Banca
La OCDE mejora la previsión de crecimiento para España al 2,6% en 2025 y al 2,1% en 2026 pese al deterioro global por la guerra arancelaria
España se anota el hito de ser, junto con Turquía, el único de los grandes países miembros para los que la OCDE ha revisado al alza las previsiones de crecimiento en un contexto marcado la incertidumbre comercial y la amenaza de la inflación
La economía española continúa desmarcándose del ritmo de crecimiento de la eurozona. Así lo señala la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), que este lunes ha revisado su pronóstico de expansión del PIB español, elevándolo al 2,6% para este año, tres décimas más de lo estimado en diciembre. Para 2026, la previsión también mejora en una décima, situándose en el 2,1%. Esta revisión contrasta con el recorte generalizado de perspectivas económicas a nivel global debido a los efectos adversos de la guerra comercial, que amenaza con disparar la inflación. La economía española, no obstante, también se verá salpicada por las tensiones comerciales y por la incertidumbre política y económica.
Las nuevas proyecciones refuerzan la posición de España como una de las economías con mayor dinamismo de la eurozona, que se enfrenta a un crecimiento anémico: el PIB del bloque se expandirá solo un 1% en 2025 y un 1,2% en 2026, tres décimas menos en ambos casos respecto a la previsión anterior. La nueva previsión de la OCDE se alinea con las estimaciones del Gobierno español tras la actualización del cuadro macro en febrero, que también anticipa un crecimiento del 2,6% en 2025, aunque es más cautelosa que las proyecciones del Banco de España (2,7%) y BBVA Research (2,8%). También es una décima menos optimista que el crecimiento proyectado por el Gobierno en 2026 (2,2%).
En 2024, la economía española creció un 3,2%, en línea con la media mundial, y muy por encima del 0,7% de la zona euro. Para los próximos dos años, España se anota el hito de ser, junto con Turquía, el único de los grandes países miembros para los que la OCDE ha revisado al alza las previsiones de crecimiento, mientras que la tendencia es claramente la inversa por el efecto de la guerra comercial desencadenada por Donald Trump.
A pesar del sólido crecimiento, la OCDE advierte de que la inflación en España no se reducirá tanto como se esperaba en diciembre, ya que ahora cree que será del 2,5% en 2025 (cuatro décimas más de lo anticipado entonces) y del 2,1% en 2026 (una décima más), pero en cualquier caso será inferior al 2,9% de 2024 y se acerca al objetivo de en torno al 2% del Banco Central Europeo (BCE). El encarecimiento de los alimentos en España es un factor clave de esta revisión. En cuanto a la inflación subyacente, que excluye la energía y los alimentos, la rebaja es todavía más significativa, ya que pasará del 2,8% en 2024 al 2,2% en 2025 y al 1,9% en 2026, por debajo de la media de la eurozona en ambos años.
En el ámbito laboral, la tasa de desempleo promedio de la OCDE se ha mantenido 0,5 puntos porcentuales por debajo del promedio de 2018-19, siendo las tasas de paro particularmente bajas en comparación con 2018-19 en Turquía y Brasil, así como en algunas economías del sur de Europa, como Italia y España. En su previsión de diciembre, la OCDE estimaba que la buena marcha de la economía española permitiría seguir reduciendo el nivel de desempleo al 10,9% en 2025 y al 10,5% en 2026. Esta previsión es más pesimista que la del Gobierno, que prevé una tasa de paro del 10,4% en 2025 y del 9,7% en 2026, por debajo de los dos dígitos.
Además, España se encuentra entre los países del G20 donde los salarios reales (descontando el efecto de la inflación) estaban a finales de 2024 por encima del nivel previo a la pandemia de coronavirus, cinco años antes. Es decir, que el poder adquisitivo de los asalariados había mejorado en ese tiempo (en torno al 3%), un poco menos que en Brasil o en Estados Unidos, pero más que en Reino Unido, Canadá o Australia, mientras que en Japón, Francia o Italia todavía no se habían recuperado.
