A Carlos Sainz le salva lo de Ferrari

En las quinielas previas al Mundial nadie había previsto un comienzo como el de Sainz en Williams después de su inesperada salida de Ferrari. La adaptación a una nueva escudería siempre resulta compleja porque cada estructura tiene métodos distintos de trabajo y un entramado que hay que saber manejar. Pero siendo malo, este no es el peor inicio de año y equipo que ha tenido el madrileño en sus diez años en la categoría reina.

En Australia abandonó por accidente debido a un error mecánico relacionado con la caja de cambios y el pasado domingo, tras una carrera no demasiado brillante, las descalificaciones de Leclerc, Hamilton y Gasly le llevaron hasta la décima plaza para sumar un punto. Algo es algo.

En 2019, cuando debutó con McLaren, firmó dos abandonos consecutivos por averías mecánicas y meses atrás, cuando cambió a Renault F-1 casi a final de año, terminó séptimo y con abandono en sus dos primeros asaltos. En Ferrari fue su mejor comienzo, con un octavo y un quinto lugar, respectivamente.

Lo peor de todo ahora es que su compañero Alex Albon, que es muy bueno y al igual que él salió huyendo de la cantera de Red Bull y de los desmanes de Helmut Marko, ha cosechado buenos resultados y ha sumado un buen número de puntos inesperados para la dirección deportiva y financiera de Williams. En Melbourne cruzó la meta en quinto lugar y el domingo fue séptimo. Unos resultados que han insuflado mucha confianza al tailandés, que pareció quedar relegado a un papel de segundo piloto con la llegada de Sainz procedente de Ferrari, pero que ha respondido muy bien en el arranque del Mundial.

El piloto español es un piloto muy metódico y desde la cúpula del equipo confían mucho en su rendimiento, no sólo dentro de la pista, sino también a la hora de desarrollar el monoplaza. Incluso, en Australia, James Vowles, jefe del equipo y artífice de su fichaje, reconoció que fue Sainz, que abandonó en la primera vuelta, pero se fue al box para trabajar con los ingenieros, el que empujó a los estrategas para tomar la decisión de meter a Albon en boxes en el momento clave. Una decisión que resultó acertada. Pero ahora hace falta más.