Juego sucio
Así funcionan las trampas en el ajedrez: Morse, yogurt o móviles
El escándalo del supuesto fraude con perlas anales vibratorias ha sacado a la luz el problema del fraude en el deporte de reyes
El ajedrez es el único deporte en el que no cabe la posibilidad de dopaje, básicamente porque no se ha descubierto ningún fármaco que potencie la inteligencia de un jugador. Sin embargo, esto no lo ha mantenido al margen de las trampas que son tan antiguas como el propio deporte. El supuesto fraude de las bolas anales vibradoras para ganar torneos de ajedrez sigue generando un gran debate y ha puesto en jaque el deporte de reyes. Sin embargo no es el único y la historia de este juego está plagada de engaños más o menos sofisticados.
La plataforma más importante del mundo de ajedrez, Chess.com ha elaborado un listado con las maneras más populares de hacer trampa:
- Uso de auricular encubierto – un cómplice del tramposo mira la partida a través de una trasmisión, y a través del auricular le sopla la mejor jugada indicada por una super computadora. (ex. 2006 World Open, 2 jugadores fueron descalificados)
- Un jugador fuerte juega bajo el nombre de un jugador débil para cobrar en categorías menores a su nivel (ej. 1993, John von Neumann en el torneo Abierto de Philadelphia)
- Ayuda en persona: Un jugador débil deja su tablero para pedirle ayuda a un jugador mas fuerte (2002 World Open, 2 jugadores Rusos trabajan entre si.)
- Ayuda en el baño – Ausentarse varias veces durante la partida para ir al baño y conseguir ayuda de un programa de ajedrez. (Escándalo del Campeonato del Mundo, Match entre Topalov & Kramnik: en 1 partida Kramnik fue al baño mas de 50 veces)
- Trampa en el ajedrez por internet – Usar un programa para ayudarte con las jugadas online ( 2004, GM Arkadi Naiditsch)
- Mensajes de textos por celular – principalmente recibir jugadas de un cómplice que esta usando una computadora (2010 miembros del equipo olímpico Francés)
Las trampas más míticas de la historia
Es mucho más fácil hacerlo a través de plataformas online, donde algunos jugadores han sido pillados usando motores informáticos para ayudarlos a encontrar buenos movimientos. Es más complicado sobre el tablero donde los jugadores a menudo son escaneados de antemano en busca de dispositivos electrónicos. Sin embargo, eso no significa que no sea posible.
Las trampas no son nada nuevo en el ajedrez. En el primer match por la corona mundial, entre Viktor Korchnoi y Anatoli Karpov, en 1978, el primero acusó a su oponente de recibir “ayuda foránea” en un yogurt, que tenía un color diferente al que él recibía. Después, Korchnoi aclaró que aquello había sido una “broma”; pero, para evitar problemas, los organizadores del match decidieron entregar un yogurt, de igual color y a la misma hora, a los dos ajedrecistas. También se acusó a Spasski de utilizar la hipnosis. Un método que también podría haber utilizado Mijaíl Talia usaba este método en los campeonatos. Uno de sus contrincantes llegó a ponerse gafas de sol durante una partida para no caer bajo sus efectos.
El sonado “Toiletgate”
En 2006, en el match que unificaría la corona del ajedrez, dividida tras la creación de la Asociación de Ajedrecistas Profesionales, por Garry Kasparov, en 1993. El manager del búlgaro Veselin Topalov, Silvio Danailov, acusó a Vladimir Kramnik de recibir “ayuda externa”, en sus continuos viajes al baño, que era el único sitio que no tenía vigilancia por audio y vídeo. El “Toiletgate” resultó muy desagradable. Nunca se le pudo probar nada al ruso, quien venció en las partidas rápidas; aunque Topalov, como mal perdedor, siguió defendiendo que le habían robado el título.
