El Banco de España teme que la criptomoneda de Facebook desestabilice la economía
Asegura que Libra podría incrementar la volatilidad de los mercados financieros y duda de su seguridad
Asegura que Libra podría incrementar la volatilidad de los mercados financieros y duda de su seguridad.
Sin ser todavía una realidad y sin que se conozcan en profundidad sus detalles, Libra, el proyecto de criptomoneda de Facebook, ha concitado ya una oleada de temor y rechazo a partes iguales entre los principales reguladores del mundo que presagian que su vida no será nada sencilla. Como ha reconocido hoy mismo Margarita Delgado, subgobernadora del Banco de España, aunque esta moneda digital plantea muchas cuestiones para las que “las respuestas son por el momento poco claras”, lo que el regulador financiero sí tiene claro es que las certezas que hay sobre la criptodivisa la convierten en una potencial amenaza.
Delgado ha advertido de que no se puede esperar “pasivamente” para determinar los efectos de Libra, ya que podría llegar a convertirse “en un elemento desestabilizador de la economía”.
Libra, ha asegurado Delgado, demanda “una actuación internacional coordinada”. Por eso, ha añadido, el G7 ya ha puesto en marcha un grupo de trabajo con el objetivo de definir, para este próximo otoño, una hoja de ruta clara, con prioridades como someter a Libra a “estándares regulatorios y de supervisión exigentes”.
La “número dos” del Banco de España ha desgranado en un foro organizado por “El Economista” la serie de riesgos potenciales que la entidad aprecia en Libra. Para empezar, ha asegurado que no está claro que sus usuarios “entiendan bien los riesgos a los que están expuestos, entre otras razones porque dichos servicios podrían estar prestándose desde fuera de la UE”. En esta misma línea, Delgado ha asegurado que es “razonable” dudar acerca de la efectiva salvaguarda de la privacidad “toda vez que la acumulación de grandes cantidades de información económicamente valiosa constituye un claro incentivo para los delincuentes cibernéticos”. La subgobernadora del Banco de España ha recordado los problemas de seguridad que ha tenido Facebook en cuestiones como la trama rusa en las pasadas elecciones de EE UU.
La naturaleza internacional de las operaciones con Libra plantea para Delgado “importantes retos a los efectos de una adecuada prevención del blanqueo de capitales y la financiación del terrorismo”. Por poner un ejemplo, ha asegurado que aún hay muchas incertidumbres por despejar acerca de cómo se coordina e integra el comportamiento de los distintos actores en el sistema. También resulta problemático detectar anticipadamente conductas delictivas, cuando las transacciones internacionales se pueden ejecutar con tanta rapidez, ha explicado.
Junto con estas preocupaciones, la dimensión potencialmente sistémica de Libra encierra otros riesgos de tipo macroeconómico. Así, por ejemplo, en términos de la estabilidad del sistema financiero, Libra podría ser “un factor que amplificase la volatilidad de los mercados financieros, afectando también al negocio de pagos y a la actividad de toma de depósitos de los bancos con la consiguiente erosión de su cuenta de resultados”, ha explicado.
Además, ha añadido que un empleo masivo de Libra para la operativa de grandes pagos o para la concesión de crédito “podría, a su vez, limitar la efectividad de las herramientas tradicionales para la ejecución de la política monetaria”. Adicionalmente, el Banco de España teme que el hecho de que Libra no cuente con acceso a mecanismos de provisión extraordinaria de liquidez de emergencia, “podría agravar las tensiones que sobre el sistema financiero puedan ocasionar problemas diversos, como los de origen operativo o de pérdida de confianza en la misma”.
Finalmente, en lo que respecta a los sistemas de pago, Libra podría suponer la emergencia de circuitos paralelos para la movilización de los recursos financieros de las economías. Esto, ha expuesto Delgado, “debilitaría el rol actual del euro y de otras divisas fuertes como activo de liquidación seguro y, de no aplicarse los mecanismos de supervisión adecuados, hipotecaría la capacidad de control e intervención que, a día hoy, tienen las autoridades financieras sobre unas infraestructuras fundamentales en el funcionamiento de nuestro sistema económico”.
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