Zaragoza
Aeropuerto de Ciudad Real, el plató más caro del mundo
El aeródromo sobrevive como centro de rodaje mientras espera comprador. Seis empleados se afanan por mantener en buen estado la colosal obra que hundió a CCM
El aeropuerto de Ciudad Real sobrevive como centro de rodaje mientras espera comprador.
Por las tierras de la comarca de Calatrava (Ciudad Real) han pasado en los tres últimos años actores tan variopintos como el experto belga en artes marciales Jean Claude Van Damme o el sin duda menos ducho en esta materia Santiago Segura. Seguramente, a ninguno se le hubiera pasado por la imaginación tiempo atrás que acabarían en esta zona volcánica manchega donde reina la quietud rodando una película o un anuncio, pero, muy a pesar de la voluntad de sus promotores, el aeropuerto de Ciudad Real, el primero privado de España, le ha brindado al mundo del cine y de la publicidad un lujoso plató de 1.100 millones de euros, y más desde que en abril de 2012 se cerrase el tráfico aéreo. Pedro Almodóvar rodó en septiembre de 2012 parte de su película "Los amantes pasajeros"haciendo aterrizar en su pista un Airbus de atrezzo de 29 metros. Antes, había servido también de escenario para la serie "Vuelo IL 8714"de Telecinco sobre el accidente de un avión de Spanair en Barajas en el que murieron 154 personas. Y Santiago Segura volverá en enero para filmar algunas secuencias de "Torrente 5"después de haberlo empleado antes como plató en algunas entregas anteriores de la saga. Entre medias, Van Damme y otros tantos también han grabado anuncios.
"No falta un modelo de coche deportivo por desfilar por la pista", dice con cierta sorna Antonio. Vigilante de seguridad, este canario es uno de los seis empleados que a diario trabajan en la instalación para mantenerla en un estado decoroso. Junto a él acuden a la imponente terminal de pasajeros de 28.000 metros cuadrados, ahora cerrada a cal y canto, otro vigilante, el director del aeródromo, una administrativa, un empleado de limpieza y otro de mantenimiento. Aunque, como reconoce, hay poco que vigilar porque el movimiento es mínimo. Semanas atrás reconoce que al menos hubo cierto movimiento de potenciales inversores que se han acercado a ver las instalaciones ante el proceso de venta abierto esta semana. La empresa que impulsó el aeropuerto, CR Aeropuertos S. L., se declaró en concurso de acreedores en junio de 2010. Ninguna de las expectativas de los promotores del aeródromo se cumplió. Los 2,5 millones de viajeros que preveían iba a mover en los cinco años posteriores a su inauguración en diciembre de 2008 apenas llegaron a 10.000 anuales. La carga, pese a ser más barata que llevarla a Barajas, tampoco aterrizó. Y el AVE, que debía haber sido su gran motor como conexión de pasajeros con Madrid, pasa ahora cada veinte minutos a todo trapo junto a la terminal y por debajo de la muy deteriorada pasarela que cuelga sobre la vía y que debía conectar con el apeadero que nunca llegó a construirse. El resultado: una deuda acumulada de 529 millones y la quiebra.
Los administradores concursales recibieron el pasado 15 de octubre el visto bueno del juzgado para vender la instalación. El precio de salida, 100 millones de euros, apenas una décima parte de los 1.110 millones que costó, más de la mitad de los cuales fueron aportados por Caja Castilla-La Mancha, dirigida entonces por el ex diputado socialista Juan Pedro Hernández Moltó y que luego hubo de ser rescatada por el Banco de España en buena medida por el agujero que le generó tal inversión.
