Polémica
Gibraltar redobla su pulso expansionista ante el Peñón
La colonia británica anuncia un nuevo megaproyecto urbanístico ganando terreno al mar. El Ejecutivo eleva el tono ante el enésimo ataque a la soberanía española
Cuando se cumple el primer aniversario del llamado “Acuerdo de Nochevieja”, que en extremis se firmó a sólo unas horas del Brexit, la relación entre España, Reino Unido y Gibraltar sigue sin definirse pese a que durante todo el año se trabajó con la posibilidad de que se llegaría a 2022 con un nuevo texto que regule las relaciones bilaterales. No es el único escollo que define la tormentosa relación a tres bandas, a las dudas de cómo se articulará el paso de mercancías y personas, así como los controles fronterizos, hay que añadir los nuevos ataque a la soberanía española.
Las autoridades locales de Gibraltar anunciaron en octubre la firma de otro megaproyecto urbanístico que ganará terreno al mar incumpliendo el tratado de Utrecht por el que España cedió la ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas, pero no así el istmo que une el Peñón con la Península ni las aguas territoriales. Ante esta nueva ofensiva, el Ejecutivo de Pedro Sánchez, que se puso de perfil en un principio, finalmente mostró su firme rechazo a estos rellenos, cualquier operación de relleno o de construcción en territorios que no forman parte de los cedidos por España en virtud del Tratado de Utrecht.
El Ejecutivo se pronunció de este modo en una respuesta parlamentaria después de que el PP les preguntaran por el proyecto “Cape Vantage”, una «aparente promoción turística» prevista en «la zona litoral al noreste del Peñón, con previsible expansión de territorio ganándolo al mar en las aguas territoriales del Estado español». En su pregunta, los diputados populares Valentina Martínez y Fernando Adolfo Gutiérrez Díaz de Otazu preguntaron al Gobierno si pretendía realizar alguna «consulta diplomática» con Reino Unido en torno a las “intenciones de dicha promoción urbanística y la potencial utilización de espacios marítimos pertenecientes al Estado español con fines deportivos o suntuarios”.
Desde el Gobierno han asegurado que “a través de los canales diplomáticos habituales”, el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación «ha reiterado su oposición a toda operación de relleno, de construcción o de cualquier otro tipo sobre espacios no cedidos por el artículo X del Tratado de Utrecht de 1713». En virtud de dicho Tratado, España cedió a Reino Unido el Peñón, si bien la cesión territorial se limitaba a la «ciudad y castillo de Gibraltar, juntamente con su puerto, defensas y fortalezas que le pertenecen», aunque con posterioridad se ha procedido a ocupar el istmo y se ha ganado territorio al mar con sucesivos rellenos.
No obstante, la polémica sobre los rellenos gibraltareños no es un nueva. El propio Gobierno español detalla en su respuesta parlamentaria que se ha opuesto al desarrollo urbanístico recientemente adjudicado desde 2012.
El proyecto en cuestión fue anunciado el pasado 18 de octubre y fue adjudicado a TNT Global Foundation que desarrollará la obra de construcción en la zona Levante en terrenos que se ganaron al mar ya hace varios años y en los que se están levantados unos rascacielos. Según el comunicado de las autoridades gibraltareñas se construirá en la cara este del Peñón, junto al mega proyecto de las Torres de Hassan Centary Terraces e incluirá la construcción de dos muros de contención para evitar los embates del mar en esa zona cuyos costes correrán a cargo de la empresa adjudicadora.
Contempla la edificación de cien viviendas, 400 puestos de amarres para pequeños botes y un aparcamiento, entre otras actuaciones en la mencionada zona. Asimismo, según señala el comunicado, el proyecto incluirá un puerto deportivo con espacio para megayates y una promoción inmobiliaria de alta gama.
Pese a que Gibraltar insiste en que no están previstos nuevos rellenos, el hecho de que se construya al lado de las Torres demuestra lo contrario. No en vano, la ausencia de suelo edificable es uno de los principales retos a los que tiene que hacer frente este «enclave no autónomo pendiente de descolonización», que esa es la denominación que Naciones Unidas da a Gibraltar desde hace décadas.
Se trata del enésimo ataque a la soberanía española de Gibraltar que mediante proyectos urbanísticos continúan expandiéndose. Sirva como ejemplo que en 2013 las autoridades gibraltareñas lanzaron decenas de bloques de hormigón al mar en las inmediaciones de su aeropuerto para la construcción de un arrecife artificial, una acción por la que el gobierno español elevó sus críticas ante Londres.
No en vano, este proyecto se suma a otros que la colonia está llevando a cabo en la actualidad como «Victoria Keys» con el que podrá generar 60.000 metros cuadrados de suelo con rellenos en aguas portuarias. También está en el punto de mira las torres «Hassan Centenary Terraces» que prevé la construcción de seis rascacielos de hasta 33 pisos que incluirán 665 viviendas de protección oficial.
El asunto no es baladí. Las ampliaciones territoriales en las últimas décadas se han multiplicado para ganar terreno al mar ampliando el puerto, construyendo diques, playas artificiales o arrecifes de hormigón sobre aguas que España no reconoce haber cedido. De ahí que este nuevo proyecto despierte el recelo ante las ansias expansionistas de la colonia británica.
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