Feijóo
Una disculpa y una petición de confianza
Núñez Feijóo llega a la cúpula de Génova 13 con un gran haber bajo el brazo: la experiencia, la gestión y la moderación
Como sucedió en aquel lejano 1990 que nos remonta a la etapa de Manuel Fraga como gran «hacedor» del centroderecha, el «todo PP» respira a estas horas aliviado al comprobar que se acaban los «experimentos» y regresan las certezas. Improvisación fue –como han recordado los históricos desplazados por el «casadismo» en los whatsapps que han ardido estas semanas entre dirigentes populares– que en su día Fraga entregara las riendas del partido a un desconocido Antonio Hernández Mancha, que era toda una incógnita. Y, al fin y a la postre, un paréntesis ha demostrado ser la rebelión de los «capitanes» que lideró hace cuatro años Pablo Casado de la mano del «ideólogo del fracaso», como muchos califican ahora a Teodoro García Egea.
En aquel X Congreso de la refundación, que tanto se ha recordado este viernes en la capital hispalense, José María Aznar supuso la certeza de una hoja de ruta: la del reformismo de un centroderecha sin complejos y orgulloso de combatir la supuesta superioridad moral e intelectual de la izquierda. Pues bien, ahora Alberto Núñez Feijóo llega a la cúpula de Génova 13 con un gran haber bajo el brazo: la experiencia, la gestión y la moderación que avalan cuatro mayorías absolutas consecutivas en Galicia. Una rareza en toda Europa.
No es baladí que este XX Congreso vaya a encumbrar al presidente de Galicia en uno de los momentos más delicados e inquietantes para España y para el futuro de varias generaciones de conciudadanos. Que a Pedro Sánchez el reto le viene grande está a la vista de todos. Que sea Feijóo el piloto seguro que puede asumir los mandos del avión en plena tormenta es, como poco, esperanzador.
Con la elección de Cuca Gamarra como jefa de las llaves del partido y de Elías Bendodo como «fontanero mayor», el nuevo líder del PP ha dado pistas de su intenciones: cerrar las heridas internas que deja como legado García Egea, apostar por el conocimiento práctico de quien ha escalado todos los resortes de la administración –desde la municipal y autonómica hasta la política nacional– y huir de etiquetas, familias y amiguismos. «Lo haremos bien», lema del cónclave escogido por su organizador, Esteban González Pons, es tanto una disculpa como una petición de confianza.
La mayoría de los dirigentes populares con quienes hablo coinciden en que el principal error de quien hasta dentro de unas horas seguirá siendo presidente del PP han sido los bandazos en la estrategia. Fundamentalmente en su relación con Vox, pero también en su incapacidad para salir de la trampa que le ha tendido Sánchez azuzando el mantra de que sus siglas no tenían sentido de Estado. Toda esta emboscada la ha desmontado Feijóo en una gira por España con mensajes hacia dentro y hacia fuera del partido. Su idea central está clara: estamos en un nuevo tiempo en el que se pone de largo una alternativa abierta a todos los españoles, sin ningún atisbo de dogmatismos, con un acreditado currículum al servicio del interés general y con mujeres y hombres que han demostrado amplia capacidad para resolver de forma transversal herencias envenenadas del PSOE.
Las turbulencias internas quieren ser superadas desde este fin de semana. Es tiempo de dejar de mirar el ombligo propio para mirar a los ojos de los españoles. La situación es diabólica. Es hora de que el «avión» del partido y del país lo pilote un comandante con muchas horas de vuelo.
El Falcon de Sánchez y de su coalición Frankenstein no da más de sí. El auto-homenaje que, con la moción de censura, se dio el sanchismo a cuenta de una sentencia tergiversada contra Rajoy, se ha demostrado más que dañino. Son tiempos de políticos adultos con trayectorias de éxito. Certidumbres frente a chapuzas constantes.
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