¿Puede interesar en estas condiciones la instalación a alguien? El administrador aseguró hace pocas semanas a los accionistas de CR Aeropuertos que había cuatro grupos, tres extranjeros y uno español, echando números por la instalación. Los pocos que trabajan en él también quieren creer que hay futuro, aunque en sus palabras hay más deseo que certezas. "La gente tiene la esperanza de que esto tire para delante y se cree empleo para la zona", dice el empleado de limpieza, que prefiere no dar su nombre. "¿Cómo van a dejar tirado esto después de la inversión que hicieron?", le secunda Antonio, que no obstante tuerce el gesto cuando se le recuerdan los 20.000 empleos que sus promotores dijeron se iban a crear. Su esperanza es que algún inversor lo compre y lo convierta en un aeropuerto de carga. Ese, convertirse en la segunda terminal de este tipo de España tras Madrid-Barajas, era el objetivo inicial con el que se diseñó, según explicó en una entrevista a LA RAZÓN a finales de 2007 el entonces director de CR Aeropuertos, Escolástico González. Luego vino el boom de las aerolíneas de bajo coste y algunos creyeron que podrían reconvertirlo en el aeródromo económico de Madrid, aunque esté a 220 kilómetros. "Hubiera funcionado como segundo aeropuerto de Madrid, para este tipo de pasajeros, si la crisis no hubiera hundido el tráfico aéreo y Barajas estuviera usando esa sobrecapacidad para las "low cost", explica una fuente del sector. Como terminal de carga, se iba a beneficiar de unos terrenos aledaños en los que se iba a desarrollar una zona industrial que ahora permanece como terreno baldío por el que corretean liebres, conejos y zorros y que ni siquiera está urbanizado.
En realidad, a los empleados tampoco les preocupa mucho el uso que se le dé siempre que sirva para crear empleo. "La cosa está muy mal. Cuando se abrió, en el personal de seguridad éramos más de cuarenta personas. Ahora quedamos diez, ninguno de los que fueron despedidos ha encontrado trabajo", afirma Antonio. Si hubiera que hacer caso de todas las conjeturas aparecidas en los medios en los últimos años, al aeropuerto sólo le faltaba que le conviertan en pista de pruebas para que Ferrari ponga a punto la errática aerodinámica de sus bólidos. Se ha dicho que por él se han interesado chinos para convertirlo en gran centro para traer y distribuir después los productos del "todo a cien"; base militar, base logística... Alguno de los empleados bromea incluso durante la charla con la posibilidad de convertirlo en "aeropuerto de caza". Antes de su cierre definitivo, en la temporada de actividad cinegética, llegaban a concentrarse hasta veinte avionetas los fines de semana que traían a cazadores de postín. "Pobres no se les veía, la verdad. Algún paparazzi hubiera hecho el agosto viniendo esos días", bromea el compañero de seguridad de Antonio. Por relacionársele, se ha vinculado al aeropuerto hasta con una red de narcos, que habría pretendido comprarlo para traer la droga desde Suramérica. "¡Para lo que hemos quedado!", comentan los tres empleados.
Cien millones, en el mejor de los casos
Hasta las 15 horas del próximo 27 de diciembre, los interesados en comprar el aeropuerto de Ciudad Real pueden presentar ofertas en firme. El mínimo son 100 millones de euros, un precio neto al que el último interesado que ha puesto números a una propuesta no se ha acercado ni de lejos. En marzo trascendió que la empresa Kriber Airlines, con sede en Zaragoza, hizo una oferta por 40 millones. Según su plan, podría haber creado 1.500 empleos. Sin embargo, se desestimó. Como también se rechazaron antes dos propuestas, una francesa y otra de un grupo de Dubai, por 110 millones de euros cada una. Ahora, de hecho, el aeropuerto podría salirle más barato a cualquier de estos dos consorcios. Si la instalación no se vende en la primera fase, se abrirá una segunda subasta pública privada en la que el precio se fijará entre 80 y 100 millones. La administración concursal al menos ha conseguido prorrogar durante un año la licencia aeronáutica del aeropuerto, lo que evitaría al potencial comprador perder meses en tramitar una nueva y hace más atractiva su venta.
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