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Elecciones andaluzas
Entre el adelanto electoral y la moción
La retirada del apoyo de IU y UPyD al PSOE vuelve a convertir Asturias en un rompecabezas. Los socialistas, liderados por el actual presidente, Javier Fernández, se ven obligados a gobernar en minoría, ya que cuentan con 17 diputados y la mayoría absoluta del Parlamento asturiano se sitúa en 23 asientos. Enfrente tendrán a sus ya ex socios IU y UPyD, que cuentan con cinco diputados y uno, respectivamente, y a las formaciones conservadoras Foro Asturias (doce diputados) y PP (diez diputados). La composición actual es fruto de las elecciones de marzo de 2012, que fueron convocadas de forma abrupta por el entonces presidente, el líder de Foro Asturias, Francisco Álvarez-Cascos, que apenas llevaba seis meses al frente del Principado pero se vio sin margen de maniobra al no poder sacar adelante sus presupuestos –tenía 16 diputados, frente a los 15 del PSOE, los diez del PP y los cuatro de IU–.
Tras los comicios de marzo del año pasado, UPyD entró en la Cámara asturiana con un diputado, Ignacio Prendes, que a la postre iba a ser la clave. Dada la situación, PSOE e IU parecían socios naturales, al igual que Foro y PP. Ambas combinaciones sumaban 22 diputados, quedándose a uno de la mayoría absoluta y, de esta forma, el diputado número 45, el de UPyD, se convertía en la pieza clave para encajar el puzle. En principio, la formación magenta no descartaba ningún escenario, aunque Prendes reconoció que los socialistas «habían trabajado más». Tras una reunión fallida con el socialista Fernández, mantuvo un encuentro con Álvarez-Cascos, aunque no le convenció lo que éste le ofreció. Pocos días después, alcanzó un acuerdo básico con el PSOE, que incluía como exigencia fundamental modificar la ley electoral asturiana. Una semana después, el socialista Fernández fue investido presidente con los votos de los suyos, de IU y de UPyD y con la abstención de Foro y PP, ya que el Reglamento de la Cámara asturiana no permite votar en contra.
Ahora, vuelve la incertidumbre. Se podría dar el caso de que, incapaz de aprobar los nuevos presupuestos, Fernández convocase nuevas elecciones y los asturianos tuvieran que votar por tercera vez en apenas tres años y medio. También podría llegar a plantearse una moción de censura. De acuerdo con el Reglamento, ésta tendría que ser propuesta por, al menos, un 15% de los miembros de la Cámara en escrito motivado dirigido a la Mesa y tendría que incluir un candidato a presidente. Por tanto, bastaría con que siete diputados la planteasen. Luego, la mesa la estudiaría y la admitiría a trámite si cumple los requisitos antes especificados. Durante los dos días posteriores podrían presentarse otras mociones alternativas. Después, se procedería al debate de la moción –o mociones–, que debería continuar hasta la votación. La votación se efectuaría de forma pública y por llamamiento, una vez que hubiesen pasado, al menos, cinco días desde la presentación de la moción de censura originaria. La aprobación de una moción de censura requeriría, «en todo caso, el voto favorable de la mayoría absoluta de los miembros del Parlamento», según el Reglamento, es decir, 23 votos. Los mismos que podrían sumar, en caso de ponerse de acuerdo Foro, el PP y UPyD. Eso sí, ¿quién sería su candidato? ¿El líder de Foro, Francisco Álvarez- Cascos? ¿La popular Mercedes Fernández? ¿El propio Prendes?
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