Energía
Burbuja solar: la supremacía china amenaza al sector
El dominio de China empuja a los fabricantes europeos a la extinción, pero el exceso de capacidad y la guerra de precios en el país asiático también lastra su industria
El panorama para los fabricantes de energía solar en China se presenta desafiante, con preocupaciones que van desde el exceso de capacidad hasta la debilidad de los beneficios y la creciente tendencia de desplazar la producción al extranjero. Estas circunstancias plantean serias dudas sobre uno de los pilares de la economía china que, hasta ahora, se consideraba un sector prometedor.
El gigante asiático se sitúa como el líder indiscutible en la producción mundial de células solares, acaparando más del 90% del mercado, según datos de Bloomberg. A pesar de ello, las perspectivas para las empresas del sector son inciertas. La caída de los precios de los módulos y otros equipos constituye un factor determinante en la reducción de los márgenes de beneficio y el deterioro del valor de las exportaciones. Esta situación plantea un desafío para sus fabricantes, que tendrán que enfrentar una competencia internacional cada vez más feroz. Aunque se espera que China mantenga su posición, las condiciones actuales amenazan con afectar su liderazgo y generar incertidumbre.
«Cuando soplan vientos de cambio, unos construyen muros y otros molinos», dice un viejo proverbio chino. Quizá esto explique mejor cómo y por qué el mayor consumidor de energía del mundo se ha convertido también en una superpotencia de las renovables. Su inversión en energías limpias se ha fortalecido mientras el alicaído mercado inmobiliario chino experimenta su segundo año de contracción. El régimen comunista considera que un «nuevo trío» de industrias, compuesto por paneles solares, coches eléctricos y baterías de litio, ha reemplazado al «viejo de ropa, muebles y electrodomésticos».
Las empresas solares chinas son ahora líderes mundiales en áreas como la eficiencia de los paneles, la capacidad de almacenamiento de energía y la tecnología de redes inteligentes, es decir, el uso de tecnologías digitales, sensores y software para ajustar mejor la oferta y la demanda de energía.
Fruto de décadas de planificación estratégica, los ambiciosos objetivos de Pekín en materia de energía solar y renovables han impulsado gran parte de un asombroso crecimiento, con un claro objetivo de alcanzar el pico de emisiones a finales de la presente década y lograr la neutralidad de carbono en 2060. El Gobierno ha contribuido a estos resultados creando un entorno adecuado para que las empresas prosperen, proporcionando subvenciones e incentivos fiscales y poniendo en marcha programas para fomentar el crecimiento y la innovación.
Tales medidas han creado un marco ventajoso para que sus compañías solares operen frente a otros países, permitiendo a sus fabricantes producir paneles solares y otros bienes relacionados en cantidades masivas que, a su vez, han ayudado a explotar numerosas economías y, en última instancia, han mantenido los costes de producción mucho más bajos que sus competidores internacionales. Recientemente, la consultora Wood Mackenzie (WoodMac) señalaba que, dado que el aumento de la demanda nacional china de esta energía en 2023 era aproximadamente el doble que en EE UU y la UE juntos, los costes de producción de módulos solares en este país se redujeron un 42% a lo largo del año, hasta los 0,15 dólares por vatio, lo que supuso para las empresas chinas una ventaja sustancial en términos de costes. De hecho, WoodMac estimó que los módulos fabricados en China eran hasta un 50% más baratos que los europeos y hasta un 65% más baratos que los estadounidenses.
La capacidad de generación de energía eléctrica solar instalada en China aumentó un 55,2% en 2023, añadiendo más de 216 gigavatios (GW) de energía solar, según datos publicados por la Agencia Nacional de la Energía. Gracias a este vertiginoso ritmo de expansión, se espera que el país alcance su objetivo de 1.200 GW de capacidad renovable para 2030, cinco años antes de lo previsto según las previsiones de los analistas.
Asimismo, el país experimentó un impresionante aumento en sus exportaciones de productos solares. Según la Asociación de la Industria Fotovoltaica china, durante los primeros diez meses del año, el país envió al extranjero 56 GW de obleas solares, 32 GW de células y 178 GW de módulos, lo que representa incrementos interanuales del 90%, 72% y 34%, respectivamente. Sin embargo, a pesar de esta alza, el valor de estas exportaciones sólo experimentó un modesto aumento del 3% debido a la disminución de los costos asociados a la industria solar. En el conjunto del crecimiento de ventas, destaca el aumento de las destinadas a los países de la «Franja y Ruta», a los países del sudeste asiático y a países africanos.
