El PSOE y el Gobierno se centran en el relato ante el fracaso de la negociación. Los altavoces oficiales de ambos núcleos irradiadores del socialismo han optado por abandonar el sigilo de las conversaciones privadas y han pasado a exacerbar los ánimos en público. La estrategia es clara, cuando ya no hay margen para avanzar en la mesa de negociación es momento de abonar el discurso para justificar o aminorar el impacto de la derrota. El jueves, el Congreso de los Diputados volverá a votar el mismo techo de gasto que tumbó en julio y el resultado se anticipa idéntico. Por ello, desde hace días, la pérdida de una nueva votación se intenta vender desde Moncloa no como un nuevo varapalo para el Gobierno, sino como un menoscabo de recursos para las comunidades autónomas y los ayuntamientos, que dejarán de ingresar del entorno de 12.000 millones de euros.

Una delegación del PSOE se reunió este fin de semana con Carles Puigdemont en Suiza para intentar reconducir la relación o, al menos, saber a qué se enfrentan en las próximas semanas. El resultado de la cita, que desde Ferraz tratan de encuadrar en la normalidad, no fue positivo para los intereses socialistas, que ya dan por hecho el "no" de Junts al techo de gasto, tal como la propia formación política había confirmado previamente. En esta coyuntura, en Ferraz ya se enfocan en cargar las tintas de la presumible derrota sobre el PP, que tampoco apoyará la senda de estabilidad, en lugar de sobre sus socios. "Si el PP vota en contra, el Gobierno perderá la votación, pero el sr. Fejióo perderá cualquier oportunidad, por pequeña que sea, de presentarse como un hombre de Estado", aseguró la portavoz socialista, Esther Peña, que dedicó todo un rosario de descalificaciones al líder de la oposición, al que calificó, entre otras lindezas de "mediocre" o "líder menguante", incompatibles con la mano tendida para negociar.

Los socialistas endosan la responsabilidad de su derrota al PP y la necesidad de Feijóo de demostrar que "es un líder de verdad", en lugar de a la debilidad de su mayoría y a la inconsistencia de sus socios. Una muestra del pesimismo con el que enfrentan los próximos días. Fuentes socialistas confirman que dan por perdida la votación y que no se está negociando nada con Junts, "los contactos están al nivel del resto de grupos". Sin embargo, entienden que un rechazo este jueves no implica necesariamente que se vayan a tumbar también los Presupuestos. "Últimamente hay decisiones que no tienen un hilo conductor", reconocen en la dirección federal, para mantener viva la expectativa de alumbrar unas cuentas públicas en el medio plazo.