Entrevista

Jesús de la Morena, excomisario de información: "Si hubiéramos sumado todas las sinergias que teníamos, podríamos haber acabado antes con ETA"

Logró formar un equipo de inteligencia en la Policía Nacional que asestó el mayor golpe al "patio trasero" de la banda terrorista ETA

El excomisario de la Policía Nacional, Jesús de la Morena.
El excomisario de la Policía Nacional, Jesús de la Morena. Gonzalo Pérez La Razón

Le da un valor relevante al equipo, a todos aquellos hombres y mujeres que le dijeron que sí para lograr armar un proyecto con el que asestar desde el ámbito de la Policía Nacional el golpe certero a las estructuras de apoyo de la banda terrorista. En «El patio trasero de ETA» (Almuzara) relata junto al periodista Pablo Muñoz lo que supuso esa nueva estrategia policial. Cuando le nombran Comisario General asegura que uno de sus primeros objetivos fue suprimir las barreras territoriales entre las unidades de información, sobre todo las centrales y periféricas, conformando un servicio de información "único" y concentrar toda la información «viva» (investigaciones), para un análisis conjunto y una distribución más adecuada.

¿Qué hay en el patio trasero de ETA?

En el patio trasero de ETA se desarrolla lo que era la verdadera retaguardia de la banda, que unida a la tradicional vanguardia armada, iba a permitir desarrollar una estrategia integral. Hasta ese momento, solo se había actuado contra la segunda.

En 1994 cuando me incorpore a los servicios de información para crear una nueva Unidad de Análisis/Inteligencia, nos preguntábamos por cómo era posible que tras los numerosos golpes policiales tras más de 26 años neutralizando comandos y responsables de los diferentes aparatos (político, militar y logístico), lograsen regenerarse una y otra vez y mantener su gran capacidad militar. Pensábamos que tenía que haber algo más, y contrastándolo con el modelo de las organizaciones criminales al más alto nivel, nos preguntábamos donde estaban esas estructuras de apoyo, de regeneración y de cofinanciación.

El análisis desde esa perspectiva de la documentación intervenida en las principales operaciones policiales desde el nacimiento de ETA, nos iba a dar parte de esas claves, particularmente cuando vimos el papel central que desarrollaba una nueva organización ad hoc creada por ETA a principios de los años 90, KAS (no la antaño coordinadora del mismo nombre), cuyos miembros actuaban como delegados de ETA y estaban incardinado en el resto de organizaciones de la órbita etarra a modo de columna vertebral del sistema criminal ideado por ETA.

¿Porqué surge esa nueva estructura? ¿Cómo se complementaban?

Surge de la necesidad que tenía ETA de reforzar el apoyo de esas otras organizaciones para sobrevivir, y así salir de la crisis político militar que había sufrido como consecuencia de las disidencias con Hasi a finales de la década de los 80, su principal referencia política entre las estructuras de apoyo, y las detenciones de su cúpula en Bidart en 1992. La complementación aparte de las importantes funciones ya referidas para la supervivencia de ETA, tendrían un claro ejemplo en la extensión de la violencia a partir de 1994 cuando ponen en marcha la denominada estrategia de socialización del sufrimiento, en el que ETA se reserva las acciones terroristas de gran impacto (intentos de atentados contra el rey Juan Carlos I, el líder de la oposición José María Aznar, asesinatos de Gregorio Ordóñez, Fernando Buesa o secuestro y asesinato de Miguel Ángel Blanco..) y KAS con su adalid Jarrai lanza a un gran número de jóvenes radicales a llevar a cabo una especie de «guerra popular» con un, sin parangón, número de acciones de violencia terrorista complementaria denominada kale borroka. Y por supuesto, tratando de hacer factible desde un punto de vista estratégico el lema Bietan Jarrai de su anagrama, «caminando en las dos, la vía política y la militar».

¿Qué fue lo que les llevo a actuar contra los responsables de la Kale Borroka?

A decir verdad, porque en esos momentos teníamos muy poca capacidad para actuar contra los que considerábamos sus hermanos mayores, los integrantes de los comandos que llevaban a cabo los mayores atentados y asesinatos; y, por otra parte, se tenía que intentar frenar también ese tipo de violencia criminal, y sobre todo pensábamos que era un elemento esencial, por su vinculación a KAS/ Jarrai, de ese «patio trasero», que con el tiempo nos podía llevar a otras estancias del edificio, la vanguardia armada, como así iba a suceder.

¿La competencia entre las distintas Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, fue un obstáculo para la lucha contra ETA?

No sé si un obstáculo, pero desde luego yo siempre lo vi más negativo que positivo, aunque algunos en su momento pensasen lo contrario. Cuando empezamos en 1996 nuestra capacidad era bastante reducida y la enfocamos a unos objetivos que se consideraban de «segunda categoría», los responsables de la Kale Borroka y los integrantes de KAS -columna vertebral-, hasta el punto que ni siquiera los propios policías querían trabajar. La Guardia Civil estaba situada en otros estándares, y más en Francia, donde nuestra presencia era limitada, por lo que eran difíciles las interferencias.

No obstante, cuando tiempo después, la Policía aumentó en muchos enteros su capacidad, tanto contra la vanguardia como la retaguardia, Francia incluida, si hubo algunas interferencias y/o descoordinación, pero para mí, que he sido siempre partidario de sumar, lo importante y a la vez triste, es el pensar que si se hubiesen sumado todas las sinergias que teníamos, es posible que hubiésemos acabado con ETA años antes.

