Opinión

Las versiones del Atlético

Las peñas del club rojiblanco honraron su día en el Metropolitano

El Riyadh Air Metropolitano, con el fondo sur vacío
El Riyadh Air Metropolitano, con el fondo sur vacíoAFP7 vía Europa PressEuropa Press

La victoria del Atlético ante el Leganés ha dejado varias cosas patentes en el equipo rojiblanco y ninguna de ellas es nueva, aunque por eso no hay que dejar de recalcarlas. La primera es que los violentos sobran en el deporte, fútbol incluido, y en la sociedad. Está más que demostrado que esa aportación de agresividad no es necesaria para que un equipo gane.

Es verdad que, a día de hoy, hay mecanismos suficientes como para que no paguen justos por pecadores. Es injusto que no pudieran acudir a ver a su equipo muchos de los 5.000 aficionados que ocupan ese fondo del Metropolitano y que no tuvieron nada que ver con el lanzamiento de mecheros en el derbi. En el día de las Peñas, el resto del campo supo paliar esa ausencia y animar lo suficiente para que se notara lo menos posible el vacío que había detrás de la portería del fondo sur.

De hecho, la pitada al mal juego del equipo cuando se llegó al descanso, fue bastante sonora y es que el primer tiempo del equipo fue, una vez más, soporífero. Esta vez con Javi Galán haciendo, incomprensiblemente, las veces de central zurdo, y Julián Álvarez partiendo desde el banquillo otra vez. El Atlético se fue al descanso perdiendo y aburriendo por pura inoperancia al personal. Y como todo seguía siendo obvio, en cuanto los de Simeone tienen los partidos perdidos es cuando suelen ofrecer su mejor versión. La «Araña» al campo acompañando a Sorloth y Griezmann, pero esta vez con la necesidad de ganar y yendo al ataque. Por supuesto, se notó, y no sólo el público lo agradeció, sino que llegaron los goles que dejaron los tres puntos en el Metropolitano. Aún así y por muy evidente que sea, no servirá de mucho, ya que ese fútbol requiere de un planteamiento ofensivo que el entrenador se niega a poner en práctica.

El partido ante el Leganés deja unas cuantas lágrimas: las de la recaída de Barrios y la mala suerte de Lenglet, que se lesionó en una jugada fortuita y que tiene mala pinta. Habrá que cruzar los dedos pensando ya en el Lille.