Caso Vinicius
«Si me preguntan si España es racista, digo que sí»
Los futbolistas Alberto Edjogo, Thaylor Lubanzadio y Jacinto Elá relatan su experiencia con el racismo
«Si me preguntan si España es racista, contesto que sí, porque no hay ningún tipo de educación antirracista para la gente. El hecho de no condenar ese tipo de actos es colaborar con ellos. Eso sigue siendo racismo. Por eso digo que España es racista», asegura Thaylor Lubanzadio, futbolista vasco que ha competido muchos años en las divisiones inferiores del fútbol español.
«Mi último caso fue en 2017 y acabé sancionado yo por querer que sancionaran a la otra persona», relata. Un rival le llamó «negro de mierda», pero el expulsado fue él. «Es verdad que llamé cagón al árbitro por no haber sancionado esos hechos», añade.
«Como mestizo, de madre blanca y padre negro, lo sufro. Escucho comentarios cuando voy con mi madre por la calle que se me revuelve el estómago», dice. «Hay comportamientos, miradas, susurros, gente que se cambia de acera... Se sigue sufriendo fuera. Lo de Vinicius tiene unas consecuencias porque esa gente sale del estadio, va a llevar a los niños al colegio y va a haber negros, va a haber niños negros y los padres de sus compañeros han estado insultando en el campo. Voy a estar tomándome un café y esa gente me va a decir algo. Ese es el problema, que no solo es en el campo», dice Thaylor
Escucho comentarios cuando voy con mi madre que se me revuelve el estómago
«En el fútbol es más visible el racismo porque se acepta socialmente que se puede decir cualquier cosa en un estadio. La multitud, el anonimato que te ofrecen las gradas llenas, permite hacer cualquier cosa, decir cualquier burrada y el jugador entiende que, como cobra mucho, eso va en el sueldo. Y evidentemente eso hace que en el fútbol se vea mucho más», afirma Alberto Edjogo, ex futbolista de origen ecuatoguineano y ahora comentarista en la plataforma Dazn.
Pero Alberto sí ve una evolución favorable en los últimos tiempos. «Tengo que decir que desde hace 25 años hasta ahora ha mejorado mucho. Hay menos racismo que antes. Ahora es más visible, no sé si porque la gente ya empieza a tener una mezcla étnica más presente, la gente empieza a tener amigos, compañeros, parejas, cuñados, familiares que son de otro origen y eso les ha abierto un poco la mente. Yo sí detecto que hay un descenso, esto es una realidad. No es lo mismo los años 90 o principios de los 2000 que ahora. En el fútbol lo que sucede es que es más visible», añade. Y más aún en las categorías que están fuera del fútbol profesional. «En categorías inferiores jugadores y árbitros están más indefensos y también lo acaban sufriendo», dice.
Desde hace 25 años hasta ahora ha mejorado mucho. Hay menos racismo que antes
Jacinto Elá, exfutbolista también de origen ecuatoguineano, coincide con Alberto en que la situación ha mejorado en los últimos años. «Hemos mejorado como sociedad en España. Mucho. Yo iba de recogepelotas al estadio del Espanyol con 13 años y los Brigadas me tiraban cacahuetes. A mí, jugador del club. Si en ese momento no aprendo lo que hay en España es que soy un ignorante. Siempre se puede mejorar más, hay que ser exigente. Empecemos por no llamar al colmado el “paki” ni al bazar el "chino"» explica.
Yo iba de recogepelotas al estadio del Espanyol con 13 años y los Brigadas me tiraban cacahuetes
«Vinicius me da lástima y los que le insultan también. Unos porque no saben comportarse, tienen sus prejuicios, y el otro porque no se valora a sí mismo», añade.
Entender el estadio como un espacio para el desahogo de los aficionados tiene consecuencias. «La fina línea entre la rivalidad y la humillación o el desprecio es difícil de medir. Evidentemente, lo ideal sería que no hubiera insultos. El fútbol es un deporte irracional y uno con sus colores es capaz de justificar cualquier cosa», reflexiona Edjogo. «Los abucheos, los silbidos a otro equipo, como los ánimos al tuyo, están dentro de la competitividad. Me parece incluso sano que lo haya, los insultos ya no. Yo empezaría por el primer paso, que es evitar los insultos de intolerancia, de discriminación de cualquier tipo».
Pero el racismo no es un problema aislado. «Se nos llena la boca con el tema de la salud mental, pero esto va a ese terreno. La gente no se pone en la cabeza de Vinicius. El hecho de ser rico y famoso hace que parezca que es inmune a ese tipo de insultos y no es así. Vinicius se baja del autobús y ya están los insultos. Vinicius puede decir ‘‘a Segunda’’, pero después de que le hayan insultado. No hay excusa y tenemos que enseñar que no la hay», dice Thaylor Lubanzadio. «Vinicius ha sacado todo lo que tenía dentro (se le escaparon lágrimas sobre el césped de Mestalla). Es un chaval de 22 años que no me quiero imaginar qué tipo de emociones ha tenido que pasar», añade. «La gente se tiene que dar cuenta de que hay distintos tipos de insultos. A Vinicius le puedes valorar futbolísticamente, pero discriminar a alguien por su raza es discriminación por odio».
«Si él utilizara eso para luchar contra el racismo, bien. Pero él utiliza la lucha antirracista a su favor. A él no le has visto hablar en el caso de nadie, ni de los de las pateras, ni de George Floyd ni nada. La lucha antirracista es continua, no es puntual. Es un modo de vida. No cuando me va mal, no funciona así. El racismo es lo que sufren las mujeres negras en España, que están condenadas a puestos de limpieza y así. Que llame la atención que un tío ha llamado mono en un campo es buena noticia, es buena noticia que se le señale», asegura Jacinto.
«Esto es falta de educación, pero no se tiene que llevar a que son cuatro maleducados o son cuatro energúmenos. Es muchísima gente, si llevamos así años y todo esto tiene que venir de algo, esto es consecuencia de algo, ya sea del tipo de educación que recibimos, del racismo institucional que hay, sistémico. Esto no son cuatro tontos ni cuatro maleducados, esto es el reflejo de lo que es la sociedad y que la gente no quiere ver o le cuesta ver», afirma Thaylor.
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