Bruselas
España aprueba el próximo viernes la prórroga de los presupuestos
El presidente del Eurogrupo empieza a poner ya en duda las previsiones de déficit para 2017
El presidente del Eurogrupo empieza a poner ya en duda las previsiones de déficit para 2017
La paciencia de Bruselas no es infinita. Ante el largo «impasse» institucional en el que está sumido nuestro país, el tono es conciliador pero encierra un aviso a navegantes. El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, como máximo exponente del ala más ortodoxa urgió ayer al nuevo Gobierno a enmendar las cuentas públicas cuanto antes. «Desafortunadamente el nuevo Gobierno tendrá que hacer más trabajo con los Presupuestos», aseguró el político holandés a su entrada a la reunión del Eurogrupo que se celebró ayer en Luxemburgo. El ejecutivo en funciones cogió ayer el guante al anunciar que aprobará los presupuestos este viernes en el Consejo de Ministros, aunque tan sólo sean una prórroga de las cuentas de 2016. «Incluso si el Gobierno español envía un presupuesto sin cambio de política, la Comisión tiene que dar su veredicto. Y será un mensaje claro para el nuevo Gobierno que llegue», manifestó Dijsselbloem.
El pasado mes de julio, España consiguió la absolución (esquivar una multa de 2.000 millones de euros) ante el desfase presupuestario del año 2015 a cambio de un ajuste estructural de 10.000 millones de euros (no sujeto a los cambios de ciclo económico) en los años 2017 y 1018. Un perdón al menos parcial, ya que la opción de congelar los fondos estructurales a partir del año 2017 sigue vigente. España, como el resto de países de la zona euro, debe enviar sus presupuestos actualizados antes del 15 de octubre.
La capital comunitaria, ante la falta de Gobierno, se muestra resignada a recibir unicamente una prórroga de las cuentas del año 2016 en las que no podrá haber ningún cambio fiscal, sino tan sólo la actualización de ingresos y gastos según el rumbo económico basado en unas previsiones de crecimiento del 2,3% para este año. Una cifra muy similar a la manejada por el Fondo Monetario Internacional, que en sus últimas estimaciones hechas públicas el 4 de octubre calcula un alza del PIB el año que viene del 2,2%. Ante este escenario, el Gobierno en funciones confía en que no sean necesarios grandes recortes para cumplir con el nuevo objetivo de déficit público para el año que viene del 3,1% comprometido con nuestros socios europeos, aunque De Guindos no quiso desvelar la cifra prevista por el ejecutivo en funciones. Este panorama optimista fue ensombrecido ayer por Dijsselbloem, que volvió a sacar el látigo. Recordó que en los últimos años ha habido discrepancias en los números entre España y Bruselas y que la capital comunitaria –según él– pocas veces se equivoca. El presidente del Eurogrupo conminó a España y al resto de las capitales europeas a «escudriñar las cuentas bien antes de enviarlas».
De Guindos también confía en que el adelanto del pago del Impuesto sobre Sociedades para las grandes empresas sea suficiente para que no se haga efectiva la congelación de los fondos europeos. El Comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, volvió ayer a recalcar que la propuesta de bloqueo de los fondos es automática, si bien después puede no llegar a ejecutarse.
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) anticipa que el crecimiento en sus principales economías se va a mantener estable a medio plazo, excepto en Italia, para el que prevé un debilitamiento. La OCDE detalla que sus indicadores compuestos avanzados, que anticipan inflexiones en el ciclo económico a seis meses vista, señalan una caída de ocho centésimas en Italia este mes, siendo el octavo descenso consecutivo. El caso del Reino Unido es particular y la OCDE indica que las perspectivas a corto plazo se mantienen sin cambios respecto al mes pasado: su crecimiento debería estabilizarse a un ritmo más bajo. El indicador del Reino Unido sube 12 centésimas en un mes. Tanto para EE UU, como para la zona euro, Japón y Canadá, la tendencia es la de estabilidad en la cadencia de la progresión de la actividad económica. España ve reducido su indicador en ocho centésimas y acumula más de un año de retrocesos mensuales sucesivos.