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Elena de Carandini Raventós, una empresaria con legado familiar

Perteneciente a la 16ª generación de la saga familiar fundadora de Codoníu, ha emprendido un proyecto filantrópico fundamentado en la «regeneración» para dinamizar Raimat y la provincia de Lérida

Elena de Carandini Raventós, junto a su esposo y sus primos en el viñedo de Raimat
Elena de Carandini Raventós, junto a su esposo y sus primos en el viñedo de RaimatFCRL

Cuando Manuel Raventós i Domenech, propietario de Codorníu –la empresa familiar más antigua de España–, adquirió en 1904 la finca y el Castillo de Raymat, en Raimat (Lérida), se estaba adelantando más de un siglo a un movimiento que, actualmente, se está imponiendo cada vez más: la economía regenerativa. Este enfoque económico busca no solo mantener el equilibrio medioambiental, sino también mejorar los ecosistemas degradados, promover la biodiversidad y fortalecer las comunidades locales.

El castillo estaba situado en un desierto. Siglos de acción humana habían reducido a una tierra yerma un paraje que otrora fue un vergel. Consciente del pasado de la zona, Raventós quiso devolverle su esplendor original, por lo que centró, a partir de entonces, todos sus esfuerzos en ello. Este ahínco implicaba no solo un compromiso financiero significativo, sino también un profundo amor por la tierra y una visión a largo plazo adelantada a su tiempo. Por ello, decidió repoblar el monte y las tierras que lo rodeaban durante los difíciles años de la Primera Guerra Mundial. Una misión, la de transformar Raimat, a la que se dedicó en cuerpo y alma, ya que, a partir de entonces, cedió la gestión de Codorníu a sus hijos. Para alcanzar su sueño, trazó 100 kilómetros de acequias y plantó más de un millón de árboles. Dividió la propiedad en ocho parcelas -una para cada uno de sus vástagos-, y plantó cereal y cada vez más viñas para continuar con la tradición de elaborar vino. Hoy en día, la finca, de 3.200 hectáreas y 2.200 de viñedo, es 100% ecológica, destacándose como un ejemplo de cómo la gestión sostenible puede tener un impacto positivo a largo plazo.

De esta forma, sin saberlo, Manuel Raventós actuaba como un verdadero visionario, abundando en una estrategia fundamentada en la restauración y que va más allá de la mera sostenibilidad, que tanto rige las estrategias empresariales en este momento. Un concepto que, en definitiva, lo que quiere recoger es la necesidad de devolver los ecosistemas a su estado original e, incluso, mejorarlos, algo que se puede extender también a los productos y a las empresas. Un cambio para el planeta, las organizaciones y las personas.

Y es que la localidad de Raimat, hoy convertida en pueblo, es un caso único de colonización agraria en Europa y un ejemplo de los efectos que la regeneración ha tenido sobre el entorno, pero también sobre la comunidad. Este renacimiento no solo ha transformado el paisaje físico, sino también el tejido social, proporcionando nuevas oportunidades económicas.

[[H3:«Guardiana» del legado]]

Elena de Carandini Raventós (Barcelona, 1975), bisnieta de Manuel Raventós, se ha erigido en «guardiana» del legado familiar y, siguiendo el camino emprendido por su bisabuelo –su modelo e inspiración en todas sus acciones– hace más de un siglo, ha adaptado esta «regeneración» al momento actual. Su trabajo no solo es una continuación del legado familiar, sino también una respuesta a los desafíos contemporáneos de sostenibilidad y responsabilidad social corporativa.

Elena de Carandini Raventós es una de los 620 descendientes de Jaume Codorníu, propietario de la viña que dio lugar a la bodega creada por su hija Anna («la pubilla» –la heredera–) y su marido Miquel Raventós hace cinco siglos. Un clan familiar, dividido en cinco ramas, pero al que une su amor por el vino y su sentido de pertenencia a la familia, aunque muchos de ellos no residan en España. Eso, y que todos reciben su primer sorbo de cava en una cucharilla de plata el día de su bautizo, una tradición que simboliza la importancia del legado y la continuidad familiar.

