelta de nada". Según explicó la vicepresidenta primera, María Jesús Montero, el éxito del BNG se debe a que ha sabido erigirse "motor del cambio" y concentrar el voto de la izquierda, pero, esos votos recibidos por los nacionalistas, asegura que se trata de un voto "prestado" que regresará al PSOE gallego dentro de los cuatro próximos años.

Moncloa busca así rebajar la estrategia de los populares que se basa en impulsar la mayoría absoluta en Galicia de cara a un nuevo examen a nivel nacional entre Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo. Ante esto, el Gobierno cortocircuita esta posibilidad. "El presidente es Sánchez y el líder de la oposición es Feijóo. No ha cambiado esto y no va a cambiar", zanjó la ministra portavoz, Pilar Alegría. "Es importante hacer lecturas ceñidas al territorio", remarcó.

En el PSOE niegan la posibilidad de que el varapalo en las urnas pueda tener un efecto contagio de cara a las elecciones en el País Vasco que se celebrarán, presumiblemente, en el mes de abril. De hecho, ante el auge de los nacionalistas, los socialistas avisan. "El BNG no llega. El que puede ofrecer el cambio en Galicia es el PSOE", avisan.