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Comisión Kitchen

Villarejo dice que se inyectaron “inhibidores de testosterona” al Emérito “para rebajarle la líbido”

“Se consideraba que era demasiado ardiente y era un problema de Estado”, ha asegurado el comisario jubilado, quien afirma que se le encargó “recuperar algunos partes médicos”

En su comparecencia en la comisión parlamentaria sobre la “operación Kitchen”, José Manuel Villarejo no solo apuntó a Mariano Rajoy, sino que también hizo alusión, -alentado por el diputado de ERC Gabriel Rufián, que no salía de su asombro- a que el “informe Jano” recoge cómo se habrían inyectado al Rey emérito “hormonas femeninas e inhibidores de testosterona para rebajarle la líbido, porque se consideraba que era demasiado ardiente y era un problema de Estado”.

El comisario jubilado aseguró no obstante que no tuvo una participación directa en esa actuación. “Supe a posteriori de eso cuando me lo contó la señora Corinna...”. “Lo único que me pidieron fue recuperar algunos partes médicos en los que aparecían restos de esos inhibidores”, ha explicado.

Y también se ha referido a la situación de Don Juan Carlos. “Al margen de toda esta campaña brutal contra el Rey emérito los españoles le debemos mucho a la Corona: la convivencia de los españoles, la apertura de puertas internacionales....

En relación a ese mismo informe, volvió a referirse a “una subdivisión que se llama control de togas”, en la que -explicó- se aludía a los trapos sucios de algunos magistrados, “aquél que tiene ciertas tendencias con menores, aquél que tiene problemas con la mujer o es un alcohólico...”.

“¡También he comido con su presidente!”

Y ante la batería de preguntas del portavoz del PNV sobre sus reuniones con Rajoy, no ha dudado en espetarle: “¡También he comido con su presidente! Pregúntele...”. Minutos después, el parlamentario nacionalista tiraba la toalla. “Ninguna pregunta más”.

“Yo no soy el cáncer, yo soy el que estaba intentando extirparlo”, ha reiterado a la diputada de Vox Macarena Olona. Villarejo ha dejado claro que no se va a cruzar de brazos. “No voy ir al matadero sin intentar defenderme: Pretenden que yo sea el pagafantas, pero no lo van a tener fácil”. “Soy un humilde jubilado que bastante tiene con la carga que tiene”, lamentó.

“Por un asesinato piden 20 años y a mí me piden cien por revelación de secretos...”, ironizó Villarejo, quien ha negado que en sus trabajos de “inteligencia” utilizase fondos reservados. “Jamás he manejado fondos reservados. Yo me he reunido con gente muy próxima al Isis en el desierto comiendo dátiles y esperando que me cortasen la cabeza y me he pagado yo el billete”.