Elena de Carandini, hija de Ana Tere Raventós Chalbaud y sobrina de Mar (histórica presidenta de Codorníu), ambas máximas accionistas de la compañía hasta su venta, es representante de la 16ª generación familiar. A día de hoy, es la CEO del Castillo de Raymat, una propiedad familiar que pasó a manos de Carlyle cuando el fondo americano compró Codorníu, pero que ella adquirió posteriormente por el gran valor sentimental que tenía esta edificación. Lo primero que hizo fue cambiar la «i» latina del nombre del castillo por la griega, para ser fiel a sus orígenes que datan del siglo XII, y cuyo nombre proviene de la palabra «colina» en árabe. De esta forma, se diferencia de Raimat, el nombre de la bodega, que toma su denominación porque en la puerta principal hay un escudo grabado en el que aparece un racimo de uvas y una mano («raim» y «ma», en catalán).

De esta forma, el castillo se convirtió en el epicentro de su proyecto filantrópico. De hecho, es la sede de la Fundación Comunitaria Raimat Lleida (FCRL), de la que es presidenta, y que trabaja activamente en mantener y extender los principios que inspiraron a su bisabuelo. Y es que Elena de Carandini se define a sí misma como «empresaria con legado familiar», una definición que refleja su compromiso con la historia, la sostenibilidad y la innovación.

Potenciar el territorio de Raimat se ha convertido, por tanto, en su gran objetivo. Para ello, en 2022 creó FCRL. Su propósito es reforzar el entorno de Raimat y de la provincia de Lérida junto a empresas, entidades y personas a través de iniciativas y proyectos innovadores que dinamicen el territorio de forma sostenible y resiliente. Estas iniciativas no solo buscan mejorar las condiciones de vida locales, sino también situar a Raimat como un modelo de desarrollo sostenible y regenerativo nacional e internacionalmente.

Fundaciones comunitarias

Las fundaciones comunitarias son un concepto muy extendido en Estados Unidos, pero apenas conocido en Europa, que ha desembarcado recientemente en España, precisamente, de la mano de Carandini. Un modelo que tuvo la oportunidad de conocer en sus años de formación en el Valle de Napa (California) y que ahora quiere replicar en España. Estas fundaciones trabajan estrechamente con las comunidades locales para identificar sus necesidades y desarrollar proyectos que fomenten el bienestar social, económico y ambiental.

Las fundaciones comunitarias y la regeneración están estrechamente vinculadas en su propósito compartido de fomentar un desarrollo sostenible y elevar el nivel de vida de las comunidades locales. Su finalidad es fortalecer y articular la comunidad en la que trabajan, canalizando recursos y competencias para la resolución de necesidades e iniciativas de interés común a dicha comunidad. En España, existen actualmente nueve de estas organizaciones, pero el objetivo es que se puedan extender a todo el territorio nacional, promoviendo así un modelo de desarrollo inclusivo y participativo.

Ejemplo de esta contribución al desarrollo de los territorios es la colaboración que la FCRL mantiene con United Way España y la empresa John Deere para promover la formación de tractoristas entre jóvenes en riesgo de exclusión, a los que, de esta forma, se les brinda la oportunidad de obtener una certificación especializada de la Generalitat de Cataluña y la Escola Agrària de les Borges Blanques con los Concesionarios Vicens de Lleida. También son entidades adheridas la Fundación Barça y la Fundación Privada Obra Tutelar Agraria. Esta iniciativa no solo proporciona habilidades técnicas valiosas, sino que también ofrece a los jóvenes una vía para integrarse en el mercado laboral y contribuir al desarrollo de su comunidad.

Pero también la cultura es un factor importante de esta dinamización del territorio. A través del festival internacional de música clásica Raimat Arts Festival, creado en 2022 por el Castell de Raymat y hermanado con el Festival Napa Valley y La Rioja Festival de España, se canalizan recursos para la fundación, ya que dedica el 100% de sus beneficios a los proyectos de la misma. Este festival no solo enriquece la vida cultural de la región, sino que también atrae visitantes y promueve la imagen de Raimat como un destino de referencia para la cultura y el vino.

