Congreso
Bildu y PNV presionan a Junts para salvar la legislatura
El ambiente es pesimista y los socios ya no garantizan la continuidad de Sánchez: «Va a ser agónico», vaticinan
El Gobierno se niega a dar por perdido al bloque de investidura para evitar dar alas a la derecha y reconocer que no cuenta con el respaldo del Congreso. Sin embargo, sus socios ahora –más que nunca– se abonan al pesimismo.
Tanto el Gobierno de coalición como el bloque de investidura siempre ha tenido presente que las elecciones del 23J derivaron en un hemiciclo muy complejo donde el diálogo y el acuerdo debían ser las máximas ante una composición plural y, sobre todo, ante una mayoría de derechas que, a su vez, dieron los votos a Pedro Sánchez –PNV y Junts–. Con estos mimbres, el Ejecutivo buscó amasar una mayoría progresista que esta legislatura se ha demostrado muy débil. Hasta 35 derrotas parlamentarias ha sufrido Pedro Sánchez en este primer año y este jueves, con la senda de déficit, se espera otra nueva, salvo sorpresa.
El Ejecutivo traslada mensajes de serenidad ante la ajustada aritmética parlamentaria que la pasada semana volvió a pegar un revolcón al Gobierno. Junts propició una nueva derrota al tumbar una proposición de ley de Sumar que pretendía regular los alquileres de temporada. El ambiente, en los últimos meses, se ha vuelto irrespirable en el Congreso y ello hace que cada vez sean más las voces de los aliados que se desahogan al asegurar que la situación es «insostenible» a la hora de tratar de sacar adelante la legislatura. «Sabíamos que era complicado, más que en la anterior, pero no que íbamos a trabajar con un partido a la contra cuando se trata de iniciativas para mejorar la vida de la gente», lamenta una fuente en el Congreso, muy enfadada con el voto en contra de Junts, un movimiento que encuadra en un intento de hacer valer sus siete votos, es decir, de demostrar a Pedro Sánchez que son quienes «tienen la sartén por el mango».
La sensación que recorre el hemiciclo es de hastío, según puede comprobarse al hablar con varios diputados del bloque de investidura, quienes ya prefieren no quemarse, es decir, no defender a capa y espada la durabilidad de la legislatura. «El camino va a ser agónico para el Gobierno», vaticinan desde Podemos, donde echan la culpa a Sánchez. «Es incapaz de articular una mayoría democrática y plurinacional», censuran.
En el bando menos pesimista se encuentran PNV y Bildu, que buscan trabajar para que la legislatura dure porque si bien dudan del poder de convicción en estos momentos del Gobierno respecto a Junts, no ven otra mayoría alternativa a la de Sánchez. Así se explican en el PNV, donde tienden la mano para seguir trabajando. El objetivo de los aliados más leales es el de presionar a Junts y atarle al bloque progresista, para que no deje caer al Gobierno. El propio lendakari, Imanol Pradales, hizo un llamamiento esta semana para «intentar favorecer» que el Ejecutivo tenga «estabilidad». Su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, también mostró su apoyo al Gobierno, mientras que desde Bildu piden «voluntad» a los aliados para seguir adelante. «Sabiendo que está complicado, todos debemos tener voluntad de que la legislatura siga adelante: esa es nuestra responsabilidad y lo intentaremos», dijo Mertxe Aizpirua.
En el Gobierno niegan que la legislatura sea más difícil que la anterior, a la vez que tratan de imprimir seguridad, al defender que la mayoría de investidura sigue en pie y que tratará de amarrar a Junts con los Presupuestos. «Lo importante lo sacamos», asegura una fuente en el Gobierno. En Moncloa buscan desdramatizar la situación, no dan a Junts por perdido y niegan una pinza solvente con PP y Vox de aquí a finales de legislatura.
En el ala minoritaria del Gobierno explican que así es muy difícil sostener el trabajo parlamentario. Siempre, lamentan, pendiente de Puigdemont. «Cada poco tiempo busca dar una bofetada al Gobierno», se sincera una fuente. Hay voces que también ponen fecha a la reactivación de la legislatura. Principios del año que viene, debido a la influencia que van a tener los congresos de ERC y Junts en el devenir de la política.
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