El voto de Vox, unido al del PSOE, tumbó esta semana los Presupuestos andaluces. La decisión de convocar elecciones es suya. Y estos comicios serán decisivos a nivel nacional. Hoy es un actor clave en la legislatura del Gobierno de coalición.
-¿Cuál es el coste del veto de Vox a sus Presupuestos?
El veto es consecuencia de la ansiedad electoral de Vox. Están generando una imagen de inestabilidad política hacia los inversores de cara a los proyectos que tenemos en ciernes. Son responsables de que se pierdan casi 4.000 millones de incremento en las cuentas públicas y de que la pequeña y mediana empresa se quede sin las ayudas que necesita con urgencia por las pérdidas causadas por la pandemia. En definitiva, Vox está dañando la reactivación y la creación de empleo y riqueza.
-¿Vox busca elecciones, como usted dice, para forzar su entrada en el Gobierno andaluz?
Llevan ya cinco meses pidiendo elecciones porque creen que pueden beneficiarse de los daños de esta pandemia tan terrible y del complicado contexto económico y social que deja la pandemia. Yo me he resistido a esa presión porque creo que por encima de los intereses de las siglas está el interés de los andaluces.
-¿Pero asume que le pedirán entrar en su Gobierno?
Un buen resultado en Andalucía te abre muchas puertas a nivel nacional, y creo que en eso están pensando en Vox. Yo, sin embargo, no tengo ninguna ansiedad electoral porque ahora que estamos empezando a reconstruir todo lo que ha dañado la pandemia no es momento de ponerse con la pancarta y el megáfono. Queda un año de legislatura, y es un año muy importante para Andalucía.
-¿Cuál es el la línea roja que, si se supera, le hará convocar elecciones?
Si se mantiene en el tiempo la alianza del PSOE, Podemos y Vox para bloquear nuestra acción de gobierno, evidentemente no podemos gobernar. No se trata sólo de que nos veten nuevas leyes, sino de que pueden hasta impedir que hagamos modificaciones de crédito porque, como son vía decreto, tengo que llevarlos a convalidar al Parlamento. Por tanto, si lo paralizan todo en el Parlamento no me quedará más remedio que convocar elecciones porque no voy a permitir ni un minuto de parálisis en Andalucía.
-Pero si eso es lo que buscan, como señala, lo tienen fácil para forzarlo. Habrá elecciones antes del verano, aunque lo nieguen.
Vox también tiene que valorar que esto tiene un coste. Tumbar los Presupuestos de la primera oportunidad del cambio en Andalucía, después de 40 años de socialismo, no puede salir gratis. Hay votantes que en el pasado se enfadaron con el PP, por distintas razones, y se marcharon a Vox, pero son votantes muy vinculados al sistema productivo, sensatos, que saben que los Presupuestos son buenos para ellos, y que están en desacuerdo con el bloqueo impuesto.
-Sí parece seguro que cuando haya elecciones, dejará de tener a Ciudadanos como socio.
No creo que Ciudadanos desaparezca. Aquí hay ocho provincias, y el corte para entrar en el Parlamento está en un 3 por ciento del voto, no en un 5. No mantendrán los 21 escaños actuales, pero seguirán teniendo grupo.
-Todas las encuestas dicen que necesitará la bendición de Vox para gobernar, a pesar de la mejoría que también le atribuyen. ¿Se ve gobernando con ellos dentro de su Gabinete?
Yo iré a las elecciones, cuando lleguen, con la aspiración de gobernar en solitario. Por eso es por lo que voy a trabajar.
-Pero si tiene que elegir entre gobierno con Vox o repetición de elecciones, ¿con qué opción se queda?
Trabajo para ganar con la mayoría necesaria como para gobernar en solitario. No voy a entrar en otras especulaciones.
-¿Qué parte del programa de Vox vetaría de entrada para llegar a un acuerdo?
Somos dos partidos distintos. Nos unen cuestiones como la defensa de la unidad de España o de las Fuerzas de Seguridad del Estado. Pero hay diferencias innegociables, al menos por nuestra parte, como nuestra manera de entender Europa, nuestra conciencia medioambiental, el Estado autonómico o nuestro compromiso en la lucha contra la violencia de género y la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres.
-¿Vox es un partido machista?
No pensamos igual sobre la violencia de género o sobre cómo debe enfocarse la igualdad entre hombres y mujeres.
-¿Entiende que Vox no use el término violencia machista?