México entrará en recesión por los aranceles de Trump
Para el conjunto de la economía mundial, la OCDE estima un crecimiento del 3,1% en 2025, frente al 3,3% de su anterior previsión, y del 3% en 2026, tres décimas menos de su cálculo anterior. "Los indicadores recientes apuntan a una desaceleración de las perspectivas de crecimiento global", señala la OCDE. La confianza de consumidores y empresas ha disminuido en algunos países, mientras que las presiones inflacionarias persisten en muchas economías. A su vez, la incertidumbre en las políticas económicas sigue siendo elevada y los riesgos importantes persisten. Entre ellos, la guerra arancelaria desatada por Estados Unidos.
"Estas proyecciones se basan en el supuesto de que los aranceles bilaterales entre Canadá y Estados Unidos y entre México y Estados Unidos aumentarán en 25 puntos porcentuales adicionales en casi todas las importaciones de mercancías a partir de abril", ha advertido la OCDE al actualizar sus proyecciones macroeconómicas, añadiendo que la actividad sería más fuerte y la inflación más baja en las tres economías si estos aumentos arancelarios fueran menores o se limitaran a una gama más pequeña de bienes. Para Canadá, la OCDE prevé un alza del PIB del 0,7% en 2025, 1,3 puntos menos de lo que estimaba en diciembre, mientras que el PIB de México retrocederá un 1,3% (2,5 puntos menos que las estimaciones anteriores).
En este sentido, la OCDE ha señalado que una mayor "fragmentación de la economía global es una preocupación clave", ya que un aumento mayor y más amplio de las barreras comerciales afectaría el crecimiento a nivel mundial y agravaría la inflación. A su vez, una inflación superior a la prevista impulsaría una política monetaria más restrictiva y podría dar lugar a una revalorización disruptiva de los precios en los mercados financieros.
De lo contrario, "un entorno político más estable reduciría la incertidumbre, y los acuerdos que reduzcan los aranceles respecto a los niveles actuales y las reformas estructurales más ambiciosas podrían impulsar el crecimiento", apunta en su pronóstico la OCDE. En pleno rearme de la UE, el "think tank" para las economías avanzadas avisa de que un mayor gasto público en defensa también podría impulsar el crecimiento a corto plazo, pero potencialmente aumentaría las presiones fiscales a largo plazo.
Desaceleración de la eurozona y EE UU
El menor optimismo en cuanto a las previsiones de la zona euro es un reflejo de la revisión a la baja de las perspectivas de crecimiento de Alemania, hasta el 0,4% este año y el 1,1% el siguiente, lo que implica tres décimas menos en 2025 y una décima menos en 2026 de lo anticipado anteriormente. En el caso de Francia, la OCDE ha empeorado su pronóstico una décima para este año, hasta el 0,8%, mientras que mantiene la previsión del 1% en 2026. Italia, por su parte, crecerá un 0,7% y un 0,9% en esos mismos años, tras una revisión a la baja de dos y tres décimas.
Estados Unidos tampoco se libra del ajuste: su crecimiento será del 2,2% en 2025, frente al 2,4% estimado en diciembre, y se moderará sustancialmente en 2026, hasta el 1,6%, medio punto porcentual menos de lo anticipado. En cambio, China crecerá este año un 4,8%, una décima más de lo previsto en diciembre, mientras que la OCDE mantiene en el 4,4% su proyección para el año que viene.
En este contexto, la OCDE también ha revisado al alza su previsión de inflación global. En los países del G20, se espera que alcance el 3,8% en 2025 -tres décimas más que en diciembre- y se modere al 3,2% en 2026 -también tres décimas más-. En la zona euro se situará en el 2,2% en 2025 y alcanzará el objetivo del 2% en 2026, en línea con la previsión anterior. Mientras, en Estados Unidos la inflación se elevará al 2,8% en 2025, siete décimas más de lo estimado previamente, y al 2,6% el año que viene, seis décimas más.