Rojo

Héroe Nadal; cae Federer

El español gana a Del Potro un duelo agónico y se mete en semifinales, donde se las verá con Djokovic. Anderson remonta dos sets al suizo.

Rafael Nadal se enfrenta al argentino Juan Martín del Potro durante su partido de cuartos de final del torneo de tenis de Wimbledon. Efe
Rafael Nadal se enfrenta al argentino Juan Martín del Potro durante su partido de cuartos de final del torneo de tenis de Wimbledon. Efelarazon

El español gana a Del Potro un duelo agónico y se mete en semifinales, donde se las verá con Djokovic. Anderson remonta dos sets al suizo.

Dos películas de misterio en Wimbledon. Apasionante una: Federer ve cómo el surafricano Anderson le va remontando tras ir dos sets arriba, y culmina la sorpresa con un quinto set de infarto, en el que el suizo cometió una inoportuna doble falta, la única del partido, que fue letal porque permitió al surafricano disponer de una bola de «break» que no perdonó (2-6, 6-7 [5/7], 7-5, 6-4 y 13-11). Cayó el rey de la hierba. La otra película, impresionante, una oda al tenis en la que Rafa Nadal terminó derribando a Del Potro (7-5, 6-7 (7/9), 4-6, 6-4 y 6-4) para llegar a las semifinales. «Me llevó al límite», admitió el ganador. Pero ahí él se mueve mejor que nadie. Cuatro horas y 47 minutos de batalla en la que el número uno soportó los cañonazos del argentino, impresionante también y que tuvo su mérito porque nunca hincó la rodilla pese a que enfrente tenía la versión del español en la que parece invencible.

Una ruptura sirvió para que Rafa se llevara el primer parcial. En el segundo, el zurdo de Manacor tuvo hasta cuatro pelotas de set en el «tie break», que desaprovechó. Y entonces empezó la guerra de verdad. Del Potro no se sabe si tiene una raqueta o un cañón. Volaban su saque y su derecha y Nadal tenía que ir adaptándose. Por momentos, le tocó tirar de garra. A ratos, jugó más parecido a lo que es su tenis sobre tierra que el de hierba. Restaba muy atrás para tener tiempo de ver una pelota que venía a la velocidad de la luz. Recuperaba terreno e intentaba hacer daño con pelotas altas. Del Potro le obligó a ser defensivo. Al balear le costaba encontrar los tiros ganadores, pero en esas situaciones se ha visto mil veces y se suele salir con la suya.

Del Potro se llevó el tercer set por un mal juego de Rafa al saque. Tenía ventaja, pero el partido no había terminado. El español se fue al vestuario y apareció con la cabeza mojada. Se refrescó las ideas. Del Potro estiraba el cuello sentado en la silla y bebía agua. Ha jugado muchas veces contra su amigo español como para confiarse. El duelo entró en otra dimensión, con puntos que levantaron de su silla a los aficionados y que se ganaron aplausos que duraban minutos. Si Nadal imitó a Becker lanzándose a por una bola a lo Superman desde el fondo, lo mismo hizo Del Potro en la red. Al argentino le empezaron a fallar hasta las zapatillas, que se cambió por los resbalones. Rafa, mientras, seguía peleando. En un punto acabó en el público de la carrera que se dio. Y continuaba buscando soluciones. Pese al cansancio físico, su cabeza no para de funcionar. Encontró un camino: las dejadas. Los síntomas de cansancio en el suramericano eran evidentes y Nadal empezó a torturarlo dejando la pelota corta cada dos por tres. También recuperó la agresividad en el tramo final del encuentro.

Un «break» en blanco a favor de Nadal llevó el partido al quinto set y otra ruptura con un revesazo cruzado parecía disparar al zurdo a por la victoria. Iba 3-2 y su oponente estaba casi muerto. Pero no se rindió y en cada saque de Rafa continuó apretando y tirando. Nadal salvó dos bolas de «break» para ponerse 4-2. Recuperó tres para situarse 5-3 y finalmente pudo levantar los brazos. Ahora le espera Djokovic. Será otra batalla. Lo que no habrá ya es la final soñada.