Coronavirus

Acuerdo en el Eurogrupo: los Veintisiete alcanzan un pacto de mínimos contra la crisis del Covid-19

La UE desbloqueará 500.000 millones de euros en préstamos ventajosos, pero pospone cualquier decisión sobre los eurobonos

Los ministros de Economía y Finanzas de los Veintisiete llegaron este jueves a un acuerdo de mínimos, después del fracaso del pasado martes tras más de 16 horas de infructuosas negociaciones. Un pacto lo suficientemente polisémico para gustar a todas las delegaciones y que ha sido posible tras haber orillado términos polémicos como eurobonos y después de que Holanda haya relajado su postura respecto a las posibles condiciones de un plan de rescate a través del Mecanismo de Estabilidad, el MEDE.

Además, los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete estudiarán un fondo temporal para la reconstrucción de la economía debido a los estragos ocasionados por la pandemia. Los Veintisiete dieron luz verde a la movilización de 100.000 millones de euros a través de las partidas no gastadas del presupuesto europeo con el objetivo de ayudar al mantenimiento de los puestos de trabajo a través de los ERTES y la utilización de 200.000 millones europeos del Banco Europeo de Inversiones para auxiliar con créditos blandos a las pequeñas y medianas empresas. Si se añaden los 240.000 millones de euros disponibles MEDE, esto supone casi 500.000 millones de euros en préstamos ventajosos para ayudar a la economía.

Aunque el comienzo de la reunión estaba inicialmente previsto a las cinco de la tarde, los contactos entre las delegaciones para consensuar el texto pospusieron el principio de la cita hasta cuatro horas y media después, a las nueve y treinta y dos de la noche. Lejos del pesimismo, el presidente del Eurogrupo, Mario Centeno, atribuía estos retrasos a las posibilidades de fumata blanca.

“La buena noticia es que estamos muy cerca de un acuerdo. Confío, todavía confío, en que en esta ocasión todos estemos a la altura de las circunstancias y mostremos el necesario espíritu de compromiso”, aseguró el político portugués antes del comienzo de la reunión. Palabras muy parecidas a las expresadas por el ministro de Finanzas alemán, Olaf Scholz para quien “se trata de hacer lo correcto en un momento muy difícil y arduo”.

Norte y Sur siguen enfrentados en dos polos liderados respectivamente por la Haya y Roma. En medio, hay un grupo de países como Francia, Alemania y España que oscilan entre las dos corrientes y que mantienen posturas más flexibles en ámbitos como las condiciones asociadas a los préstamos del ayuda a través del fondo de rescate, el Mecanismo de Estabilidad (MEDE) o la posible herramienta para la reconstrucción de la economía europea cuando la batalla contra la enfermedad haya terminado.

Ante las ampollas que levanta la palabra coronabonos, Francia – con el apoyo de España- propone un fondo temporal que en último termino también emitiría deuda de manera conjunta para hacer frente a los estragos económicos ocasionados por la pandemia. pero no se responsabilizaría ni de deudas pasadas ni de futuras. Un intento de reconducir el debate ante un término, el de eurobonos o coronabonos, que se ha convertido en anatema para algunas capitales.

Antes de la reunión, tanto la Haya como Berlín volvieron a mostrar su oposición a cualquier intento de compartir riesgos a pesar de que el alto endeudamiento de países como Italia o España y la necesidad imperiosa de abrir el grifo del gasto público hace temer que no puedan financiarse en los mercados en el medio o largo plazo.

“Hablé hoy con el primer ministro italiano Guiseppe Conte un buen rato y estamos de acuerdo en que hace falta solidaridad en Europa urgentemente, que está pasando por uno de sus momentos más difíciles, si no el más difícil", aseguró ayer la canciller Ángela Merkel en rueda de prensa antes de la reunión del Eurogrupo.

Alemania está preparada para esta solidaridad y comprometida con ella; el bienestar de Alemania depende de que Europa esté bien", añadió Merkel para después reconocer los “diferentes puntos de vista” sobre la fórmula empleada. “Sabéis que no creo que debamos emitir deuda común por la situación actual de nuestra unión política y por eso es por lo que rechazo” esta solución, continuó. “Pero hay muchas maneras de mostrar esa solidaridad y creo que encontraremos una solución satisfactoria”.

A pesar de que Merkel vuelve a pronunciar uno de sus inflexibles Nein, Berlín se ha mostrado en los últimos días mucho más proclive que Holanda a la hora de permitir la financiación a través del fondo de rescate sin contraprestaciones en forma de recortes ni visitas de los hombres de negro, más allá de la vuelta progresiva a la estabilidad de las finanzas. La Haya, sin embargo, se resistía hasta el momento a no imponer ajustes macroeconómicos en el largo plazo a los países que se vieran obligados a acudir a este salvavidas.

Esta férrea oposición holandesa había levantado suspicacias en Roma que contemplaba el MEDE como una posible trampa y un estigma para su país ante los inversores. Al final, la Haya se sigue negando a ofrecer dinero europeo sin ninguna condición, pero ha suavizado su postura. Lo suficiente para que Roma cante victoria, aunque probablemente recurrir a este instrumento sea lo último que desee el ejecutivo italiano.