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Cuartos

Mundial de Qatar 2022. Marruecos sigue haciendo historia

Derrota a Portugal (1-0) y se convierte en la primera selección africana y del mundo árabe que alcanza las semifinales de un Mundial

Marruecos hace historia a cada paso. El primer equipo africano en llegar a las semifinales del Mundial. El primero del mundo árabe, también. Una sorpresa que empieza a dejar de serlo después de dejar en el camino a Bélgica, España y ahora Portugal. Tres candidatos al título, tres decepciones que se han estrellado contra el muro que levanta su seleccionador, Walid Regragui, por delante de Bono.

La hazaña empieza en el portero del Sevilla y termina en su compañero En-Nesyri, el autor del único tanto del partido, que se elevó por encima de Ruben Dias y Diogo Costa como si nada para rematar un centro desde la izquierda del lateral Attiat-Allah.

El delantero marroquí ya había avisado en varias ocasiones anteriores de que el peligro a los portugueses les llegaba por arriba. Se imponía en cada salto, aunque le costaba dirigir los remates. Hasta que acertó y a Portugal se le hizo de noche,

En-Nesyri marcaba y Bono aguantaba por detrás todo lo que lanzaba Portugal. Un disparo de Joao Félix que se iba a la escuadra, un disparo de Cristiano por abajo y todo lo que le echaran, No necesitó llegar a los penaltis para convertirse en héroe, como le sucedió contra España.

Bono lo detuvo todo, pero contaba con la ayuda de todos los que jugaban por delante de él. Porque Marruecos lo supera todo. Incluidas sus bajas, que van creciendo a medida que avanzan los partidos. Comenzó el partido sin Aguerd, uno de sus centrales titulares, y perdió al otro, a su capitán, Romain Saiss, durante el partido. Pero entonces surge El Yamiq, el central del Valladolid, como un seguro insuperable para los portugueses. Tampoco estaba Mazraoui, el lateral del Bayern de Múnich, que juega a banda cambiada por culpa de Achraf.

Pero el equilibrio se lo dan Amrabat y Ounahi en el centro del campo, que no se cansaron de correr, como les sucedió ante España. Ganaban cada batalla y se imponían en cada choque, aunque eso no impedía que Portugal siguiera creando peligro durante todo el partido.

Cristiano Ronaldo comenzó en el banquillo, igual que contra Suiza, y se marchó llorando, dolido por despedirse de su última posibilidad de ganar un Mundial. Fernando Santos confió en él después del descanso para dar la vuelta a un partido que ya estaba torcido. Entre él y Leao acompañaron a Joao Félix, el más activo en el ataque portugués en su búsqueda del empate. Cuando no era Bono era el larguero, como en un remate inesperado de Bruno Fernandes desde el costado derecho que había sorprendido al guardameta marroquí.

Lo intentó todo Portugal, que no se rindió en ningún momento hasta llegar a convertir a sus dos centrales, Ruben Dias y Pepe, en improvisados delanteros. Pero la suerte era la misma siempre.

Marruecos resistía, apoyada en el soporte moral que le daba todo el continente. Ya había sido en 1986 el primer equipo africano en superar la fase de grupos, hasta que una falta lejana lanzada por Lotthar Matthaus los dejó fuera del Mundial. Entonces también habían dejado por el camino a Portugal, en el que era el primer y único Mundial de un joven Paulo Futre.

Marruecos sigue avanzando, empujado por sus ruidosos aficionados, que no paran de hacerse notar durante todo el partido. Fue capaz incluso de aguantar con uno menos en los últimos minutos por la expulsión de Cheddira, el voluntarioso delantero que sustituye a En-Nesyri en cada partido. Vio dos amarillas en escasos minutos, pero incluso sin él los marroquíes estuvieron cerca de marcar el segundo en un contraataque que remató Aboukhlal a las manos de Diogo Costa.

No marcaron más, pero no les hizo falta para entrar en la historia de los Mundiales.