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Motor

El tuareg español

Carlos Sainz fue aclamado a su regreso a España con su tercer Dakar bajo el brazo. Deja la puerta abierta a volver en 2021. «Me sigo divirtiendo», asegura

Llegada de Carlos Sainz al aeropuerto de Barajas
El piloto español Carlos Sainz llega al Aeropuerto de Madrid Adolfo Suárez Barajas, donde es recibido por familiares, amigos y su club de fans, tras lograr su tercer Rally Dakar el pasado viernes en Arabia SaudíVíctor LerenaAgencia EFE

Tras contestar durante cuatro horas todas las felicitaciones, el flamante tricampeón del Dakar disfrutó el homenaje que la afición española le brindó en su llegada a Barajas. Allí compartió la «resaca» del título junto a su hijo, el piloto de Fórmula Uno. Sainz reconoció sentirse abrumado por el recibimiento y quiso compartir el mérito con su copiloto Lucas Cruz: «Su paciencia conmigo ha sido fundamental para conseguirlo». Cruz confesó con humildad que para él es un honor correr «con alguien que lo ha sido todo en la competición».

«Ahora toca descansar. Nos hemos ganado el derecho a decidir nuestro futuro. Habrá gente que se pregunte por qué sigo corriendo, pero no engaño a nadie. Hago las cosas bien, no voy a tomar el sol», contestaba Sainz a los medios dejando abierta la puerta para participar en la próxima edición. «Ya tendré tiempo para pensarlo. Me sigo divirtiendo, si no, no seguiría. De hecho, quizá esta haya sido la edición para la que más me he preparado».

Además de todas las dificultades del desierto, su conquista tiene un mérito extra: es su tercera corona con tres marcas diferentes. Se ha coronado con Mini tras hacerlo antes con Volkswagen y Peugeot. «Lucas y yo ponemos mucho empeño en la parte del desarrollo del coche», reconoció Sainz, que quiso responder las críticas al reglamento, de Toyota, por «favorecer» a su coche. «Se ha hablado mucho de la superioridad de los buggies, pero el año pasado no nos fue bien y nadie se quejó», afirmó el piloto de 57 años. Pero las polémicas entre el español y Al-Attiyah y Peterhansel quedaron aparcadas en cuanto Sainz cruzó la meta final. Sus rivales le mantearon. «Fue muy bonito, porque significa respeto. Los tres sabemos cómo nos lo hemos jugado», confesó el de Mini.

Sainz tiene claro cuál ha sido el momento crucial: «En la antepenúltima (de 12 etapas) perdimos toda la ventaja acumulada. Fue difícil, pero en ese momento nos convencimos de que este Dakar había que ganarlo sí o sí». Al tricampeón no le pesó la responsabilidad en la última etapa: «Estuvimos preocupados hasta el último momento, pero nos impusimos gracias a nuestra navegación». Sobre la nueva sede (Arabia Saudí) afirmó que «ha sido igual, excepto por no comer jamón y si sirve para que el país se abra, perfecto».

EL ARTE QUE ESCONDE EL DESIERTO

Carlos Sainz ha elegido cuatro libros sobre los que posar su tercer tuareg, ninguno es del mundo del motor y el primero no puede ser casualidad. Con él comparte su apodo de «Matador», como era conocido en el Mundial de Rallys por su imponente personalidad, y reúne los diez primeros años de la mítica revista de arte. Las otras tres obras, de José Manuel Ciría y Alberto Schommer, también reflejan interés por el diseño y la imagen.