Energía
Brufau (Repsol) responde a la ministra Ribera: "Somos absolutos activistas contra el cambio climático"
El presidente de la energética niega las acusaciones de retardismo
Repsol ha aprovechado la junta de accionistas que ha celebrado hoy para reivindicar su transición energética y su lucha contra el cambio climático y volver a poner de manifiesto una vez más su frontal rechazo al impuesto al sector que el Gobierno quiere convertir en permanente.
El encargado de negar las acusaciones de negacionismo y retardismo que vertió la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera; contra la compañía fue su presidente, Antonio Brufau. Durante su intervención, el directivo no sólo negó tales acusaciones sino que aseguró que somos «absolutos activistas en la lucha contra el cambio climático» haciendo que la industria de Repsol sea cada vez más descarbonizada.
Siempre crítico con la forma en la que la Comisión Europea está gestionando la transición energética, Brufau moderó ayer un tanto el tono al asegurar que está percibiendo que se están produciendo cambios alentadores en Europa, hablando en «voz alta» de los desafíos que tiene Europa ante sí y como reacción a la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) estadounidense para incentivar la industria que opera en EE UU.
El presidente de Repsol se refirió a la Ley de Industria de Emisiones Cero europea, que dice que rompe con el principio de determinismo tecnológica y abre el abanico a nuevas energías, como combustibles renovables, hidrógeno verde, captura de carbono.
Brufau considera que esto va en el buen camino y el plan estratégico que Repsol acaba de lanzar va a coincidir con la nueva sensibilización que tienen las autoridades europeas. Añadió que Europa debe pensar que energía e industria van juntas y que la transición energética debe ir acompañada de la industrial.
A pesar de percibir estos signos alentadores, Brufau volvió a arremeter contra la excesiva regulación europea y su «determinismo» para decidir lo que, a su juicio, deben hacer los ciudadanos. Una vez más, defendió que la transición energética sólo será posible si no se centra todo en la electrificación y se deja actuar al resto de tecnologías como cree que parece que ahora empiezan también a ver desde Bruselas.
En referencia a la electrificación, Brufau volvió a aludir a uno de sus temas recurrentes en los últimos tiempos, el vehículo eléctrico, del que insistió en que no es la única solución a la movilidad. El presidente de Repsol alertó que centrarlo todo en esta tecnología perjudica a la industria de la automoción europea, a la de transformación de fluidos, lo que, al final, ayuda a China «a ser más fuerte frente a nosotros», pues la mayor parte de los vehículos eléctricos y su tecnología viene de China, según advirtió. «Quizá la ruta de obviar la neutralidad tecnológica no es la más eficiente», aseguró Brufau, que insistió en que aparte de la electricidad, hay otras formas de generar energía que ayuden en la descarbonizacion, como los biocombustibles, en cuya producción recordó que Repsol es líder.
Imaz ataca el impuesto al sector por castigar a los que crean valor y no a los importadores
Si Brufau destinó su intervención ante los accionistas a glosar sobre la transición ecológica y la posición de la compañía en esta transformación, el consejero delegado de Repol, Josu Jon Imaz, aprovechó la suya para seguir martilleando el impuesto a las energéticas. Imaz aseguró que el gravamen, todavía temporal y extraordinario pero que el Ejecutivo quiere hacer permanente, «castiga» a las empresas que invierten en activos industriales, generan empleos «de calidad» y garantizan la independencia energética de España. Y no a los importadores, penalizando el esfuerzo necesario para la transformación de los complejos industriales en polos multienergéticos cada vez más descarbonizados, lamentó.
En la conferencia con analistas con motivo de la presentación de los resultados del primer trimestre, Imaz ya se refirió a esta prestación patrimonial del 1,2% sobre la actividad no regulada de las grandes energéticas en España. Entonces defendió que, incluso desde el punto de vista legal, «no hay lugar» para que en 2025 tengan que hacer frente a un gravamen temporal.
Para Repsol, el impacto de la tasa obre las ventas de 2023, pagadera este año, ascenderá a unos 335 millones euros.
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