Desigualdad

Sánchez amplía la brecha de renta entre generaciones

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 El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el 44 Congreso Confederal de UGT, que se celebra en Barcelona hasta el próximo miércoles, 27 de noviembre.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante el 44 Congreso Confederal de UGT, que se celebra en Barcelona hasta el próximo miércoles, 27 de noviembre.Quique GarcíaAgencia EFE

Por mucho que las sociedades opulentas y envejecidas se vuelvan algo quisquillosas, lo cierto es que la economía global se expande como el universo. No estamos peor que hace 20, 30 o 50 años. Si no sería imposible que la población mundial siguiera creciendo y que países como Nigeria, Bangladesh o Filipinas, entre otras economías en vías de desarrollo, fueran a vivir una colosal expansión demográfica. En los últimos doscientos años, la población mundial se ha multiplicado por ocho, pero es que la renta media se ha multiplicado por quince. Durante este periodo, la tasa global de pobreza ha caído del 90 al 9%, la esperanza de vida ha aumentado de menos de 30 a más de 70 años y el analfabetismo se ha desplomado.

Son hechos objetivos recogidos en un estudio realizado por el Instituto Juan de Mariana sobre la «Desigualdad en España y en el Mundo», que defiende que «para repartir algo, primero hay que crearlo» y asegura que «la igualdad no es sinónimo de progreso y que la desigualdad no implica menos prosperidad». De hecho, según el análisis, la desigualdad de renta que presenta España «es similar a la que había en la segunda mitad del siglo XIX, con la diferencia de que la renta nacional es ahora 13,5 veces más grande que entonces».

Desigualdad económica
Desigualdad económicaT. GallardoLa Razón

Daniel Waldenström, quien fue compañero de investigaciones del teórico del intervencionismo Thomas Piketty, economista de cabecera de la izquierda global, ha demostrado que la riqueza per cápita neta controlada por el ciudadano medio se ha multiplicado por siete desde mediados del siglo XX en las principales economías. De hecho, esa tendencia se habría acelerado desde los años 80. Los estudios de este economista indican que el 10% de mayor patrimonio ostentaba el 75% de la riqueza nacional bruta a comienzos del siglo XX, mientras que su cuota en tiempos presentes ronda el 25%. En cambio, el peso relativo de la riqueza en manos del 90% restante se ha triplicado en el mismo periodo. Waldenström, «los hogares en occidente son ahora mucho más ricos que en el pasado en términos de riqueza per cápita».

Esto es especialmente reseñable en el caso de España, donde la tasa de propiedad era de menos de la mitad a mediados del siglo XX, mientras que en la actualidad supera el 70%, muy por encima del resto de grandes economías mundiales y, desde luego, de Alemania, donde apenas el 40% de la población posee una vivienda.

El informe destaca que el segundo pilar, tras la vivienda, en el que se asienta la riqueza de los hogares son las pensiones. En total, según datos de la OCDE, los fondos de pensiones acumulan 56 billones de dólares de ahorro para la vejez. Su crecimiento es notable a lo largo de las últimas décadas, ya que en 1980 sumaban menos de 1 billón de dólares. Hay no obstante algunas diferencias notables en el caso de España, donde sigue operando un sistema de pensiones basado en el reparto.

España ha retirado distintos incentivos fiscales que primaban las aportaciones a planes de pensiones, por lo que la riqueza de los hogares en este tipo de vehículos es notablemente inferior (8,6 por ciento del PIB). Por ese motivo, no es de extrañar que tan sólo el 29,5 por ciento de los hogares en España cuenta con planes de pensiones, según los datos de la Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España. Además, el valor mediano del capital acumulado en este tipo de activos era de apenas 12.000 euros en 2022. En cambio, el porcentaje de hogares que son propietarios de su vivienda principal es del 72,1 por ciento, con un valor mediano de 150.000 euros. Además, el 33,8% de las familias también cuentan con una segunda vivienda. Contando con esas premisas, España es uno de los países europeos que presenta menos desigualdad de patrimonio entre sus ciudadanos.

Además, el documento desmonta el mito de que las elites económicas son estáticas. Partiendo de que la mayor fortuna del mundo, en poder de Elon Musk (355.000 millones de dólares), era la 40ª en 2019 (22.300 millones de dólares), el estudio del Instituto Juan de Mariana remarca que si fueran ciertas las tesis de que e las rentas del capital iría ganando terreno a las rentas del trabajo, las grandes fortunas españolas coincidirían pasados los años, lo que es incierto. Si tomamos como referencia el ranking de las personas más ricas de España en 2024 y lo comparamos con los datos para 1978, encontramos que solamente hay nueve personas (o descendientes) que figuran en el “top 50” de ambas ediciones. De hecho, España es uno de los países de la OCDE con mayor elasticidad de ingresos entre una generación y la siguiente. Esto significa que somos una de las economías desarrolladas donde los ingresos de los hijos están menos determinados por la renta de los padres.

Sin embargo, el documento remarca que esta situación está cambiando en los últimos años ya que únicamente los hogares de más de 65 años presentan una mejora neta en sus ingresos al tomar en cuenta los ingresos que les transfiere el sector público y los impuestos que pagan. En cambio, el resto de los hogares son contribuyentes netos. Y es que las pensiones totales abonadas por la Seguridad Social han absorbido alrededor de 4 de cada 10 euros de los nuevos ingresos públicos con lo que la cohorte de edad de 65 años tiene un nivel de renta un 2% superior al grupo de los menores de 65 años. Esto supone una anomalía dentro de la UE, donde, en promedio, los más mayores tienen una renta equivalente inferior en un 11%.