Han pasado 1.807 días, casi cinco años, desde la última derrota de Novak Djokovic en suelo australiano y la que sufrió este miércoles. En medio, 43 triunfos seguidos (entre Open de Australia, ATP Cup y Adelaida). Fue Alex de Miñaur, jugador local de origen español (su madre es de Alicante), el que puso fin a este idilio del número uno del mundo con Australia, al superarlo en la United Cup (6-4 y 6-4), el torneo mixto por países. Después, la clara victoria de Tomljanovic sobre Stevanovic por un doble 6-1 certificó la eliminación de Serbia.

Hay que remontarse al 22 de enero de 2018 para encontrar un tropiezo de Nole en este país: fue ante el surcoreano Chung en los octavos de final del Open de Australia, primer Grand Slam del curso, que después ganaría en 2019, 2020, 2021 y 2023 (se perdió la edición de 2022 tras el esperpento de su expulsión por no estar vacunado contra el covid después de haberle dejado entrar), y antes lo había hecho en otras seis ocasiones, para llegar al espectacular récord de diez. En la edición que empieza el próximo 14 de enero vuelve a ser el favorito, pese a que la derrota ante De Miñaur tenga un asterisco.

Problemas físicos: la historia se repite

Djokovic está con molestias en la muñeca derecha, la que se operó en 2018, que ya notó en la ronda anterior contra la República Checa y que le limitan en el "drive" y el servicio. "Cuanto más juego más me duele", dijo sobre sus sensaciones ante De Miñaur. En la previa había sentido cierta mejoría, pero la competición le demostró lo contrario. No quiso hablar mucho más de ello. "Creo que tengo tiempo suficiente y que estaré bien. Mi equipo y yo sabemos cómo afrontarlo", añadió. Es la historia repetida de las últimas temporadas: en 2023 comenzó el año con unos problemas en los isquiotibiales y ganó el Open de Australia. En 2021, durante el Grand Slam, tuvo un desgarro abdominal, pero también acabó levantando el trofeo de campeón. ¿Podrá repetirlo por tercera vez?