Energía
El Gobierno cambia de planes y apuesta ahora por el gasoducto con Italia ante las reticencias de Francia al Midcat
Asegura que sería una buena opción para conectar las líneas españolas con las europeas si París mantiene sus recelos al tubo de los Pirineos
El Gobierno no parece dispuesto ni a esperar demasiado tiempo a que Francia cambie de idea ni a presentar batalla para que lo haga respecto a la negativa del país vecino a apoyar el gasoducto MidCat. Por eso, en lo que tal vez pueda ser también una estrategia de presión hacia el gabinete de Emmanuel Macron, ha puesto encima de la mesa el gasoducto con Italia como alternativa al de los Pirineos.
La idea la lanzó ayer el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y ha vuelto a hacer énfasis en ella hoy la ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico (Miteco), Teresa Ribera. El jefe del Ejecutivo aseguró ayer en Bogotá que si no se termina de concretar el gasoducto MidCat, que supondría la interconexión de la Península Ibérica con Francia, entonces el Ejecutivo apostaría por abordar un gasoducto con Italia. “Si no sale adelante el plan A, pues habrá que buscar el plan B, y el plan B es la interconexión de la Península Ibérica con Italia”, destacó Sánchez en una rueda de prensa en Colombia junto al presidente del país latinoamericano, Gustavo Petro.
Dentro del proyecto RePowerEU figura la interconexión pirenaica de la Península Ibérica con Francia, por lo que apuesta el Ejecutivo y que también respalda Alemania. Sin embargo, desde París no se tiene el mismo entusiasmo por una infraestructura que, según aseguran, sería demasiado costosa -en torno a los 3.000 millones de euros- y que, añaden, no resolvería los actuales problemas de suministro que acechan a Europa.
El Gobierno defiende que el MidCat sería una herramienta muy útil para que España fortalezca el suministro energético del continente, como ha dicho Ribera en una entrevista en Antena 3. Se trata, ha explicado, de buscar alternativas entre operadores del sistema gasístico europeo para dar soluciones a los países “más atrapados” por los impactos que puedan tener las restricciones energéticas en el otoño derivadas de la invasión de Ucrania por Rusia. Y en este sentido, ha asegurado que la opción del gasoducto Barcelona-Livorno (Italia) permitiría que España distribuya gas en Europa y es una opción para conectar con las líneas que atraviesan el centro y el norte de Europa.
No obstante, y a pesar de haber puesto encima de la mesa tal alternativa, el Ejecutivo considera que es importante escuchar a Francia y que esto “no se entienda como una disputa bilateral”, porque España no necesita exportar gas sino que “está dispuesta a ayudar a Europa”.
Almacenamiento con poca salida
En este momento, las conexiones gasísticas de España con Francia son muy modestas. El país vecino recibe gas argelino a través del gasoducto Medgaz que une el país magrebí con España y se canaliza vía dos gasoductos desde País Vasco y Navarra. Ambas permiten entregar unos 8 bcm anuales (8.000 millones de metros cúbicos) de gas, mientras que con el Midcat se podría llegar a los 17 bcm.
España ha defendido en los últimos meses que puede convertirse en un gran “hub” gasístico para Europa en un momento de dificultades como el actual. Es el país con más capacidad de almacenamiento de gas y regasificación de Europa, un tercio del total. Sin embargo, esa escasez de interconexiones con el resto del continente limita mucho sus posibilidades de ser una alternativa de suministro, de ahí el interés del Ejecutivo por el MidCat o el gasoducto con Italia. Según datos de Gas Infrastructure Europe (GIP), algo más de un tercio (el 35%) de la capacidad de almacenamiento de gas natural licuado (GNL) en la UE más el Reino Unido está en España. El país cuenta además con el 27% de toda la capacidad de regasificación de la UE más el Reino Unido, que es también el segundo país con más capacidad (22%). Francia tiene el 17%; Bélgica, el 8%, e Italia, el 7%. La capacidad de regasificación de España es de 1.910,40 gigavatios hora (GWh) diarios; la del Reino Unido, de 1.565; la de Francia, de 1.252,70; la de Bélgica, de 541, y la de Italia, 514,50.