«Creemos firmemente en el enorme potencial de la provincia de Lérida. Por eso, estamos apostando por su desarrollo, para que las nuevas generaciones encuentren aquí un lugar para trabajar y para vivir. Sus recursos excepcionales la pueden convertir en la capital de la economía regenerativa de España», explica Elena de Carandini. Su visión es la de un futuro donde la economía regenerativa no solo restaure el medio ambiente, sino que también cree oportunidades de empleo, fomente la cohesión social y mejore la calidad de vida para todos.

¿Qué es la economía regenerativa?

El Dr. Rattan Lal, el reconocido científico, que en 2007 obtuvo el Premio Nobel de la Paz por sus investigaciones y trabajos sobre la salud del suelo y su activismo a favor de una agricultura racional, que produzca mejor respetando la naturaleza, y que, en 2020, ganó el World Food Price, el mayor galardón para individuos que aporten conocimiento para el mejor acceso de la humanidad a los alimentos de calidad, ha realizado un definición de agricultura regenerativa, un concepto relativamente nuevo, que, no obstante ha diferencia de la agricultura sostenible. «Desde mi punto de vista, para avanzar en la mejora de nuestros sistemas agrícolas, preferiría la agricultura regenerativa. La idea detrás de ella es que, mientras gestionamos el suelo, también restauramos su productividad, funciones y salud, debido a que ha sido degradado en el pasado», señala.

El uso histórico de la tierra ha deteriorado la salud del suelo, su calidad y sus funciones al agotar el contenido de materia orgánica y reducir la biodiversidad del suelo. Por lo tanto, el científico, entiende que el término «regenerativa» es más descriptivo en comparación con otros conceptos. «El único otro término que se me ocurre sería “agricultura positiva con la naturaleza”, que también describe la esencia de la agricultura regenerativa, ya que buscamos trabajar con la naturaleza, no contra ella», añade.

En este sentido, mantiene que si el suelo se gestiona de manera adecuada, puede regenerar la tierra, aumentar la productividad, y restablecer las funciones y servicios del ecosistema. «Por lo tanto, si tuviera que clasificar los dos enfoques, colocaría la agricultura regenerativa en primer lugar, y la sostenibilidad, en segundo. No tengo nada en contra de la agricultura orgánica, pero esta es limitada en su alcance, mientras que la agricultura regenerativa es más inclusiva, ya que abarca prácticas orgánicas y otros enfoques dentro de ella», añade.

Este concepto de producción agrícola, se ha extendido a todos los ámbitos económicos. En 1987, el Informe Brundtland, confeccionado por la entonces primera ministra de Noruega, permitió al mundo entero entender que el avance económico y social estaba teniendo lugar a un costo medioambiental muy importante. Fue ese informe el primero en incorporar de forma oficial el término «desarrollo sostenible». Tres décadas después, en 2019, la ONU puso el foco en la protección y regeneración de todos los ecosistemas del mundo, proponiendo abandonar sistemas económicos lineales para sustituirlos por economías circulares y colaborativas. «La sostenibilidad continúa siendo un logro importante para la humanidad. Es un puente que todavía deberíamos cruzar. Al mismo tiempo, no hacer más daño ya no puede ser la meta final. Después de los daños causados por miles de años de agricultura basada en la deforestación y degeneración de los subsuelos y cientos de años de industrialización y explotación de recursos no renovables, tenemos que sanar los ecosistemas donde habitamos y en el proceso regenerar la cohesión social, la resiliencia de nuestras comunidades y el tejido de apoyo mutuo de nuestras economías locales y regionales», asegura Daniel Wahl, biólogo, educador y activista que imparte el curso en Economía Regenerativa del Schumacher College y autor del libro «Culturas regenerativas». Un concepto, el de economía regenerativa, cada vez más presente en la actualidad, pero que, en realidad, es una vuelta a los orígenes y a una buena convivencia con la naturaleza.