Homenaje
Madrid inaugura hoy el monumento en memoria de las víctimas del Yak-42
18 años después, el Ayuntamiento homenajea a los 62 militares que fallecieron cuando volvían de Afganistán
El 26 de mayo de 2003, un avión Yakolev-42 se estrelló en el monte Pilav de la localidad turca de Trebisonda. A bordo, 75 pasajeros, entre ellos 62 militares españoles que regresaban de Afganistán después de casi seis meses de misión. Todos fallecieron, convirtiéndose en la mayor tragedia de las Fuerzas Armadas en tiempo de paz. Hoy, 18 años y siete meses después, el Ayuntamiento de Madrid inaugura un monumento en su recuerdo que aspira a ser «un memorial para tan doloroso acontecimiento». Un acto en el que participarán el alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, y la ministra de Defensa, Margarita Robles.
Su construcción se aprobó en Pleno hace ya varios años, en febrero de 2017, y se decidió que se levantaría en el Parque del Oeste, junto a la fuente de Juan de Villanueva del Paseo de Camoens. El autor de la obra (la cual ha donado al Consistorio) es el arquitecto Diego Manuel Novo Menéndez, hijo de uno de los fallecidos en el siniestro: el teniente coronel del Ejército de Tierra Antonio Novo.
Y aunque la obra lleva varios meses finalizada, la inauguración ha ido retrasándose por diferentes motivos, además de por la pandemia del coronavirus. Su coste total: algo más de 67.400 euros.
“Austero y respetuoso”
Con este proyecto, el Ayuntamiento madrileño quiere homenajear a todas las víctimas del accidente con este monumento, el cual es «austero y respetuoso», y representa «un homenaje de la ciudad». Y por este motivo se eligió para ubicarlo el Parque del Oeste, un «lugar que preserva la historia y su memoria colectiva», tal y como se desprende de la Memoria del proyecto según la descripción del autor del mismo.
Este monumento está formado por cuatro muros que empiezan con dos paralelos de siete metros de largo, los cuales conforman un angosto camino denominado «Recorrido hasta la verdad». Según el proyecto de Novo, este pasaje de apenas un metro de ancho crea una «sensación de angustia» que, sin embargo, queda «aliviada» cuando se llega al «bucólico final en el Memorial a los héroes de Trebisonda». Un «recorrido hasta la verdad» en el que «se pasa del silencio y la oscuridad de la angustia de la tragedia, al bullicio de la naturaleza con su claridad como esperanza a la justicia».
Una vez recorrido ese camino se llega a un espacio abierto presidido por otros dos grandes muros de hormigón blanco. En uno de ellos, 62 huecos, uno por cada uniformado fallecido, a través de los cuales se busca alcanzar «simbólicamente la reconciliación mediante la visión de la vida de la vegetación del Parque». Hay cuatro tipos de huecos, según donde estuviesen destinadas las víctimas del Yak-42(Zaragoza, Madrid, Valencia y Burgos).
Y en el otro, de la mitad de tamaño que el anterior, los nombres de todos los militares que perdieron la vida aquel trágico día, desde el coronel del Ejército de Tierra José Ramón Solar Ferro al cabo del Ejército del Aire Edgar Vilardell Iniesta. Junto a sus nombres, una inscripción: «El Ayuntamiento de Madrid en honor a las 62 víctimas de la mayor tragedia del Ejército español en tiempos de paz [...] Que sirva este lugar a mantener viva su memoria».
Un espacio, este último, concebido como «un guardián de la memoria» que espera convertirse en «un nuevo lugar simbólico para la ciudad, que invite al visitante a percibir el espacio como la vivencia de sus víctimas y como un abrazo eterno con la sociedad madrileña».
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