¿Cómo le hubiese gustado reestructurar los servicios de información del Estado?

Bueno puestos a soñar, y en relación a lo anterior, a principios del nuevo siglo realicé una propuesta al ministro del Interior, en base a los retos, necesidades y estructuras de seguridad/inteligencia de los países más desarrollados, que trascienden de la lucha antiterrorista, para crear un Servicio de Seguridad Interior en base a Policía y Guardia Civil, y un Servicio Secreto Exterior a cargo del CNI, pero 22 o 23 años después creo que se ha evolucionado poco.

¿Qué puede suponer la salida de la cárcel de sanguinarios terroristas tras beneficiarse de la nueva norma aprobada recientemente en el Congreso?

Al margen de una nueva dosis de dolor para las víctimas, sinceramente, no lo sé.

¿Qué significó atacar a la rama política de ETA? Ahora que están en las instituciones, ¿se ha preguntado para que sirvió tanto trabajo?

Significó muchas cosas; una de ellas, demostrar que la rama política estaba al servicio de ETA a través de sus delegados de KAS. Otra, que formaba parte y hacía posible el desarrollo de la estrategia político militar representado en el Bietan Jarrai de su anagrama, y que se situaba también en ese patio trasero a modo de retaguardia con las funciones de apoyo ya reseñadas, y contribuyó a aislar a ETA y mandar el mensaje de que con violencia no hay política.

Respecto a su presencia en las instituciones, es el objetivo que siempre persiguieron todos los gobiernos, y sus objetivos políticos se deben desarrollar en un contexto político, al margen de cualquier violencia. Otra cosa distinta es que intenten blanquear la historia y ponernos a todos al mismo nivel.

¿Le preocupa que vuelvan a la calle esos presos sanguinarios que detuvieron y costaron tantas vidas sin cumplir sus condenas?

Me preocupa que las dos fuerzas políticas con opción a gobernar en nuestro país, no se pongan de acuerdo en un asunto de esa trascendencia en la interpretación del cumplimiento o no de las condenas, y también que pueda tener el más mínimo beneficio quien no da la más mínima señal de arrepentimiento y petición de perdón a las víctimas.

¿Qué supuso que los terroristas tuvieran una concepción marxista y lo apuntaran todo?

Fue la vía de entrada a ese patio trasero. Supimos y pudimos sustentar documentalmente ante la Audiencia Nacional cómo funcionaban, se regeneraban, se cofinanciaban, la importancia de los responsables de la kale borroka, y también penetrar en la vanguardia armada.

Tenía mucha importancia el apoyo de una parte de la sociedad vasca. Bajo su experiencia, ¿cree que se pueden rearmar?

Desde luego es difícil dar una respuesta categórica, pero en contra de esa posibilidad estaría entre otras cuestiones, que ETA cuando se disuelve en el 2018 señala que particularmente lo hace porque le ha abandonado su base social, a la que, por cierto ha fagocitado y quemado para subsistir y, por otra parte, creo que las experiencias vividas les han dejado meridianamente claro que la política y cualquier objetivo político es incompatible con la violencia.

Dice que uno de los motivos de este libro es evitar la política de blanqueamiento. ¿Cómo cree que contribuye a ello?

Tratando de reflejar donde estuvimos unos y donde estuvieron otros, y que sobre todo las generaciones jóvenes que no tienen conocimiento de lo que paso, sepan qué es lo que hacía ETA, que asesino a 853 personas e hirió de gravedad a más de 2000.

¿Cuál fue el golpe que lo cambió todo?

Creo que es un error, reconociendo lógicamente la mayor importancia de algunas acciones contra terroristas, señalar una acción policial como determinante. En el libro se señala, bajo el epígrafe la «madre de todas las batallas», la respuesta policial que se da a la ofensiva terrorista tras las negociaciones de Lizarra, con cerca de 40 comandos cometiendo atentados y asesinatos, y que acontece entre los años 2000 y 2003 como el resultado de ese cambio que supuso la crisis irreversible de ETA y todo su entramado. Y es consecuencia de que la Policía junto a Guardia Civil y CNI van a actuar con una frecuencia desconocida y de manera simultánea contra los cuatro pilares en los que se sustentaba ETA, la vanguardia y la retaguardia, lo que les va a impedir para siempre regenerarse y entrar en barrena.

¿Qué consiguieron con las negociaciones?

Yo creo que nada. Había un objetivo común aparte de las expectativas que siempre genera cualquier negociación, el factor tiempo, que les interesaba a ellos y al Gobierno. Pero como había sucedido siempre, en un momento determinado pensaron que ese tiempo les estaba perjudicando más que favoreciendo y decidieron romperlo mediante nuevos atentados.

¿Quién termina con ETA?

En la derrota de una organización terrorista que durante mas de 40 años comete numerosos atentados y asesinatos, lógicamente participan todos los gobiernos de ese periodo, la sociedad, el ejemplo permanente de las víctimas, y particularmente, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y el CNI, junto a jueces y fiscales.

¿Qué papel jugaron las víctimas?

Sin duda, un papel muy importante. Nos recordaban cada día lo que había acontecido, lo que estaba sucediendo y lo que teníamos que hacer para evitarlo, acabando con la organización terrorista.