Eso habrá que preguntárselo a ellos, pero lo que está claro es que hay una realidad, que es que existe la violencia de género, la que se ejerce principalmente por el hombre sobre la mujer. No voy a discutir sobre eso. Aunque haya otras situaciones de violencia familiar. Yo no tengo problema en hablar de violencia machista.
-Sinceramente, ¿en algún momento llegó a creerse que el PSOE le facilitaría los Presupuestos?
Sí. Pero al final Ferraz impuso la última palabra. El PSOE ha dejado de ser un partido autónomo en esta tierra para convertirse en una mala delegación del señor Sánchez en Andalucía.
-Mire, justo lo que Ayuso le ha pedido que no sea usted en Andalucía. En su caso, con respecto a Casado. A quien, por cierto, habría que ver si le hubiera parecido bien que cerrara un pacto presupuestario con el PSOE.
Nosotros no tenemos injerencias de ningún tipo por parte de Madrid. Casado es absolutamente escrupuloso con la acción de la competencia territorial, y hay un principio de coordinación, obligado, como partido nacional que somos, pero en las decisiones que tengo que tomar en mi territorio soy soberano, y actúo pensando ante todo en el interés general de los andaluces.
-¿Le gustó entonces el consejo de la presidenta de Madrid, aquello de que usted «vuele libre»?
Escucho todas las recomendaciones y todos los consejos, pero yo siempre me he sentido cómodo y libre en mi partido. Si algún día no fuera así, probablemente me marcharía.
-¿Cuántas veces le ha pedido la dirección nacional de su partido que adelante las elecciones?
Nunca.
-¿Qué ha cambiado el PP en Andalucía?
Después de décadas en las que Andalucía siempre se vinculaba a noticias de corrupción, desde la audioguía de la Alhambra hasta los ERE, pasando por los comisionistas, todo eso ha desaparecido. Ahora somos la tercera economía de España, la segunda comunidad exportadora. Crecemos más que la media española, creamos más empresas que la media española. Creamos prácticamente el 30 por ciento del empleo de España. Somos una comunidad distinta, nueva, con una nueva imagen reputacional, creíble y atractiva, que la hemos conseguido gracias al cambio. Y por eso no tiene ningún sentido que todo este cambio que estamos haciendo en Andalucía lo trunque un partido como Vox, en compañía de Podemos.
-Dicen que crecen más que la media... Y en Cádiz, ¿qué pasa?
La provincia de Cádiz lleva más de 20 años azotada por un proceso de desindustrialización progresiva, muy vinculado al sector público, y en el que se ha perdido mucha carga de trabajo, y, en consecuencia, mucho bienestar. Entiendo el malestar de las familias, pero también creo que debo subrayar que las protestas no tienen que ir nunca acompañadas de violencia, y no me han gustado nada las imágenes de guerrilla callejera. Se infiltraron grupos violentos, que no tienen nada que ver con los trabajadores, es verdad, pero las imágenes de contenedores quemados ahuyentan la inversión, y esto no hay que olvidarlo nunca. Hecha esta precisión, es evidente que Cádiz necesita de la atención prioritaria de todos los poderes públicos, empezando por el Estado.
-Y de la Junta, ¿no? Ya no es culpa del PSOE, ahora gobiernan ustedes.
Afortunadamente se ha llegado a un acuerdo que ha contado con la mediación de la Junta de Andalucía. Y no he visto por aquí a la ministra de Trabajo, sólo la he escuchado haciendo demagogia sobre el uso de una tanqueta que el Ministerio del Interior y las Fuerzas de Seguridad del Estado valoraron necesaria y que no se utilizó en ningún momento contra los trabajadores sino para garantizar el orden público y limpiar la calle. Hay un Gobierno claramente dividido, con dos liderazgos compitiendo entre ellos, y así no se arreglan los problemas. ¿Dice que ya no es culpa del PSOE? Claro que lo es y lo seguirá siendo, pues desviaron los 14 millones de euros del «Plan Bahía Competitiva» para reindustrializar Cádiz, un fraude que va a ser juzgado.
-¿Sánchez le escucha?
Mi relación con el presidente del Gobierno se limita casi a la Conferencia de presidentes, y a alguna que otra llamada de cortesía que se produce cuando hay una emergencia o una catástrofe. Estoy convencido de que eso cambiará cuando Pablo Casado sea presidente del Gobierno; él sí nos escuchará.
-¿Pero usted llama a Sánchez?
Él sabe que no estamos contando con la ayuda del Gobierno para solucionar los graves problemas que tenemos con el transporte de ferrocarril, que no existen los planes de empleo que Andalucía necesita y que cada día que pasa recibimos 1.000 millones de euros menos al año de los que nos corresponderían por culpa del modelo de financiación que Zapatero pactó con ERC.