El presidente honorario de la Asociación de la Industria Fotovoltaica de China (CPIA), Wang Bohua, reveló durante una conferencia que el país podría experimentar un crecimiento en su capacidad solar en 2024. Según una estimación conservadora, se calcula que se añadirán 190 GW de nueva capacidad, cifra ligeramente inferior al récord alcanzado en 2023, que fue de 216 GW.
Por su parte, Jin Lei, director de la división de tecnología de la información del Ministerio de Industria, explicó que el exceso de capacidad en el mercado ha generado la cancelación o pausa de algunas inversiones previstas. Esta situación ha llevado a una disminución significativa en los precios de los componentes solares, alcanzando mínimos históricos, y ha ocasionado pérdidas de empleo.
De hecho, Longi Green Technology Energy Co., el mayor fabricante de energía solar del mundo, está recortando casi un tercio de su plantilla para reducir costes en este sector que enfrenta un exceso de capacidad y una encarnizada rivalidad, según Bloomberg. Pero los fabricantes de paneles han añadido capacidad a un ritmo más rápido, y a pesar de que el país ha batido récords de instalación solar en el marco de su objetivo de neutralidad de carbono, este ramo se enfrenta a un superávit. Esto ha desatado una brutal guerra de precios, obligando a muchos operadores a bajar la persiana.
Según un informe del portal del sector Century New Energy Network publicado en febrero, entre las 58 empresas chinas de energía solar fotovoltaica que cotizan en Bolsa y que han emitido estimaciones de beneficios para el año 2023, unas 25 prevén registrar menores beneficios o incluso pérdidas, lo que contrasta con el panorama halagüeño que del sector.
Desde que Europa levantó las barreras comerciales contra China en 2018, la cuota de mercado de módulos chinos en el continente ha vuelto a aproximadamente al 90%. Los fabricantes europeos llevan meses advirtiendo de que se enfrentan a una gran crisis debido al dominio casi absoluto de China sobre las líneas de suministro mundiales, que ha provocado un exceso de oferta de paneles solares baratos dentro del bloque y les ha dejado incapaces de competir.
Los productores europeos se precipitan así hacia la extinción, después de que la UE insinuara recientemente que no rescataría a los fabricantes en apuros, según el medio Político, una medida que pone en peligro miles de puestos de trabajo y asesta un duro golpe a las ambiciones de tecnología limpia del bloque. Bruselas se esfuerza por afianzarse como actor mundial en tecnologías limpias como el hidrógeno, las baterías y la energía eólica, en una carrera contra Pekín y Washington, dos países que han invertido cientos de miles de millones en subvenciones estatales. Al mismo tiempo, pretende reducir su dependencia de China aumentando la capacidad de producción de energía solar hasta 30 GW en 2030, ya que el bloque aspira a ser neutro en emisiones de CO2 en 2050.
El mes pasado, 12 empresas que representan las tres cuartas partes de la capacidad de producción de módulos solares del bloque presentaron a la Comisión un último alegato en el que pedían ajustes de las normas sobre ayudas estatales de Bruselas que desbloquearían subvenciones equivalentes a 880 millones de euros en los próximos dos años. Entre ellas se incluyen la compra de acciones y la ayuda a sus gastos operativos.
España crece un 28% en solar fotovoltaica
La potencia instalada de solar fotovoltaica aumentó un 28% en 2023 en España, al sumar 5.594 nuevos megavatios (MW) al parque de generación español, la mayor cifra desde que hay registros, según datos presentados el 21 de marzo por Red Eléctrica de España, el operador del sistema eléctrico español y filial del grupo Redeia. En concreto, esta tecnología ya cuenta con 25.549 MW en servicio y copa el 20,3% del total de la estructura del parque de generación español. Con este incremento interanual (+28%), «España es el segundo país con mayor potencia instalada solar (tanto térmica como fotovoltaica) de los países de la Red Europea de Operadores del Sistema de Transmisión de Electricidad (ENTSO-E, por sus siglas en inglés)». En el ranking nacional, la energía eólica se mantiene como la tecnología con mayor presencia, con el 24,5%, seguida por el ciclo combinado (20,9%), la fotovoltaica (20,3%) y la hidráulica (13,6%).