Renta per cápita
La renta per cápita
En el año 1998 había cinco países en el mundo que tenían aproximadamente la misma renta per cápita: República Checa, Estonia, Argentina, Venezuela y Polonia. 25 años después las diferencias son abrumadoras
La renta per cápita es el mejor indicador económico de cuantos disponemos para aproximar las condiciones de vida promedio de un país. No es perfecto, pero todos los indicadores alternativos que se han propuesto hasta la fecha o capturan peor (o de manera más incompleta) las condiciones de vida de una sociedad o están altísimamente correlacionados con la renta per cápita.
Por eso, hacer un seguimiento de la renta per cápita resulta tan importante para conocer cuán bien o cuán mal lo está haciendo a largo plazo una sociedad. Pues bien, se da la curiosa casualidad de que, en el año 1998, hace aproximadamente un cuarto de siglo, había cinco países en el mundo que tenían aproximadamente la misma renta per cápita: República Checa, Estonia, Argentina, Venezuela y Polonia (en realidad, Polonia estaba algo por detrás de los cuatro primeros).
En particular, unos 15.000 dólares internacionales (es decir, dólares mediante los que ajustamos los distintos niveles de precios entre países). Pues bien, 25 años después las diferencias son abrumadoras: Polonia ha triplicado su renta per cápita, República Checa y Estonia la han duplicado, Argentina apenas la ha visto mejorar en un 20% y Venezuela la ha hundido en un 65%.
Tamañas diferencias ponen de manifiesto que no todas las políticas económicas son iguales: algunas permiten que un país siga prosperando y desarrollándose, mientras que otras condenan a sus poblaciones al estancamiento o, lo que es peor, a la más absoluta miseria. Visualizado de otra forma: en 1998, el nivel de vida de Argentina o Venezuela era equivalente al de un país europeo pobre; y de haber aplicado políticas económicas similares a las que aplicaron esos países europeos pobres, hoy tendrían un nivel de vida similar al de España.
Pero no lo hicieron y, en el menos malo de los casos (Argentina) han perdido 25 años; en el peor (Venezuela) han retrocedido más de medio siglo. La moraleja de esta historia es que no debemos descuidar las políticas de crecimiento… o a largo plazo lo lamentaremos.
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