Faro
Gibraltar, la 54ª estrella de Uefa
El magnífico Estadio Algarve, una construcción en forma de barco que saluda a los turistas que buscan las playas a cincuenta kilómetros de la frontera de Ayamonte, es un ejemplo de lo que fue el derroche de los años precrisis en los «PIGS». Portugal, como España, se creyó rica y se embarcó en la organización de la Eurocopa 2004, para la que construyó instalaciones que una década después son el testimonio mudo de una ruina. El Farense y el Louletano, sus inquilinos habituales, jamás ocupan un diez por ciento de su aforo, 30.000 espectadores. Por eso toda la región acogió como el maná la noticia de que la neonata selección de fútbol gibraltareña jugaría aquí. Ayer, contra Polonia, primer partido oficial.
Abrir el Estadio Algarve cuesta 300.000 euros. Un dineral si se considera que contra Polonia apenas se llegó al millar de gibraltareños en sus gradas. Seis autobuses y una flotilla de vehículos particulares a los que se sumaron dos centenares de polacos residentes en la zona. Habrían sido más del doble si hubiese sido la temporada de recogida del fresón de Lepe, tradicionalmente a cargo de jornaleros de Europa Oriental. El personal sanitario, las Fuerzas de Seguridad, los operarios... todos eran portugueses encantados de ganarse unos euros, que es lo único que tiene la Gibraltar Football Association, la federación número 54 de la UEFA, admitida pese a la feroz oposición de España.
Hasta disputar ayer el primer encuentro oficial de su historia, Gibraltar ha recorrido un tortuoso camino. El Tribunal de Arbitraje Deportivo dictó a favor de su petición en mayo de 2013 y, desde entonces, han disputado algunos amistosos: dos en Faro, donde hasta ayer permanecían invictos: un empate a cero contra Eslovaquia y una victoria por la mínima en junio contra Malta, con gol de Kyle Casciaro, el más joven de los tres hermanos (junto a Ryan y Lee) que figuran en las alineaciones del seleccionador Allan Bula. Los orgullosos llanitos recuerdan, no obstante, que antes habían logrado su primer triunfo al amparo de la UEFA: un 7-5 a San Marino en el Preeuropeo de fútbol sala, también con los hermanos Casciaro goleando a los transalpinos. Entre 25.000 habitantes y un par de centenares de futbolistas licenciados no sobra el material humano...
Anoche, en una convocatoria de futbolistas ocasionales porque se ganan la vida como bombero, policía o funcionario, sólo había dos futbolistas profesionales: Liam Walker, la estrella del equipo, que, tras ganarse la vida en Segunda B, ahora juega en el Bnei Yehuda israelí; y Scott Wiseman, un defensa de 29 años que milita en el Preston, de la Tercera División inglesa, y que llegó a ser internacional en divisiones inferiores con Inglaterra. En la lista de Bulla, los nombres anglófonos predominan sobre los hispanos, aunque el portero se apellide Pérez y tenga como compañeros a un Santos, un Hernández o un López.
La elección de Faro, a casi 400 kilómetros de La Roca, para jugar los partidos mientras se acondiciona el Victoria Stadium, ha sido polémica. El vecino Ayuntamiento de La Línea se planteó acoger los partidos como local de Gibraltar, sobre todo porque la presencia en su grupo de Alemania prometía la visita masiva de los teutones residentes en la Costa del Sol. Pero, con discreción, Asuntos Exteriores le hizo saber a la alcaldesa que no era conveniente acoger a los llanitos: España se ha tomado la inclusión de Gibraltar en las competiciones UEFA como un asunto de Estado y no era cuestión de permitirles jugar en suelo patrio.
Kenneth Ásquez, un representante gibraltareño muy conocido en el fútbol andaluz, quiso incluso gestionar un exilio en Londres, en concreto en Craven Cottage, el coqueto estadio del Fulham.
En el grupo D de la fase previa de la Eurocopa 2016, Gibraltar tendrá que medirse, entre otros, a Escocia e Irlanda, dos selecciones con millares de hinchas residentes en la capital británica. Los taquillazos habrían sido espectaculares, pero el dinero no es motivo de preocupación en esta rica colonia.
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