Relevo en el PP
Andrea Levy, la cosmopolita patriótica
Tenía mucho que perder y poco que ganar después de tres años en el escaparate nacional. Desde esa perspectiva, la de sus intereses o los del PP, es evidente que Andrea Levy ha demostrado unas convicciones puestas al servicio de un proyecto de país. Porque la ex vicesecretaria general de Estudios y Programas no ha necesitado el incentivo del proceso de primarias en su partido para apostar por una nueva etapa al frente de su organización. Ya lo había hecho antes. Ella está integrada en el ala intelectual y cosmopolita del PP, representa a esa Barcelona con proyección internacional superadora de los nacionalismos. Y por otro, encaja bien con la visión del nuevo líder popular de hacer un partido más moderno, abierto y seductor, comunicativo, cercano con la gente y con sus militantes, pero sin renunciar a sus valores.
Levy ha tenido la habilidad de avanzar. Primero, junto a Alicia Sánchez-Camacho, que la llevó a la dirección del PP de Cataluña en el congreso de 2012. Y luego, de la mano de Jorge Moragas, a la vera del propio Mariano Rajoy como uno de los rostros jóvenes de la cúpula nacional. Pablo Casado, con quien tantas horas ha compartido en Génova, le ha ofrecido ahora la ocasión de desarrollar su compromiso con la vida pública en una defensa desacomplejada y firme de España ante la amenaza de ruptura de su integridad territorial y de su soberanía nacional. Y, frente a ese desafío secesionista, Levy se ha negado a quedarse en el limbo de las medias tintas.
Crecida en las tertulias de Catalunya Ràdio, tiene interiorizado el pensamiento de esa ciudadanía que se concertó en la calle contra los irresponsables órdagos independentistas y contra el daño que han causado, no solo al prestigio de las instituciones catalanas, sino a la economía con la fuga de empresas y a la sociedad en su conjunto, fracturándola. Licenciada en Derecho por la Universidad de Barcelona y diplomada en Relaciones Internacionales y Protocolo por la Escuela Internacional de Protocolo de la Pompeu Fabra, Andrea Levy hizo suyo el desahogo del constitucionalismo ante un 155 que se evidenció como «blando». La pretensión de Mariano Rajoy, concertada con Pedro Sánchez y Albert Rivera, fue evitar una sensación de ocupación de la Generalitat de Cataluña y una revolución en la calle de los enemigos del Estado. Nada de eso hubo, y Levy, como otros en el PPC, vieron en la prudencia de su Gobierno una oportunidad perdida de restablecer la legalidad en la comunidad autónoma con todas sus consecuencias.
Detractores en sus filas, como cualquier joven con recorrido que llega a altas responsabilidades, Levy también los tiene. Le han afeado gastar más energías en cultivar su imagen en actos y platós que en aplicarse activamente al trabajo de despacho o en las comisiones del Parlamento catalán. Sea como fuere, va a formar parte de una etapa en la que, con Pablo Casado al frente, la conciencia patriótica se despereza en el Partido Popular. Muestra de ello es el inicio de su mandato en Barcelona, donde celebrará este jueves su primer Comité Ejecutivo Nacional. Es un mensaje inequívoco: ya es hora de dar la batalla por el constitucionalismo ante una militancia que se ha sentido abandonada durante el proceso secesionista.
Casado lo hará, de la mano de Levy, junto a nombres catalanes de peso, como Xabier García Albiol, deseoso de ser relevado al frente del PPC; Alejandro Fernández, que cuenta con un gran respaldo interno; Esperanza García y, cómo no, Dolors Montserrat, quien concita el mayor consenso para tomar las riendas de una formación que necesita ser revivida cuando antes. El PP de Cataluña es una urgencia.