Industria ferroviaria
El AVE a La Meca se inaugura sin «infieles»
El acto de apertura contó con una mínima representación del consorcio español que lo construyó y lo operará por los recelos de Arabia Saudí a los no musulmanes y su deseo de marcar distancias y arrogarse el éxito del proyecto.
El acto de apertura contó con una mínima representación del consorcio español que lo construyó y lo operará por los recelos de Arabia Saudí a los no musulmanes y su deseo de marcar distancias y arrogarse el éxito del proyecto.
Siete años después de su adjudicación, el AVE entre las ciudades santas de Medina y La Meca ya es una realidad. El Rey de Arabia Saudí, Salman bin Abdelaziz Al Saud, inauguró ayer la infraestructura, si bien el comienzo de su operación comercial se retrasará hasta el próximo mes de octubre. Fuentes del consorcio español encargado de la construcción de la segunda fase del proyecto, así como de su explotación, aseguraron que se pondrá en servicio «en las próximas semanas», si bien Ep asegura que será el próximo 4 de octubre cuando empezará a circular con pasajeros. Lo hará, no obstante, con una limitación máxima de velocidad de 200 kilómetros por hora, cuatro días a la semana (martes, jueves, viernes y sábado) y con paradas en dos de las cinco estaciones que tendrá la línea, la de Yeda y la de Kaec, la ciudad económica. El resto todavía no han sido terminadas. No será hasta septiembre de 2019 cuando opere plenamente, una vez se concluya la construcción de todas las estaciones.
Emblema de la «marca España» tanto por su magnitud económica –el presupuesto por el que fue adjudicado a las empresas nacionales ascendió a 6.736 millones de euros– como por su complejidad técnica, el también conocido como «AVE del desierto» fue inaugurado con una muy escasa representación del consorcio español. La delegación estuvo encabezada por el embajador en Arabia Saudí, Álvaro Iranzo Gutiérrez, y el presidente del consorcio constructor, Jorge Segrelles, así como por directivos de las empresas del mismo. Sin embargo, pese a la implicación del Gobierno en el proyecto, destacó la ausencia del ministro de Fomento, José Luis Ábalos, que estaba en Granada realizando un viaje en uno de los trenes de prueba de la línea de alta velocidad de la ciudad andaluza que será inaugurada en junio de 2019. Desde el Ministerio de Fomento no se ofrecieron explicaciones sobre esta notable ausencia. Fuentes del proyecto achacan la ausencia a dos motivos. Por un lado, aseguran que Arabia Saudí quiere «marcar distancias» y que el proyecto no se perciba como algo que viene del extranjero, sino como algo suyo a pesar de que va a ser explotado por Renfe. También habrían pesado, según los consultados, cuestiones de índole religiosa. Arabia, explican, es un país tremendamente estricto en estas cuestiones y los no musulmanes, en general, no son bien recibidos. En este sentido, el AVE entre Medina y La Meca plantea el problema de que la estación de La Meca se ubica en un lugar santo de la ciudad al que los no musulmanes tienen vetado el acceso. De hecho, para hacerlo, necesitan de un permiso especial. «La realidad es que no somos bien vistos en determinadas zonas, como La Meca, y eso pesa», concluye. Aunque ayer el tren no circuló hasta este ciudad, su trayecto sí que concluyó en Medina, la segunda ciudad más santa del Islam. Como resumió ayer una fuente oficial saudí a la agencia Efe, este proyecto «reforzará la infraestructura saudí», aunque el objetivo principal es «servir a los musulmanes y al islam ya que este tren facilita el transporte de los peregrinos entre las dos ciudades sagradas».
Pese a su inauguración y la próxima puesta en servicio, el AVE a La Meca no estará en servicio a pleno rendimiento hasta septiembre de 2019. Entonces sí circulará todos los días y a la velocidad de 300 kilómetros por hora para la que está diseñado. Renfe será la encargada de su explotación comercial. Es una de las compañías españolas junto a Adif, Ineco, OHL, Cobra (ACS), Indra, Consultrans, Copasa, Dimetronic, Imathia, Inabensa y Talgo que asumieron la fase dos del proyecto. Su trabajo ha consistido en la colocación de las vías de la línea, de 450 kilómetros de longitud, y la instalación de toda su «superestructura», esto es, todos los sistemas asociados (electrificación, seguridad y telecomunicaciones, entre otros), además del referido suministro de trenes y su explotación.
Previsión de pasajeros
Cuando funcione a pleno rendimiento, la línea unirá La Meca y Medina en menos de dos horas y media. Las estimaciones iniciales eran de que iba a transportar a unos 60 millones de pasajeros anuales, aunque la operadora asume que este cálculo tal vez sea demasiado ambicioso.
La inauguración del AVE a La Meca ha sufrido varios retrasos desde la fecha inicial prevista del 1 de enero de 2017 debido a diversos aplazamientos acumulados por los otros consorcios que han trabajado en el proyecto.