Con el avance de las tecnologías los tramposos perfeccionaron sus métodos. Teléfonos inteligentes, dispositivos electrónicos ubicados dentro de las orejas, escondidos en el cuerpo o en los zapatos forman parte del “arsenal” de aquellos que recurren a los análisis de los software—cada vez más potentes—para ganar una partida.
Uno de los casos más sonados involucró a los jugadores franceses Sébastien Feller, Arnaud Hauchard y Cyril Marzolo, quienes fueron declarados culpables de hacer trampa en la Olimpiada de Ajedrez de 2010. El elaborado esquema involucró a Marzolo analizando los juegos de Feller en Internet, antes de enviar sugerencias a Hauchard por SMS. Luego se los transmitió a Feller parándose detrás de una de las mesas de los otros jugadores en un sistema codificado predefinido, donde cada mesa representaba un movimiento para jugar. En 2019, Feller fue condenado a seis meses de prisión por su comportamiento. Sin embrago no escarmentó y más recientemente, fue apartado durante seis años después de que lo sorprendieran buscando movimientos en un teléfono que había escondido en un baño.
En la Olimpiada reciente disputada en India, algunos jugadores se sorprendieron al ver sus cabezas escaneadas por varitas electromagnéticas. Una teoría que circulaba era que los organizadores estaban buscando dispositivos ocultos en los dientes.
Encontrar a los tramposos en los torneos tradicionales ahora no es tan complicado. Los organizadores no permiten que los ajedrecistas lleven consigo ningún tipo de dispositivo electrónico; además, los jugadores deben atravesar por detectores de metales antes de entrar al área de juego. En algunos certámenes, incluso se separa dicha área de juego por un cristal de solo “una vía”, para así impedir que los ajedrecistas puedan establecer contacto visual con el público.
¿Pero qué pasa con los torneos virtuales?
Muchos torneos internacionales se celebran de manera virtual, lo que permite a ajedrecistas de todo el planeta participar de cualquier certamen al que se clasifiquen sin la necesidad de pedir ayuda a sponsors o estados para financiar sus viajes. Pero, con el desembarco de los ordenadores e Internet, también llegaron las trampas.
Durante la pandemia del COVID-19, el sitio más popular de ajedrez del planeta, chess.com, sumó más de 12 millones de usuarios debido al confinamiento y al furor desatado por la serie de Netflix “Gambito de Dama”. Y, a medida que la comunidad crecía, también aumentaban los bloqueos por fraude.
La ansiedad por ganar provocó que miles de usuarios se descargaran programas para comenzar a ganar. Uno de los más populares es ChessBot puede descargarse fácilmente e incluso en su sitio web se lo ofrece como un sistema de ayuda para principiantes: Puedes utilizar diferentes motores de ajedrez junto con ChessBotX y .se puede configurar el estilo de juego, el nivel de habilidad y muchas más opciones.
Con esto, muchos usuarios sumaron al ChessBotX como una pieza más de este deporte. Ante la irrupción de estos programas, que tienen la capacidad de escanear el tablero virtual de la partida e indicar qué movimientos debe hacer el jugador para ganar, la plataforma chess.com creó su propio sistema de control. Así, cuando algunos jugadores realizan muchos movimientos perfectos, de los que solo son capaces las computadoras o los Grandes Maestros, de inmediato se activan las alarmas y esos usuarios son bloqueados.
El portal Xataka reveló -según recoge Infobae- en un artículo publicado hace dos años queChess.comsolía bloquear en 2019 entre 5 y 6 mil jugadores al mes y en 2020 esa cifra se triplicó.
Es cierto que, desde hace más de veinte años, cuando la Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) comenzó su campaña para que la actividad forme parte de los deportes del Comité Olímpico Internacional (COI) aumentó los controles pero tal vez descuidó otro aspecto como el “dopaje electrónico” que tanto daña la imagen del juego. “Las medidas tomadas hasta hoy no fueron suficientes” denuncia Magnus Carlsen, el protagonista del último escándalo.
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