Moda

El lenguaje no verbal: Tres contra una

Pedro Sanchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Soraya Saenz de Santamaria
Pedro Sanchez, Pablo Iglesias, Albert Rivera y Soraya Saenz de Santamarialarazon

Además de los argumentos que los representantes de los partidos expresaron durante el debate, también sus gestos, su vestimenta y su actitud hablaron por ellos. La emisión en directo del debate decisivo situó a los cuatro candidatos en una tesitura de tensión a la que cada uno se enfrentó de diversa manera. Analizamos lo que va más allá de las palabras.

Sáenz de Santamaría: Buen tono y sin balanceo

La vicepresidenta del Gobierno se mostró segura de sí misma. El tono de su voz, la cadencia modulada y el autocontrol del ritmo sin acelerarse, le dio mucha fuerza a su mensaje. Su experiencia le ayudó a transmitir sus argumentos clave de forma sencilla y directa. Mantuvo las piernas en paralelo, con pocos movimientos, y evitó el balanceo, lo que le aportó carácter. Enseñó en muchas ocasiones las manos, principalmente las palmas, lo que dio veracidad a sus palabras, lo mismo que los movimientos proyectivos. La media sonrisa presionando los labios la delata cuando se siente segura, y sabe la respuesta adecuada. Su argumentación de cifras, y estructura denotó una gran preparación y una búsqueda de claridad en su mensaje de estabilidad.

Chaqueta azul seguridad: Su vestuario ha sido perfectamente estudiado. Los pantalones entallados resaltaban las piernas, igual que los zapatos de medio tacón. La chaqueta de color azul transmitía seguridad y el tono oscuro y el largo hasta la cadera estilizaba su imagen. La gargantilla y joyas poco ostentosas le daban una imagen más sencilla y cercana.

Pedro Sánchez: Nervioso y mirando papeles

Comenzó el debate nervioso, tal vez condicionado por su retraso, pero no logró relajarse hasta muy avanzado el programa. Nervioso porque su ritmo al hablar fue excesivamente rápido, de hecho fue el único de los candidatos que miró de forma recurrente los papeles. Comenzó con las manos posicionadas delante creando una pequeña barrera psicológica, y se trabó en varias ocasiones. El uso que realizó de la sonrisa resultó muy eficaz, es una de sus grandes armas. Se mostró cercano y escuchó de forma activa. El movimiento recurrente que hizo de las cejas dejó ver un síntoma del deseo de crear vínculo con su electorado, al que le cuesta llegar. La tensión la mostró en el gesto de presionarse los dedos de una mano con la otra.

Corbata corporativa y pantalón informal: La combinación de chaqueta con un pantalón más informal, descartando el traje de chaqueta, buscaba mayor identificación con su electorado de izquierda. La corbata elegida es del color corporativo de su partido, si bien la combinación de colores de la chaqueta, camisa, pantalón y zapatos no ha sido la más acertada.

Albert Rivera: Acelerado y con tics

El candidato de Ciudadanos gestionó el debate de forma muy eficaz. Supo modular su tono y se mostró muy respetuoso con el resto de participantes. Pero la tensión estaba en el ambiente en dos gestos muy claros, jugar con el botón de la chaqueta y los movimientos de las piernas. En ocasiones se aceleró y su ritmo en la verbalización fue sido excesivamente rápido, lo que ha frenado su mensaje. Parece que fue consciente y se autorreguló. Se le escaparon muchos gestos de desagrado cuando escuchaba a sus compañeros, y su cara reflejaba su pensamiento. El hecho de haber utilizado soporte de papel, imágenes con datos, ha sido positiva: el único que lo ha hecho. Rivera intentó dar una imagen de seguridad y alternativa seria.

Un clásico que sí se puso de traje: El único de los candidatos que se ha decantado por el traje de chaqueta ha conseguido dar formalidad y seriedad a su intervención. Su indumentaria está alineada con su posición política: mientras el traje le acerca al centro-derecha, la corbata, al centro-izquierda. Los zapatos impolutos le proporcionan la imagen cuidada final.

Pablo Iglesias: El discurso del bolígrafo Bic

Iglesias fue el único de los candidatos que dependió de un objeto transaccional para proyectar los nervios. El bolígrafo azul, que todos hemos tenido en algún momento, no ha sido elegido de forma baladí, lo mantuvo a lo largo de toda la intervención. Su comunicación no verbal fue autocontrolada y estudiada. El uso de la ironía, y de la descalificación ha restado fuerza a su comunicación, y su pose, con la espalda encorvada, le restó seriedad y liderazgo. La tranquilidad en sus respuesta, la argumentación preparada y la repetición de los mensajes clave fue una buena herramienta en su discurso. El hecho de utilizar el plural en sus intervenciones dio sensación de equipo y trabajo en común, lo que está alineado con su argumentación.

Camisa azul y descuido estudiado: El candidato de Podemos ha cambiado su indumentaria habitual. Ha dejado la camisa blanca por una azul, también remangada, manteniendo su aspecto descuidado y perfectamente estudiado; le imprime una imagen «alternativa», y que busca diferenciarse de lo que él define como «casta».