Ausente
Maduro ensombrece la Cumbre Iberoamericana
Críticas de Colombia, Ecuador, Chile, Paraguay y Uruguay, que instan a “rechazar los atropellos de las dictaduras” y a que Venezuela convoque unas elecciones libres
Nicolás Maduro ha vuelto a ser protagonista en la XXVII Cumbre Iberoamericana. Protagonista, primero por su presencia, que había generado un profundo rechazo de otros líderes, y protagonista -finalmente- por su ausencia. Si bien su asistencia sí estaba confirmada, en una intervención por videoconferencia en el formato híbrido en el que se desarrolla el cónclave, finalmente no ha aparecido, cumpliendo las previsiones que obraban en poder de la organización desde primera hora de la mañana. Aunque no se descartaba algún tipo de sorpresa, ha sido finalmente su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, quien lo ha sustituido y ha intervenido en el cónclave en el que ha puesto en valor que Maduro es el “presidente constitucional” y a “respetar la voluntad sagrada del pueblo soberano de Venezuela”.
Lo ha hecho en respuesta a varios líderes como el colombiano, Iván Duque; el chileno, Sebastián Piñera, el ecuatoriano, Lenin Moreno, o el uruguayo, Luis Lacalle, han instado a Venezuela a reafirmar su compromiso con la libertad y el estado de derecho y promover unas elecciones libres. “Le debe abrir las puertas y las ventanas a la democracia”. El más vehemente ha sido Duque, que ha llamado a “todos los países a abrazar la democracia y rechazar los atropellos de las dictaduras”, porque “no ser claros sobre estas cuestiones, nos convierte en legitimadores de estas prácticas”. “No puede haber tolerancia contra quienes apelan a la brutalidad y la violencia para someter a los pueblos”, ha dicho el presidente de Colombia. Contra él se ha dirigido Delcy Rodríguez directamente, a quien le ha acusado de tener un efecto “apocalíptico” y de ser un “terrible y patético facsímil del fracaso” por su incapacidad “para conseguir la paz en el pueblo de Colombia” y para “erradicar los cultivos de cocaína”, que se han incrementado durante la pandemia.
También Lenin Moreno se ha mostrado muy grave al señalar que “no podía aceptar” que interviniera Delcy Rodríguez en nombre de Venezuela, un gobierno que “no cumple con la ética política, ni el buen gobierno, ni los derechos humanos de ese pueblo al que dice representar”. Solo el presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, salió en defensa de Venezuela, a quien definió como un “estado soberano” que ha sufrido, como su país, las “medidas coercitivas” de Estado Unidos.
No es la primera vez que Maduro da plantón en una cumbre iberoamericana, también lo hizo en 2016 en Cartagena de Indias y esta actitud deja como saldo que no haya llegado a participar como presidente en ninguna de estas citas en las que sí lo hacen el resto de países. En esta ocasión, además, tenía la oportunidad de reivindicar su legitimidad como presidente de Venezuela, pues en tal condición le habían expedido la invitación, en contraposición con Juan Guaidó que fue reconocido durante unos meses como presidente encargado por la UE y por España.
De hecho, la presencia de Maduro había generado críticas y la exigencia desde algunos países e incluso desde el PP de Pablo Casado de que fuera Guaidó quien interviniera en la cumbre. Pero, fuentes de Exteriores descargaron toda responsabilidad y recordaron que las invitaciones para participar en la cumbre están a cargo de las autoridades de Andorra, que ejercen como anfitriones.
Maduro se ha sumado así a otras ausencias importantes como las de los presidentes brasileño, Jair Bolsonaro, el mexicano, Andrés Manuel López Obrador y el nicaraguense, Daniel Ortega. Oportunidad perdida para reivindicarse del mandatario venezolano, cada vez más aislado internacionalmente, y cuya intervención le devolvía con cierto protagonismo a la escena política. Con independencia de la polémica que rodea a Maduro, las críticas de los países latinoamericanos se han concentrado en la situación de desigualdad que viven en el acceso a las vacunas. La primera jornada que se desarrolló en el día de ayer lo hizo en un clima de crítica, prácticamente unánime, de los líderes participantes -Guatemala, República Dominicana o Chile, entre otros- por la “desigualdad” en el reparto de las vacunas.