Verde
Las flores del manto de la Mare de Deu, mitad de cercanía mitad de lejanía
La reducción del cultivo de claveles en España dificulta el consumo de proximidad en la fiesta grande de Valencia
La recomendación de la Fundació València Clima i Energia en su “Guía para disfrutar de una fiesta sostenible” es usar flores locales y de temporada. Pero, al menos lo primero, es difícil conseguirlo al 100 por 100. Más teniendo con las cifras que se manejan en estas fiestas con más de 100.000 falleras y falleros, de todas las edades, participantes solo en Valencia en uno de los actos más emotivos de las fiesta, la Ofrenda.
Los claveles de los ramos que con los que se crea el manto de la Virgen, los más cercanos serán de Andalucía y Murcia. Porque, en Valencia, provincia y comunidad, apenas se producen ya claveles. Así pues, más o menos la mitad, habrán llegado, sobre todo, de Colombia.
Un cultivo exigente
La superficie dedicada al cultivo de claveles en España disminuye poco a poco, porque, las características de su cultivo hacen muy difícil su continuidad. José Luis García, representante del sector de flor cortada en la Asoflor, (Asociación Andaluza de Viveristas y Floricultores), y propietario él mismo de un vivero en Lebrija, Sevilla, explica cómo es el cultivo de claveles: «se plantan en primavera, da la flor hacia octubre y comienza la recolección. Pero, tiene la característica de que no se sabe de cuánto va a ser la producción. Porque, da muchos tallos, de los que salen las flores, y una vez que se corta volverá a salir otro con otra flor, que puede tardar días o semanas. Así que hay que dar pasadas casi a diario. Al contrario que otras flores, que tienen una sola floración».
Reducir incógnitas requiere unos viveros con unos requerimientos técnicos muy exigentes «con unas instalaciones adecuadas para controlar todos los factores ambientales que se pueden controlar, se sabe cuándo va a ser la floración. Pero, en el caso del clavel, esas instalaciones son carísimas».
Pero, dejarlas al albur de la evolución del tiempo es arriesgado. Nubes, poco sol o bajas temperaturas, influyen en que la producción de flores por planta sea mucho mas lenta y baje. Eso si no hay un temporal que destroce instalaciones y cosecha.
Además, «si el momento de mucha producción coincide con uno de alto consumo, bien. Pero, si no, ¿qué hacemos con las flores? No son un producto que se pueda almacenar indefinidamente».
Con tantas variables no se pueden hacer plantaciones programadas previendo las fechas mayor demanda, como Semana Santa, Todos los Santos, Fallas, etc. «Todo eso va restando competitividad al clavel local», concluye García.
Frente a todo esto el cultivo en Colombia tiene «un clima más uniforme, sin grandes diferencias entre temperaturas nocturnas y diurnas, menos costes laborales y, quizá, unos requisitos ambientales menos rigurosos. Son más competitivos económicamente».
A pesar de las dificultades, mayoristas de flores como Víctor Munera, gerente de Flores El Calé, tratan de mantener los compromisos con sus proveedores locales de siempre «en nuestro caso, mayoritariamente proceden de Murcia». Comercializan en torno a 250.000 tallos de claveles. Y este año un 80% es de origen nacional y un 20% de Colombia».
Lo que no es previsible que ocurra es que las flores elegidas para crear el manto de la Mare de Deu sean otras. Porque, como explica Munera, «el clavel es una flor muy compacta y son las que mejor aportan al conjunto del manto ese aspecto tupido que resulta cuanto está terminado».