Francia
Francia y sus cifras insostenibles, en el disparadero: prima de riesgo, déficit, deuda…
El gobierno liderado por Michel Barnier ha propuesto un ajuste presupuestario de 60.000 millones de euros, pero la falta de mayoría parlamentaria impide que el presupuesto sea aprobado
La prima de riesgo francesa supera a la griega. Una anomalía en el contexto europeo que refleja la profundidad de la crisis política y económica que atraviesa Francia. El déficit público en 2024 superará el 6% del Producto Interior Bruto (PIB), mientras la deuda pública se situará por encima del 112%. Estas cifras son insostenibles, especialmente en un país donde el gasto público representa casi el 60% del PIB, el más elevado del mundo. El gobierno liderado por Michel Barnier ha propuesto un ajuste presupuestario de 60.000 millones de euros, dos tercios mediante recortes de gasto y el resto con subidas de impuestos. Sin embargo, la falta de mayoría parlamentaria impide que el presupuesto sea aprobado.
Ni la izquierda socialista ni la derecha nacionalista –ambas profundamente estatistas– están dispuestas a respaldar una reducción significativa del gasto público. Ante este bloqueo, Barnier optó por aprobar el presupuesto mediante decreto ley, exponiéndose a una moción de censura en la Asamblea Nacional. La derecha nacionalista de Le Pen ya ha anunciado que votará contra el gobierno, lo que conducirá a su caída y a la prórroga del presupuesto de 2024, manteniendo un déficit excesivo en 2025. Esta situación no es solo un problema nacional. Francia incumplirá las normas del Pacto de Estabilidad y Crecimiento de la Unión Europea, que exige déficits inferiores al 3% del PIB. Si la Comisión Europea actúa contra Francia, podría alimentar el auge del movimiento antieuropeo liderado por Le Pen, con el riesgo de un “Brexit a la francesa”. Si no lo hace, quedará claro que las reglas fiscales europeas son papel mojado, incentivando el descontrol fiscal en toda la eurozona. El impacto puede ser devastador. La falta de disciplina fiscal alimentará el descrédito del euro, impulsará la inflación y forzará subidas de tipos de interés, agravando la crisis económica en la Eurozona. Francia, lejos de ser un caso aislado, es el ejemplo más evidente del fracaso del modelo estatista europeo: electorados que demandan más gasto, líderes incapaces de reformar y Estados que financian su hipertrofia con deuda. La sostenibilidad del euro y del proyecto europeo están en juego.