Selección
La España de Luis Enrique, más física y más joven
La selección ha dejado atrás la época de los «bajitos». El estilo es el mismo, pero futbolistas como Adama y Llorente hacen que el equipo haya dado un salto físico en cuanto a músculo
«Nos falta condición física de base y saber competir», fue el análisis que hizo Luis Aragonés cuando llegó al banquillo de la selección. Los resultados demuestran que España aprendió a competir y Luis, en lugar de buscar lo que no había, prefirió realzar las cualidades de los futbolistas españoles, bajitos y con buen dominio del balón. Jugadores como Xavi, Iniesta, Silva y Villa alcanzaron la gloria. Ni siquiera los centrales de aquella selección que ganó la Eurocopa de 2008 eran excesivamente altos. Carlos Marchena mide 1,83; Puyol sólo necesitaba alcanzar el 1,78 de estatura para ser uno de los mejores del mundo.
De esa falta de «condición física de base», Luis excluía siempre a Fernando Torres, «que es alemán». Y cuando buscaba la diferencia y añadir cualidades que faltaban en el juego original de España reclamaba a futbolistas rápidos y habilidosos. Algo que potenció más tarde Vicente del Bosque, cuando convirtió a Pedro Rodríguez y a Jesús Navas en sus armas favoritas para cambiar el ritmo de los partidos que se le atascaban a la Roja.
Pero en España ahora hay más «alemanes» como Fernando Torres. La selección de Luis Enrique es más joven y más fuerte. Uno de los ejemplos es Pau Torres, el compañero de Sergio Ramos en el centro de la defensa. «Es alto, mide uno noventa y pico, guapo y encima es buen chaval. Lo tiene todo», dice el seleccionador. Aunque no son ésas sus únicas virtudes. «Me gusta su personalidad a la hora de jugar, su manera de sacar el balón –nosotros empezamos jugando desde atrás y necesitamos que los centrales asuman riesgos–, su sentido táctico a la hora de defender. Me gusta todo de él», asegura Luis Enrique.
El central del Villarreal mide 1,91 y sólo tiene 23 años. Pero la diferencia fundamental, el estirón de la selección, se nota principalmente en el centro del campo. Allí continúa Sergio Busquets, con su 1,89. Y lo acompañan Mikel Merino o Fabián, campeones de Europa sub'21 el año pasado, que miden los mismo que «Busi». Y cuando Sergio no está lo sustituye Rodri, que llega hasta el 1,93.
Atrás quedó el tiempo de los pequeños. Y llegan refuerzos como el de Marcos Llorente. El centrocampista del Atlético es un prodigio físico. Durante el confinamiento –también antes y después– sus tablas de ejercicios eran un contenido muy demandado en las redes sociales.
Llorente es un fanático de la preparación física, cuida su alimentación y su descanso. Un ejemplo para entrenadores como Simeone, pero también para Luis Enrique, que lo conoce desde hace tiempo. Toñín Llorente, uno de los tíos de Marcos, es amigo y fue ayudante del seleccionador en su etapa en la Roma.
Luis Enrique destaca de él su potencia, aunque las cualidades físicas nunca son el principal motivo en la elección de jugadores para el seleccionador. Hay más: «Es un jugador muy completo, es muy versátil», asegura el técnico de la Roja. «Cuesta mucho dar el paso adelante, pero ha sabido interpretarlo. Es potente, dotado técnicamente, marca goles y da asistencias», enumera el seleccionador español.
Pero no hay ningún futbolista que represente la progresión física de España como Adama Traoré. La transformación que ha sufrido el jugador de origen malí es espectacular. Pasó de ser un tirillas postadolescente a una rotunda mole de músculos muy marcados.
Adama explota su musculatura para convertirse en un verdadero esprínter. «Es muy diferente a lo que tenemos, con una capacidad de desborde como nadie en Europa», reconoce Luis Enrique. Pero la figura de Traoré no es el producto de un plan de musculación preconcebido.
«Trabajo hay para mejorar físicamente, pero pesas no hago, porque gano volumen muy rápido», reconoce Adama. El ex canterano del Barcelona trabaja unas seis horas diarias para mejorar su físico, mucho más de lo que se le exige en el campo de entrenamiento. Pero a pesar de su cuerpo de esprínter no ha medido su marca en los cien metros. «Me gustaría hacerla algún día», reconocía en una conferencia de prensa en la anterior concentración con la selección. Pero el gps que llevan los futbolistas ya le sirve para tener una idea.
La presencia de Adama es sólo una manera de conseguir más variedad en el juego para el seleccionador, que insiste en el estilo que ha llevado a España a conseguir sus mayores éxitos.
«Tú transmites una idea, un estilo y nosotros queremos salir jugando desde atrás», insiste una y otra vez. Y el ejemplo es el partido del pasado miércoles contra Países Bajos, donde incluso el portero Unai Simón –que debutaba con la Roja– arriesgó en algunas jugadas sacando el balón desde atrás.
Es la manera que tiene España de llegar a gol, generar el juego desde atrás, crear superioridades y que los jugadores se vayan incorporando a las zonas de remate para definir los partidos. Ante la falta de un delantero tienen que aportar todos. El físico ya no es un problema. Sólo falta el gol.