-Esos problemas ya existirían con el Gobierno de Rajoy, y parece que tampoco se arreglaron.
Cuando gobernaba Rajoy, y yo era líder de la oposición en Andalucía, reclamé 4.000 millones de euros al Gobierno de España para arreglar el problema de la financiación. Ahora, en cambio, el candidato socialista y alcalde de Sevilla se pliega sin rechistar a lo que diga Pedro Sánchez y eso es malo para Andalucía. Yo sí tengo claro que mi obligación en estos momentos es defender los intereses de todos los andaluces. Y pararme en ver lo que se pudo hacer mal en el pasado no me cambia los problemas presentes. Le pongo como ejemplo la situación en el ámbito sanitario: en los últimos once años han aparecido fármacos de última generación, han aparecido nuevas terapias, revolucionarias, pero que también son mucho más caras. La población ha envejecido y es evidente que si algunas comunidades como Andalucía se mantienen en esta situación de infrafinanciación cada vez habrá menos igualdad entre los españoles en su derecho fundamental a la sanidad, la educación o la dependencia. De hecho, Andalucía ha sido una vez más maltratada en los nuevos PGE, que están redactados solo para que Sánchez aguante en el poder pagando un alto precio a Bildu y a los independentistas.
-Al menos, ¿están llegándoles los fondos europeos?
En Portugal ya están adjudicando, y aquí no ha llegado nada, salvo las partidas que se han repartido en el ámbito social. No tenemos información ni sobre el cómo ni sobre el cuándo. Los empresarios de todos los sectores están preocupados, y nos llega que también hay preocupación en la UE. De los fondos que teníamos que haber ejecutado en el año 2021, sólo se ha dispuesto del 3,5 por ciento, y esto nos puede llevar al fracaso.
-¿Por qué hay ese retraso?
Por la incapacidad del Gobierno, por la burocracia, por el desorden interno en el Ejecutivo de coalición y por el interés en utilizar políticamente un dinero en el que nos jugamos el futuro de España.
-¿Los fondos no ejecutados se pierden?
Una parte sí, y otra, no. Depende de la negociación que haga España en la UE, pero una parte sí que se pierde. Además, la Comisión Europea diseñó los fondos para reactivar la economía en un momento determinado, y ese momento es el aquí y el ahora. Si fallamos en el aquí y en el ahora muchas pequeñas y medianas empresas, que es lo que hay mayoritariamente en España, no podrán aguantar y desaparecerán. Y cuando desaparece el tejido empresarial se tarda años en recuperarlo: ése es el problema, el coste de pérdida de oportunidad que estamos teniendo en España.
-Por cierto, antes de terminar, ¿le molestó que el ruido de la guerra entre Génova y Sol afectase a la proyección del congreso en el que fue reelegido como presidente del PP de Andalucía?
No voy a negar que sí me produjo cierto disgusto que un Congreso, que ni siquiera era para nosotros, sino que lo habíamos preparado para explicarle a los andaluces lo que habíamos hecho durante estos tres años, y lo que queremos hacer en los próximos, quede reducido al debate sobre si yo soy o no soy libre.
-Pero la culpa de eso tendrá que echársela a Ayuso, y a los dirigentes nacionales que la contestaron, no al mensajero, ¿no?
Por supuesto que nosotros también tenemos que hacer autocrítica. Pero en un congreso se habla de muchas más cosas, y de asuntos mucho más útiles e interesantes para los ciudadanos, y lo único que seduce en términos periodísticos es el conflicto y la polémica. A mí me disgustó no haber celebrado un congreso en el que pudiéramos proyectar a la gente todo lo bueno que queríamos contarle. El congreso tuvo un programa muy potente que trabajamos a conciencia, dimos voz a gente de la calle como emprendedores, autónomos, empresarios, jóvenes, mujeres..., y me da rabia o coraje que el eco principal esté en asuntos internos.
-¿Qué solución tiene la crisis de Madrid?
Mi madre siempre dice que todo se arregla menos la muerte, por lo que esto también se puede, y se debe, arreglar perfectamente.
-¿Cómo?
Con diálogo, con un diálogo honesto y franco, y tiene que haber sentido común por parte de todos. Esto es lo que todos pedimos. Somos un partido vivo, amplio y plural, y es normal que haya diferencias o tensiones que hay que vehicular a través del diálogo. En un partido es sano que haya diferencias, pero hay que saber resolverlas para no generar problemas serios.