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Y al séptimo día dimitió
Huerta abandona el Ministerio de Cultura tras destaparse un fraude a Hacienda. Se va sin hacer autocrítica y sintiéndose víctima de «un bombardeo para minar» al presidente.
Huerta abandona el Ministerio de Cultura tras destaparse un fraude a Hacienda. Se va sin hacer autocrítica y sintiéndose víctima de «un bombardeo para minar» al presidente.
De fichaje estrella a estrellado. Apenas una semana en el cargo. En 10 horas, Màxim Huerta ha pasado de ser ministro a dejar de serlo, o al menos a ostentar el título del más efímero de la democracia. Su fraude acreditado a Hacienda por valor de 218.332 euros, a través de una sociedad que constituyó en 2006 cuando trabajaba como presentador de televisión, ha dado al traste con su breve pertenencia al Gobierno de Pedro Sánchez, un «compromiso» que adquirió «convencido» e «ilusionando» y consciente del «peso de la responsabilidad» que suponía aparcar su «carrera, proyectos de futuro y vida familiar». Sin embargo, la etapa de Huerta al frente del Ministerio de Cultura y Deporte no ha sido «extravagante» por su pasado en un «medio que todos ven y demonizan» –como él mismo definió Telecinco–, si no por sus declaraciones previas a la asunción de la cartera y por su indigno final. En la última comparecencia del ya ex ministro no hubo ni rastro de humildad y, a pesar de estar visiblemente emocionado, no reconoció en ningún momento sus errores ni asumió su responsabilidad en los hechos que han propiciado su adiós. Huerta explotó el victimismo y se erigió en el blanco de los ataques para desestabilizar al Ejecutivo, un «bombardeo que busca minar el proyecto de regeneración de Sánchez». En su despedida, la cartelería todavía rezaba Ministerio de Educación, Cultura y Deporte. No ha dado tiempo a cambiarla.
«La inocencia no vale nada ante esta jauría». Esta frase de su comparecencia da la medida de la falta de autocrítica que primó en todo su discurso, una carencia que ya puso de manifiesto desde primera hora de la mañana. Huerta no pensaba dimitir y reconocía en sus nutridas intervenciones en los medios para justificar la polémica que no tenía «ningún conflicto moral». Pero la crisis ya estaba ahí y la trayectoria de Sánchez atajando cualquier comportamiento que suponga un reproche ético, también. De ahí que, al filo de las cinco de la tarde, ambos pactaran la decisión, una decisión que –según el propio Huerta– «hemos tomado» (utilizaba el plural), al tiempo que la calificaba de «autónoma». El ya ex ministro reconocía que daba un paso a un lado «pensando en la transparencia y la Cultura». En una comparecencia sin preguntas, Huerta intentó normalizar su fraude, señalando que se calificó como «una caza de brujas» del anterior Gobierno para los que no comulgaban con su ideología y repitió su inocencia en más de cuatro ocasiones. «He pagado esta multa dos veces, primero a Hacienda y otra vez ahora», destacó. Huerta justificó su marcha «porque amo la Cultura más que nada» y «porque la transparencia es necesaria incluso cuando no hay nada turbio». «Me voy para no partirme yo y para no se parta este proyecto», zanjó.
El fichaje de Màxim Huerta generó polémica casi desde su anuncio. El presidente se lo reservó hasta el final, fue el único ministro que no se filtró a la prensa, quizá anticipando la controversia. Nada más hacerse público, los ávidos tuiteros rescataron mensajes que comprometían al nuevo titular de Cultura y por los que tuvo que justificarse en su primera intervención tras el intercambio de carteras. En estos mensajes decía «odiar» el deporte, reconocía no practicarlo y también llamaba «puto independentista» al espontáneo Jimmy Jump que irrumpió en la actuación de Daniel Diges en Eurovisión en 2010. Ahora sus tuits han vuelto a saltar a la palestra. «Estar al día con Hacienda ya no se lleva», decía. En su breve hoja de servicios sólo figura haber acompañado al Rey Felipe VI a despedir a la selección española y a su malogrado entrenador, Julen Lopetegui; prodigarse por la Feria del Libro durante el fin de semana y acudir a la final de Roland Garros para asistir a la undécima victoria de Rafael Nadal.
Aunque en su tiempo en funciones hayan primado los eventos deportivos, Huerta no dedicó ayer ninguna palabra al deporte y se limitó a recordar y reivindicar su compromiso con la Cultura, al que dice, seguirá ligado también fuera del Ministerio.
Despedida en Twitter
El saliente ministro de Cultura y Deporte, Màxim Huerta, ha publicado en su cuenta oficial de Twitter una imagen de espaldas en la que sale con su madre, ambos abandonando una de las que parece ser una de las salas del Ministerio de Cultura donde ha anunciado su dimisión.
A la imagen de los dos de espaldas, acompaña el texto: "Para defender aquello que más amas, a veces, es necesario retirarse".