Economía

¿Qué hizo Berlusconi por la economía?

Impulsó algunas rebajas de impuestos, tibias flexibilizaciones laborales y una modesta reforma de las pensiones, pero nada verdaderamente destacado que mejorase apreciablemente la economía italiana

El exprimer ministro italiano y líder del partido 'Forza Italia', Silvio Berlusconi, habla durante la grabación del programa de Rai TV 'Porta a Porta', presentado por el periodista Bruno Vespa, en Roma
El exprimer ministro italiano y líder del partido 'Forza Italia', Silvio BerlusconiAgencia EFE

Silvio Berlusconi ha muerto a los 86 años de edad. El magnate italiano fue en tres ocasiones primer ministro de Italia: la primera, en el período 94-95; la segunda, en el período 2001-2006 y la tercera en el período 2008-2011. Desde entonces, Berlusconi no regresó a la más alta magistratura del país, pero sí siguió siendo un actor político relevante: la última, durante la reciente campaña electoral que acabó encumbrando a Meloni. Pero influencia política no es necesariamente igual a influencia económica. ¿Hasta qué punto Berlusconi contribuyó a transformar y a mejorar económicamente Italia? A la postre, se reivindicó en su momento de «derechas» o al menos de «centro-derecha» y abogó por reformas que, liberalizando la economía, impulsaran su crecimiento. Así que, en estos momentos en los que se hace balance sobre su vida y obra, cabría esperar encontrar algunos hitos reformistas en su haber. Pero apenas las hallaremos. Es verdad que Berlusconi impulsó algunas rebajas de impuestos, tibias flexibilizaciones laborales y una modesta reforma de las pensiones, pero nada verdaderamente destacado. Confindustria, la propia patronal italiana –que a diferencia de la española, sí está caracterizada por una marcada convicción promercado–, llegó a oponerse públicamente al segundo gobierno de Berlusconi (2001-2006) precisamente por su nula vocación reformista: a pesar de contar con poder suficiente como para aprobar los cambios legislativos necesarios, Berlusconi se plegó de hombros probablemente buscando asegurarse un nuevo mandato que no alcanzó en las elecciones de 2006. Es más, una vez regresó al poder, en 2008, se limitó a gestionar la crisis internacional oponiéndose a la austeridad, es decir, al saneamiento de las endiabladas finanzas públicas italianas. Incluso abandonó en 2011 el poder amenazando con sacar a Italia del euro. Dicho de otro modo, Berlusconi no mejoró apreciablemente la economía italiana, cuya productividad continúa aún hoy estancada. Baste decir que la renta per cápita del país no ha aumentado nada desde 1993. Es decir, los italianos, en términos promedios, son hoy tan ricos –o tan pobres– como hace tres décadas. Y Berlusconi no hizo nada por remediarlo. Que la tierra le sea leve.