Oviedo
Correr, jugar y ganar
España conjuga los tres verbos de maravilla, barre a Eslovaquia, sólo vence 2-0 y es líder del Grupo C.
Muy superior, tan por encima de Eslovaquia que aquella derrota de España en Zilina ha transmutado de pesadilla en anécdota. La victoria en Oviedo, cómoda, holgada, bonita porque el fútbol de la Selección invitaba a degustarlo, dirigido por Iniesta y Silva e impelido por Pedro, sitúa al equipo de Vicente del Bosque en la cima, donde le corresponde y de donde nunca debió bajar porque jugadores tiene para vivir, si no en la cumbre, en las inmediaciones. Marcó temprano Jordi Alba e Iniesta cerró la cuenta al transformar el penalti que sufrió Diego Costa, aún por encajar en esta Selección cuando el equipo de enfrente se encierra, que suele ser lo habitual. Mas si los pupilos de Del Bosque corren, como corrieron en el Tartiere, y presionan y no dan un balón por perdido, disponen de fútbol suficiente para recuperar el brillo perdido.
Tras el ataque fugaz eslovaco, que se cobró un córner antes de cumplirse el minuto, España cogió las riendas y respondió con sendos ataques y dos saques de esquina. Nada de especulaciones. Empezaba a dominar, a controlar, y sólo el exceso de confianza de Sergio Ramos, al perder la pelota en su campo con Mak, que se precipitó y chutó demasiado cruzado cuando Casillas salía a su encuentro, irrumpió en el plan establecido, que no era otro que ganar por encima de todas las cosas, y, además, con argumentos.
La consecuencia de la ocasión errada por Mak fue una respuesta contundente de España. Silva, que a veces se parece a Messi, por lo que hace y por cómo lo hace, envió un centro largo por encima de la defensa eslovaca que Jordi Alba remató de cabeza a placer. A los cinco minutos, gol para la tranquilidad, para afrontar sin precipitarse el resto del partido y asaltar con plenos poderes la cabeza de la clasificación.
Con el 1-0 la Selección no bajó el ritmo, Pedro continuó prodigándose con veloces incursiones por la banda izquierda y el juego combinativo desarmó al rival, parapetado atrás, temeroso de un nuevo destello que sentenciara el encuentro. Pero no era sencillo; Jan Kozak desplegó una tupida red delante de Kozacik difícil de traspasar. Las entradas por las bandas con los centros correspondientes terminaban despejados y vuelta a empezar, y las combinaciones por el centro se ahogaban en una amalgama de eslovacos. En una de esas incursiones sufrió Pedro un penalti que el bosque de piernas evitó que el árbitro viera.
El control del partido era total y el dominio, absoluto; Eslovaquia apenas traspasaba el círculo central y cuando el balón cruzaba Piqué, silbado por un amplio sector del público cada vez que lo tocaba, aburrido y bochornoso soniquete, combinaba con Sergio Ramos, Juanfran o Alba sin que Casillas avistara el menor riesgo.
Busquets, en el pivote, encontraba rápido a Cesc y a Iniesta, y éstos a Silva y el muro eslovaco se tambaleaba. El jugador que menos intervenía era Diego Costa, que chirriaba como una pieza ajena al engranaje, distanciado de la acción, como si la Selección no fuera equipo para él... Hasta que le llegó un balón largo a la espalda de la defensa, corrió, que es lo suyo, entró en el área y el portero chocó lo justo con él para que Skomina señalara penalti. Iniesta, con los galones y el mando en plaza de Xavi, lo lanzó y marcó el 2-0. Más tranquilidad todavía.
La aportación de Costa a la Selección, aparte de esa pena máxima que provocó, es la inquietud que despierta en los adversarios. Merodea el área, choca con los defensas, muy encima de él, una nube, por eso no luce como los demás, como Silva e Iniesta, los motores, o como el explosivo Pedro, incansable, como los laterales Juanfran y Alba.
España jugó, convenció, agradó y ganó. Corre, trenza, dispara y marca. Se adueñó del partido, su dominio fue del 75% y mereció más recompensa de la que obtuvo. No aflojó ni alteró el esquema cuando entró Cazorla por Fábregas. No se desmoronó cuando en un par de ocasiones tuvo que intervenir Casillas con acierto; buscó el gol persistentemente, asedió la portería de Kozacik, protegido por diez jugadores en su área, difícil así de penetrar.
Disfrutaron de minutos Alcácer y Koke, que entró por el nuevo jefe, Iniesta, ovacionado al ser sustituido. Lo mejor del encuentro, que fue entretenido porque así lo hizo España, líder del Grupo C, con su dominio total y el resultado; lo peor, los pitos que tuvo que escuchar Piqué en cada una de sus intervenciones, todas ellas correctas y seguras. Una lástima.
- Ficha técnica:
2 - España: Casillas; Juanfran, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba; Busquets, Cesc (Cazorla, m.67), Iniesta (Koke , m.85); Pedro, Silva y Diego Costa (Alcácer, m.75).
0 - Eslovaquia: Kozacik; Pekarik, Salata, Hubocan, Tesák; Gregus, Gyömbér, Hrosovský (Sabo, m.73), Svento; Hamsík (Duda, m.61) y Mak (Duris, m.46).
Goles: 1-0, m.5: Jordi Alba. 2-0, m.30: Iniesta de penalti.
Árbitro: Damir Skomina (SLV). Amonestó a Kozacik (30) y Tesák (83) por Eslovaquia.
Incidencias: encuentro de la fase de clasificación a la Eurocopa 2016 disputado en el estadio Carlos Tartiere, ante la presencia de 24.000 espectadores, 400 de ellos llegados de Eslovaquia.