Barcelona
BBC, Sin prisa para el reencuentro
Bale demostró contra el Fuenlabrada que tiene nivel competitivo, pero ayer no se entrenó en el césped. Aunque Zidane quiere juntarlo con Cristiano y Benzema, no va a hacerlo de manera inmediata.
Bale demostró contra el Fuenlabrada que tiene nivel competitivo, pero ayer no se entrenó en el césped. Aunque Zidane quiere juntarlo con Cristiano y Benzema, no va a hacerlo de manera inmediata.
Hay expresiones más o menos afortunadas que nombran a los equipos históricos. Está el Madrid de los galácticos, el Madrid de la Quinta, el de los García, el Madrid ye-ye y puede que para los que vengan después el conjunto de estos tiempos sea el Madrid de la Benzema, Bale y Cristiano, sus tres delanteros, la marca comercial de un equipo global, que, sin embargo, no está teniendo, últimamente, el peso que debería de acuerdo con su fama. No juegan juntos desde que, en abril, Bale apenas pudo disputar 40 minutos en el clásico contra el Barcelona, tras haber estado lesionado. Después, entre las sanciones y las recaídas, los tres delanteros blancos se han intercambiado en el once de Zidane sin mezclarse, como por turnos. Por eso, tanto en el cuerpo técnico como en el club hay ganas de que vuelvan a estar juntos, pero esas ganas se mezclan con la precaución. «Bale irá poco a poco, tanto en los entrenamientos como en los partidos», aseguraban.
El martes jugó, pero ayer, en el entrenamiento de recuperación, el galés se ejercitó en el «interior de las instalaciones», sin saltar al césped, según informó la web del Real Madrid. No se le quiere forzar y después de la intensidad del choque contra el Fuenlabrada se seguirá yendo despacio. Sus sensaciones todavía no son las de un futbolista al ciento por ciento de su capacidad, por eso Zidane quiso probarle en un encuentro que se suponía que iba a ser plácido, sin mucho estrés, para que volviera poco a poco a competir. Se pensó en el martes como el escenario ideal, luego resultó que el rival de Copa del Madrid se negó a brindar al galés un partido así.
Quizá no fuera bueno para su recuperación, pero sí que lo fue para probar la jerarquía de quien tiene que ser uno de los futbolistas que decida los partidos para el Madrid. Si lo negativo fue que Fuenlabrada hizo temblar al Bernabéu; la cara buena de lo sufrido el martes es que se confirmó que Bale parece que sí está listo para tomar los mandos de las situaciones complejas, aún lejos de su mejor forma. En un partido sin titulares y con canteranos tímidos, salió para decidir. «Él, Kovacic y Navas son jugadores importantes y verlos listos para los próximos partidos te hace estar contento», explicaba el entrenador francés casi de madrugada ya, después del choque.
Keylor va a ser titular el sábado y Kovacic suplente, pero con Bale se va a tener más cuidado. «Paciencia» es la palabra que se repite en el Bernabéu. «Vuelta progresiva» es lo que se dice en el día a día de Valdebebas. El martes, cuando el juego se paraba y otros compañeros del Madrid hablaban entre ellos, organizaban un saque de falta u otra cosa, Bale estiraba. Es lo que hace siempre en los tiempos muertos de los partidos. El atacante galés vigila su cuerpo con tanto mimo como lo hacen los servicios médicos del club, que le han cambiado la dieta y que le han mirado de arriba abajo para eliminar cualquier duda de su recuperación.
El Madrid juega pasado mañana en San Mamés, un partido en el que no puede dejarse puntos para no acabar con la esperanza que ha abierto el último empate del Barcelona. Pero después recibirá al Dortmund y al Sevilla, disputará el Mundialito y acabará el año contra el Barcelona. Todos son choques de trenes y Bale aún necesita sentirse a tope.