«Hace un año te expresé mi voluntad y deseo de dejar de desarrollar actividades institucionales. Ahora, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España». Con estas palabras, hace dos años, Don Juan Carlos I abandonó España y se marchó a los Emiratos Árabes Unidos. Tanto Zarzuela como Moncloa creyeron que lo mejor para preservar la Institución era que se distanciara de Felipe VI, que meses antes ya había renunciado a la herencia de su padre y le había retirado su asignación económica. Por sorpresa se instaló en Abu Dabi, a más de 7.000 kilómetros de distancia del país que reinó durante 39 años.

Dos años después, el grueso de las causas contra Don Juan Carlos I están archivadas. Fue en el mes de marzo de este año cuando el posible recorrido judicial sobre sus cuentas terminó después de que la Fiscalía diera carpetazo a las diligencias abiertas basándose en su inviolabilidad, la prescripción de determinados hechos y las regularizaciones tributarias que llevó a cabo. Con la investigación de la Fiscalía suiza también archivada desde diciembre de 2021, Don Juan Carlos solo mantiene una causa abierta por la Justicia de Reino Unido sobre un presunto acoso y hostigamiento desde 2012 a 2020 a su examiga Corinna.

Con su horizonte judicial allanado, es sabido que Don Juan Carlos I quiere volver a España, un deseo que a día de hoy está lejos de materializarse. Cada vez que se le pregunta al Gobierno sobre este asunto –dada la avanzada edad del exjefe del Estado, que cumplirá 85 años el próximo enero– la respuesta es la misma: reprobar y pedir explicaciones a Don Juan Carlos I y alabar a Felipe VI. De hecho, el pasado martes, al finalizar el tradicional despacho con el actual Monarca, el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, zanjó el asunto asegurando, que «no le corresponde al Gobierno» decidir cuándo Juan Carlos I retornará a España de manera definitiva, dejando ver que es una cuestión que atañe a Zarzuela.

Desde el Partido Popular, ayer se refirieron a este asunto y señalaron que «es una cuestión, la de su domicilio, que es él el que debe decidir y nosotros no tenemos sinceramente nada más que decir al respecto, tan solo nuestro respeto». No en vano, la fecha de su regreso definitivo a España ha sido una cuestión recurrente durante los más de 730 días que lleva fuera de España. Todavía más si cabe tras su visita por cuatro días para participar en una competición de regatas en la villa pontevedresa de Sangenjo este mes de mayo.

Visita a Sangenjo

Rodeado de sus amigos de la vela y en medio de una gran expectación mediática, pudimos comprobar que Don Juan Carlos I, visiblemente más delgado, tenía algunos problemas de movilidad, pero presentaba un aspecto sano. Antes de regresar a Abu Dabi, realizó una parada en Madrid y estuvo once horas en el Palacio de la Zarzuela para reunirse con Felipe VI y ver a algunos familiares, entre ellos, la Reina Sofía.

De aquel encuentro salió un comunicado de Zarzuela en el que señalaron que Don Juan Carlos I y su hijo, el actual Jefe del Estado, Felipe VI, mantuvieron «un tiempo amplio de conversación» sobre «cuestiones familiares» y sobre «distintos acontecimientos y sus consecuencias en la sociedad española» desde que el emérito decidió trasladarse a Abu Dabi. Entre líneas, el comunicado de Zarzuela dejó ver cierto malestar por el espectáculo en torno a la visita. De hecho, Don Juan Carlos tenía previsto haber regresado a Sangenjo en junio, pero finalmente canceló su plan tras el malestar del Gobierno y su hijo por cómo se desarrolló su primera visita.

La fecha de su regreso a España está en el aire. Fuentes cercanas a Don Juan Carlos I señalan a LA RAZÓN que no descartan que el anterior jefe del Estado pueda viajar a Cascais (Portugal), donde también tendrá lugar otra de las etapas del campeonato mundial de embarcaciones 6M a principios del mes de septiembre.

No obstante, el encaje de su regreso a España es complicado, en parte, debido a la tensión que genera su vuelta entre algunas formaciones antimonárquicas que usan su figura para el desprestigio de la Institución.

Paralelamente, desde su coronación, el Rey Felipe VI trabaja en reconstruir la imagen de la Monarquía española, un tanto dañada por el comportamiento de su padre. En este sentido, en los últimos meses ha pactado con el Ejecutivo que el Tribunal de Cuentas audite de manera externa las cuentas de la Casa Real a partir del próximo año 2023 y, además, el Monarca hizo público su patrimonio personal, en aras a una mayor transparencia y para modernizar así la Institución.