Cambios
Reino Unido apuesta por la desregulación financiera de la City para impulsar el crecimiento
El Gobierno eliminará la separación de las actividades de inversión y minorista de algunas entidades y destopará los bonus a directivos
El Gobierno británico presentó ayer un paquete de reformas de la regulación financiera con el que se recortará la “burocracia” y se “potenciará el crecimiento del país”. Así lo recalcó el ministro de Economía, Jeremy Hunt, al anunciar las nuevas medidas que relajan ahora las que se implantaron tras el estallido de la crisis financiera de 2008.
Entre otros, se pondrá fin en algunos bancos a la delimitación impuesta tras la crisis crediticia entre sus actividades de inversión y minoristas, a fin de facilitar sus operaciones. Esto servirá, según el Chancellor, para “liberar” a las entidades “sin grandes actividades de inversión” que ahora se ven entorpecidas por estos requisitos.
Asimismo, se eliminará el tope a las bonificaciones de los banqueros y se permitirá a las aseguradoras invertir en activos a largo plazo, como viviendas y granjas eólicas para impulsar la inversión. También se modificarán las reglas que rigen cómo se contrata, supervisa y sanciona a los ejecutivos financieros sénior. Según Hunt, los cambios asegurarán “el estatus del Reino Unido como uno de los centros financieros más abiertos, dinámicos y competitivos del mundo”.
El paquete de cambios, conocido como “reformas de Edimburgo”, se presentó como ejemplo de libertad post Brexit para crear una regulación a medida, específica a las necesidades y fortalezas de la economía británica que no pasa ahora precisamente por su mejor momento. La inflación disparada supera ya el 11%, la más alta en 41 años, y la deuda roza el 100% del PIB.
El Gobierno ya avanzó que el paquete de reformas conlleva “una revisión, derogación y sustitución” de multitud de normativas heredadas de la UE que, según Londres, frenan el avance del sector de las finanzas. El Gobierno pedirá a los organismos reguladores del sector financiero -la Autoridad de Conducta Financiera y la Autoridad de Regulación Prudencial- que, además de velar por la protección de los consumidores y prevenir los riesgos sistémicos, promuevan medidas que favorezcan la competitividad y el crecimiento.
Tras el total fracaso de la fugaz Liz Truss, con su radical reducción de impuestos, el nuevo primer ministro Rishi Sunak apostó por un enfoque más moderado a fin de recuperar la confianza de los mercados y conservar la capacidad del Reino Unido para seguir endeudándose a un precio estable. En cualquier caso, el consenso entre los ministros es que hay que estimular el crecimiento económico de alguna manera. Y con áreas clave como la vivienda y la atención médica ahora mismo políticamente intocables, se ha optado por introducir cambios en la City. El Gobierno considera que se trata de una de las mayores reformas de la regulación financiera en más de tres décadas. Aunque los críticos creen que pone en riesgo las lecciones aprendidas de la crisis financiera de 2008.
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