Mundial de clubes

La búsqueda de Ancelotti

El italiano, que da vueltas al centro del campo, a la posesión y la velocidad, pide confianza en lo que hace

La búsqueda de Ancelotti
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Pepe no ve un pase claro a un compañero cercano o le puede la impaciencia, levanta la cabeza y lanza un pase largo. Gana metros y el Real Madrid llega al área contraria, pero es balón difícil de controlar, con ventaja para el rival. Es una jugada que delata que no había o no se buscó otra opción mejor. Contra el Atlético de Madrid, Pepe y Ramos mandaron más balones largos que nunca: 30 entre ambos. Frente al Getafe, quizá la mejor victoria del Madrid en Liga, los centrales Pepe y Nacho apenas dieron 11 pases largos. Frente al Galatasaray, Ramos y Pepe dieron siete pases cada uno. Contra los de Simeone, para superar la presión y ser rápidos, en el mal sentido de la palabra, Sergio Ramos lo hizo hasta 19 veces. Pepe lo intentó otras 11.

Es una solución que delata que el Madrid, al menos el domingo, no tuvo lo que pretendía: posesión, intensidad, velocidad y equilibrio. Sobre esas cuatro palabras ha construido Ancelotti su discurso desde que está en el banquillo del Madrid, pero después del partido contra el Atlético no están tan cerca como se creía. Ha habido encuentros buenos, como en la «Champions», y contra el Getafe o el Athletic, pero en otros, en Elche y el sábado, no se vio ninguna de esas cualidades.

En las victorias, Ancelotti además de equilibrio defensivo para evitar los goles rivales, pedía intensidad los primeros minutos, para no empezar perdiendo. Es verdad que el Madrid ha ganado la posesión en todos los encuentros que ha disputado, menos en el partido contra el Galatasaray. Pero Ancelotti no quería el balón por tenerlo. Pidió a sus jugadores velocidad, para sorprender a las defensas rivales. Si se empieza desde atrás y lento, se da tiempo a que se ordenen.

Ninguna de esas premisas se vio en el partido contra el Atlético de Madrid. Quizá por el rival o por falta de acoplamiento, los madridistas se olvidaron de todos los mensajes o no pudieron ponerlos en práctica o su entrenador no supo explicarlos a fondo.

Los balones largos de los defensas son el ejemplo más claro: antes del partido, había avisado de que para cambiar de juego, el balón no tenía que pasar por los defensas, que eso relentizaba el movimiento de balón. Tenían que ser los centrocampistas quienes se ocuparan de eso.

Es el centro del campo el que tiene que dar la posesión, el equilibrio, la velocidad y empezar la intensidad. Es desde los mediocentros desde donde se forja el estilo de un equipo. Carlo Ancelotti no esconde su predilección por futbolistas con talento para esa posición. Pero es ahí donde más vueltas ha dado, en busca de la pareja de que le dé consistencia.

En la portería, ya está claro quién va a jugar; en defensa, ha competido con lo que tenía hasta ahora, por culpa de las lesiones. Y en ataque, Benzema, Isco, Ronaldo y Di María, a la espera de que Gareth Bale esté al ciento por ciento, son sus hombres. En cambio, en la medular, la baja de Xabi Alonso le hizo buscar otras opciones. Khedira y Modric eran sus hombres cuando faltaba Illarra, con Casemiro sustituyendo, normalmente, al alemán. Pero cuando el ex futbolista de la Real ha estado listo, el técnico italiano ha empezado a dar vueltas sin encontrar el punto justo. De Khedira le gusta su capacidad de trabajo, de Illarra ha dicho que le encanta cómo piensa la jugada y Modric ha sido de los mejores del Madrid en varios partidos.

Como sucedió contra el Getafe, cuando el Madrid ganó 4-1 frente al Atlético, Ancelotti apostó por el español y Khedira. El equipo no funcionó. Modric, en el segundo tiempo, dio más vitalidad al Madrid, pero también tuvo más oportunidades el Atlético. Tras ocho partidos oficiales, Ancelotti quiere posesión, pero velocidad; intensidad, pero sin perder el equilibrio; centrocampistas con talento, pero trabajadores. El italiano busca, pero el tiempo apremia.

Discusiones que no van más allá

Benzema y Pepe discutieron en el área del Madrid hasta que Sergio Ramos puso orden entre los dos. No está claro lo que se dijeron, pero nadie en el club ha dado importancia a lo que sucedió en el campo. Son conversaciones subidas de tono entre dos futbolistas que están calientes y dolidos por cómo va el encuentro. Son situaciones que se dan en todos los equipos y hasta en los entrenamientos y no suponen mayor problema. Fue Cristiano, en plan capitán, quien explicó que el vestuario está con el entrenador y que van a poner todo de su parte para remediar el mal momento tras la derrota del pasado domingo.