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Mallorca-Real Madrid (1-0): El Madrid pierde una guerra

El Real Madrid perdió contra el Mallorca en un partido marcado por las faltas del equipo local contra Vinicius. Asensio tuvo un penalti para empatar, pero falló

Dani Ceballos y Baba en el Mallorca-Real Madrid de LaLiga
Dani Ceballos y Baba en el Mallorca-Real Madrid de LaLigaCATI CLADERAAgencia EFE

Más que un partido, fue una batalla y en ese terreno, no tuvo opciones el Real Madrid, desesperado por la muralla delMallorca, las faltas constantes que paraban el juego, los golpes, los rechaces o la ausencia de huecos. Sólo tuvo una ocasión clara durante los noventa minutos: el penalti que forzó Vinicius, la única vez que pudo dedicarse al fútbol y no a la guerra. Pero Asensio no superó al portero rival. También sólo tuvo una el Mallorca y ni siquiera remató su delantero y mejor jugador, Muriqi. Fue Nacho el que remató sin querer ese centro desde la banda y así, hizo una perfecta vaselina a Lunin. No necesitó más el Mallorca porque no quería más. Era meter un gol y después hacer del encuentro una batalla, con Vinicius como objetivo, sin descanso, todos contra uno. Le salió bien al equipo de Aguirre. Tan bien que se fue al descanso sin ver una amarilla y acabó el partido con 29 faltas, Vinicius sin poder hacer nada sin recibir un golpe y el ataque del Madrid comandado por Mariano, que es la prueba última de la desesperación de Ancelotti.

Todo empezó mal para el Real Madrid con la lesión de Courtois durante el entrenamiento. Aunque decir que el partido comenzó ahí sería falso. El choque empezó con las declaraciones días antes de Maffeo y Raíllo contra Vinicius. Eso marcó el tono del Mallorca y del ambiente. No eran declaraciones casuales, era un plan para dar el tono del choque, para marcar el camino de lo que había que hacer y todo el Mallorca de Aguirre se dedicó a ello. El Madrid se enfangó porque con el fútbol no le dio. Apostó Ancelotti por una alineación de, como él dice, de transición, que consiste, principalmente, en dejar a Modric y Kroos en el banquillo y dar otro aire al centro del campo. Jugaron ahí Tchouameni, Valverde y Ceballos y se unía Camavinga desde el lateral. Pero la sangre fresca y del futuro nada pudo contra la línea de cuatro primero y de cinco ya al borde del área que propuso Aguirre. El Madrid no podía hacer el campo ancho y por el medio era imposible crear algo potable. Una de las soluciones fue dar el balón a Vinicius, pero no era una buena idea. El brasileño estaba marcado a fuego, por Maffeo, Raíllo, el resto de compañeros y todo el puúblico de Son Moix. Cada vez que recibía tenía más de un par de jugadores encima y si llegaba a controlar se iba al suelo. No iba a permitir el Mallorca ni una y así se mantuvo todo el encuentro, igual de constante y agresivo, con muchas faltas y sólo viendo tarejas amarillas en la segunda mitad.

El Madrid se desesperó demasiado pronto y nunca supo cómo afrontar lo que tenía enfrente. El centro del campo no supo qué hacer y en ataque Rodrygo estuvo desaparecido y Asensio fue de algo a muy poco, para acabar fallando el penalti.

En defensa, Javier Aguirre enseguida se dio cuenta de que lo planeado, táctica y mentalmente estaba saliendo a la perfección y se puso todo ya definitivamente de cara cuando el Mallorca, cuando apenas se habían jugado diez minutos del partido, marcó el tanto que sería el de la victoria. Saltó Muriqi, no la tocó, pero Nacho, que iba detrás para intentar rematar, metió el balón en la portería de Lunin. El guardameta ucraniano, que no necesitó hacer mucho más en todo el partido, tampoco pudo hacer nada en esa jugada.

El gol era lo que le faltaba al Mallorca para insistir en lo suyo: si el partido se podía acabar ya, pues mejor para todos. No varió un ápice el plan, siguió muy ordenado atrás, cerradito, dejando huella en el rival y aprovechando las caídas. Así vio la amarilla Vinicius, que fue a por Maffeo cuando no había balón.

No estaba el brasileño para virguerías, no lo estaba el Madrid, que no supo cambiar el ritmo ni en la primera parte ni en la segunda ni ya con Modric, Kroos y Alaba en el campo. El balón era totalmente suyo, pero nada más. Sin embargo, en un balón largo, Vinicius logró correr y en su torpe salida, Rajkovic le tiró. Ahí estaba. Era eso o nada. El guardameta del Mallorca rectificó su error parando el penalti de Asensio. Todo lo que vino después fueron balones laterales, saltos de Mariano, caídas, faltas e impotencia. Si el Barcelona gana esta tarde, LaLiga se complica demasiado.

La transición entre veteranos y jóvenes en el Real Madrid sigue su curso y ante el Mallorca, Toni Kroos y Luka Modric vuelven a empezar en el banquillo para dejar su puesto a un centro del campo renovado con Tchouaméni, Valverde y Ceballos. El uruguayo no fue titular el último partido, lo mismo que Carvajal, que también vuelve a la titularidad tras su lesión.

Repite Camavinga como lateral izquierdo para reservar a Alaba, que acaba de regresar tras un tiempo de baja y quizá no tenga el ritmo suficiente para noventa minutos.

La delantera, con la ausencia de Benzema, la formarán Asensio, Rodrygo y Vinicius, que se va a encontrar con Raíllo y Maffeo, dos defensas con los que tuvo sus más y sus menos en el encuentro de ida, en la jornada 5 en el Santiago Bernabéu.

La lesión en el calentamiento de Courtois da la titularidad a Lunin.

El once de Carlo Ancelotti para enfrentarse al Mallorca es el siguiente: Lunin, Carvajal, Nacho, Rüdiger, Camavinga, Tchouaméni, Fede Valverde, Dani Ceballos, Marco Asensio, Vinicius y Rodrygo.