Videos
El «milagro» electoral de Sánchez
En el sondeo del CIS a cargo del nuevo presidente socialista, realizado cuando Casado aún no era candidato, el PSOE obtendría casi un 30% en intención de voto, 7,2 puntos por encima del sondeo de abril, y sacaría 9,5 puntos a PP y Cs
En el sondeo del CIS a cargo del nuevo presidente socialista, realizado cuando Casado aún no era candidato, el PSOE obtendría casi un 30% en intención de voto, 7,2 puntos por encima del sondeo de abril, y sacaría 9,5 puntos a PP y Cs.
Si se confiara a ciegas en los resultados del CIS, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, podría convocar elecciones para hacer callar a los que se cuestionan que consiga agotar la legislatura: según el último barómetro dependiente del Ministerio de Presidencia elaborado en julio, el líder del Ejecutivo habría logrado situar a su partido como primera fuerza política, algo que no se consigue desde 2009: ganaría los comicios generales rozando un nada despreciable 30% en la estimación de voto –un 29,9% exacto–, lo que significa que estaría 9,5 puntos por encima del PP, que desciende a segunda fuerza con un 20,4%, empatado con Ciudadanos. Unidos Podemos se acomodaría en la cuarta posición que lleva ocupando tanto en las generales de 2016 como en el sondeo electoral del CIS del pasado mes de abril, pero baja en intención de voto con un 15,6%.
Este sondeo nacional se realizó entre el 1 y el 10 de julio, un mes después de que el 2 de junio Pedro Sánchez prometiera su cargo de presidente del Gobierno ante Felipe VI, y con el recién nombrado presidente del CIS, José Félix Tezanos, quien pidiera ser suspendido de la Ejecutiva del PSOE en la que era responsable de Estudios y Programas después de las críticas recibidas por los partidos de la oposición ante el temor de que se politizara el barómetro de intención de voto más importante de España. En el periodo en que se ha realizado el sondeo aún no se habían producido hechos significativos como el que sus propios socios de moción tumbaran el techo de gasto, la crisis migratoria o la propiciada por la renovación del Consejo de RTVE. Y tampoco, a efectos de los datos del PP en este pronóstico electoral, los resultados del Congreso Extraordinario del partido por el que Pablo Casado se erigió vencedor en las primarias y, por tanto, candidato a ocupar La Moncloa. En aquel entonces, el PP se encontraba inmerso en un proceso de reestructuración interna sin un programa de partido manifiesto.
Según este cuadro, en dos años el escenario político habría cambiado rotundamente. Si en las elecciones de junio de 2016 el PP, con Mariano Rajoy como candidato, obtuvo el 33% de voto, en unos comicios inmediatos bajaría 12,6 puntos. Unidos Podemos también habría perdido un significativo número de votantes que sumarían 5,5 puntos menos del que aunó hace dos años. Serían PSOE y Cs los «afortunados» siguiendo este barómetro, ya que Sánchez habría conseguido para su partido 7,2 puntos arriba del 22,7% de entonces, una décima menos que Cs en intención de voto respecto a su 13,1% de las anteriores generales.
Hace tres meses, en el último barómetro del CIS con el Gobierno del PP y sin que hubiera amenaza de moción de censura en el horizonte, el PSOE obtuvo unos resultados similares a los de los comicios de 2016, un 22%, mientras que el PP perdió 9 puntos con un 24%, el partido de Iglesias se mantenía relativamente estable 1,5 puntos abajo y era la formación de Rivera la que presentaba una gran mejora, con 9,3 puntos de aumento al hacerse con un 22,4%. Es decir, que ciñéndose a estos últimos resultados, Cs continuaría con su tendencia alcista y PP y Unidos Podemos desviando su voto, mientras que el partido del Gobierno daría, un mes después de la llegada de Sánchez dadas las fechas en que se pulsó a la opinión pública, el salto de ser tercera fuerza a presidir el podio electoral y arrancando una gran distancia a las tres grandes fuerzas restantes. Dado que el presidente del Gobierno ha llegado a La Moncloa sin unas elecciones de por medio, si no mediante apoyo parlamentario en su órdago al anterior Gobierno, sólo cabe comparar los positivos resultados que le augura el CIS con los resultados cosechados en 2015 y 2016: 90 y 85 respectivamente, los más bajos en la historia del partido. Sánchez habría incluso conseguido este resultado mejorando a su antecesor, Alfredo Pérez Rubalcaba, que en 2011 se hizo con el 28,76% de la intención de voto.
En cuanto a la política de pactos barajable con estos resultados sobre la mesa, la pinza PP/Ciudadanos se haría con un 40,8% de los sufragios, mientras que la izquierdista PSOE/Unidos Podemos se antepondría con un 45,5% de los sufragios. Esto daría la vuelta a la avanzada que auguraba el barómetro de abril para el sector de centro derecha con un 46,9%, frente al 41,6% del frente de izquierdas. Este barómetro supone también la recuperación del bipartidismo, ya que la suma entre el PP y el PSOE alcanza el 50,1%, un remonte respecto al 46% del barómetro de abril y que quedaría por encima de un posible pacto PSOE/Unidos Podemos.
En cuanto a los partidos secesionistas catalanes, socios de Gobierno de Sánchez, presentan notorias diferencias. Mientras que ERC mantiene su tendencia alcista desde el 2,6% de los comicios de 2016 y el 3% del sondeo de abril haciéndose con un 3,9% de la intención de voto, el PDeCAT , que en los comicios 2016 bajo las siglas de CDC obtuvo el 1,7% y subió a un 2% en el CIS de abril, volvería a retroceder con un 2,3% de la intención de voto. En cuanto a otro socio de investidura, el PNV, se mantendría en la línea habitual: 1,2%, 1,3%, 1,2%.
En la encuesta electoral queda claro que la gran nota del PSOE se debe a la positiva valoración que el electorado socialista hace de su secretario general, que se convierte en el segundo líder mejor valorado con un 4,4 de puntuación por debajo del 4,5 de Joan Baldoví (Compromís), el 3,9 de Alberto Garzón (IU), el 3,35 de Albert Rivera (Cs) y el lejano 2,9 de Pablo Iglesias. Pablo Casado aún no figuraba en este sondeo electoral.